Haroldo Rodríguez: 25 años sembrando árboles

La utopía de que cada cartagenero pueda sembrar un árbol para Haroldo Rodríguez es eso, una utopía; sabe que es irrealizable y fantasiosa. No tiene duda. Sin embargo,  sueña con eso. 

Por Manuel Lozano Pineda (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 30 de abril de 2021.- Cartagena  tiene una población aproximada de 1.013.38924 habitantes, cuenta con una extensión de 623 km2, de los cuales el 76 km2 son de suelo urbano, 547 Km de suelo rural. La población localizada en la zona urbana es del 95,6% mientras en la zona rural es de 4.4%.  Para Haroldo Rodríguez esas cifras son eso, sólo cifras, parece no prestarle atención pues a él lo que realmente le apasiona es sembrar árboles, el cine y la poesía. Lo que podía parecer un trabajo en pro del medio ambiente, en realidad para él va mucho más allá de sembrar árboles, y eso es mucho decir.  A quien realmente le interesan esas cifras es al Distrito, que es la base para sus acciones en pro del medio ambiente.

El refugio de los árboles

Soy el tercero de seis hijos. Nací en Cartagena hace 63 años y desde hace 25 años siembro profesionalmente.

Nací en el Centro Histórico, Cuando niño vivimos en el barrio El Cabrero, luego en el Pie de la Popa y Manga. Donde llegaba, me encontraba con los árboles,  ya fuera en el patio de la casa o en solares cercanos. Por lo general,  siempre hallaba frutales que abundaban en esa época y construía en ellos unos entablados, donde me escondía y pasaba largos ratos a disfrutar de la soledad y el silencio. Ese era mi Discovery Channel, veía camaleones, iguanas, lobitos desde guanábanos, nísperos y mamón.

Habían crisis familiares y personales que resolvía no solo con los árboles sino con los amigos que logré cultivar; con ellos era sociable y solidario. Era “guapo”, de esos que se enfrentaba físicamente a los demás y convidaba a pelear en las murallas para defender a los amigos, no me importaban si eran más grande… Eso sí, cuando llegaba el momento del duelo, por lo general me acobardaba. Rogaba porque pasara algo que impidiera la pelea, si no pasaba, iba, no le huía al compromiso.

Mi relación con los árboles  empezó desde  la niñez y me acerqué a ellos por dificultades  personales, soledades y por esa tendencia de ir a los solares de los patios a refugiarme en la naturaleza, eso era un aliciente a mi existir.

Acabando con los árboles

Los humanos cada año acabamos con 15.000 millones de árboles. El número de árboles del planeta se ha reducido en un 46%.  La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el 92% de la población mundial está expuesta a niveles peligrosos de contaminación del aire.

“ El leproso”

“En la niñez  y adolescencia tenía problemas de salud, mi cuerpo no absorbía bien el hierro y la piel se me brotaba.  Cuando me picaban los mosquitos salían vejigas . Eso fue traumatizante. Me apodaron “El sarnoso” y “El Leproso”, eso fue en La Esperanza.

Por aquel entonces había quedado maravillado y asustado por el rodaje de La Quemada , acostado en las murallas veía las explosiones,  la cantidad de extras y a los protagonistas  Evaristo Marquez y a Marlon Brando.

Años después, luego de haber probado suerte como estudiante universitario en Bogotá, urbe que nunca entendí, me fui a Roma a buscar lo que realmente me gustaba. Por eso fui a dar al Instituto Técnico de Cine en Roma.  Más adelante, estuve durante seis meses como utilero en el rodaje de la serie Cristóbal Colón del director italiano Alberto Lattuada, con la actriz norteamericana Faye Dunaway, que encarna el papel de la reina Isabel la Católica y Max Von Sydow como Felipe II. En esos rodajes hice muchos amigos técnicos del área luminotécnica

Siempre que había trabajo en Cartagena,  en la época de las películas de Trinity y Bud Spencer, me tenían en cuenta, por eso ellos me llamaban el “cartaginense”.

Fue en Europa cuando superé el tema de la piel y lo distante que me mantuvo del amor de las mujeres. Allí aproveché para hacer proyecciones de cine colombiano en Italia, y Francia. Recorrí Europa, trabajé con niños y volví a tener contacto estrecho con los árboles, con la naturaleza y paisajes verdes de los pueblos italianos.

22 árboles por persona

De acuerdo con la iniciativa de Marco de Monitoreo e Indicadores para las Metas de Desarrollo Sostenible (SDG) de las Naciones Unidas (ONU), en las ciudades deberíamos contar con una superficie de áreas verdes que abarque cuanto menos el 15% de la superficie total del área urbana construida. En Cartagena,  76 km2 son de suelo urbano.

Según un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en colaboración con el Foro Económico Mundial, y  su programa  Treepedia, el porcentaje de zonas verdes más importante  a nivel mundial,  según datos de 2016, es Singapur (29,3%) el que ocupa el primer lugar en tener un bosque tropical donde hay más especies de árboles que América del Norte; le siguen en su orden Sídney, en Australia (25,9%); Vancouver, en Canadá (25,9%); Cambridge, en Massachusetts (25,3%); Durban, en Sudáfrica (23,7%); o Curitiba (Brasil), con una zona verde por habitante de unos 50 metros cuadrados. Miami está con el 19,4%, Los Ángeles (15,2%) y Nueva York (13,5%).

Derribar un árbol es más riesgoso de lo que nos han contado. Un hectárea de árboles plantados apenas abastece de oxígeno a 18 personas al día. Una persona necesita cada día entre 7.200 y 8.600 litros de oxígeno, lo que equivale a 22 árboles diarios para que produzcan el necesario para vivir.

VERDE QUE TE QUIERO VERDE

Regresé a Cartagena a los 33 años. Cuando llegué lo hice con la idea de seguir haciendo cine y documentales.  Precisamente  en medio de rodajes me volví a encontrar con los árboles. Me di a la tarea sembrar varias especies alrededor de las murallas.

Motivado por formalizar la labor que venía desarrollando de manera constante e inspirado en el Romancero Gitano del poeta español García Lorca, formalicé con Libardo Muñoz, mi aliado, en 1994 la Fundación Verde que te Quiero Verde.

Desde 1996 vengo sembrando. A veces solo y otras gracias a las esporádicas y tímidas ayudas del Distrito y Departamento.

También recibo apoyo  de la empresa privada, familias, profesionales, de la gestión que hago ante entidades, hermanos, sobre todo Mayra, mi hermana, de Aníbal Baladi de la Estación de gasolina de Marbella y la inmobiliaria IBR.  Igualmente hay iniciativas de colectivos en barrios y algunos municipios del departamento; eso me ha permitido tener clara una de las pocas cifras que tengo registradas: mil árboles anuales en promedio;  eso quiere decir 3 árboles por día. Veinticinco mil árboles desde que decidí tomarme en serio esta actividad que se convirtió en mi proyecto de vida.

No he tomado vacaciones desde que empecé, y he estado  entregado a esta causa que no pienso abandonar hasta cuando no pueda más.

“Verde que te quiero verde” en ocasiones ha impulsado, sembrado , dirigido, peleado, motivado , encabezado, liderado, acompañado, supervisado cientos de iniciativas de arborización.

Dentro de nuestro historial está el parque de Las Botas Viejas, donde fueron 170 árboles sembrados y mantenidos;  en 1998 en el Parque de La Marina ayúdamos a un encerramiento de cinco mil manglares; en la Isla de las Garzas, diagonal al diario El Universal, con cuatro jardineros sacamos 13 mil  mangles de varios tipos, los cuales  reinstauramos en la época de la recién constituida Asopopa;  en 2003 con Rafael Vergara, encargado del medio ambiente en la Alcaldía de Carlos Díaz, ayudamos a sembrar 2.500 árboles. En 2014,  junto a la Corporación Dinamizadores se trabajaron 2.700  manglares que se sembraron en una de las calzadas de  la autopista de La Cordialidad,  a la altura del Terminal de Transporte.

El  listado es largo, son 25 años

Actualmente, la nueva administración , a través de EPA, y su director Javier Moutnon,  muestra interés en el tema y quiere sacar adelante; sin embargo,  una buena parte de su equipo de trabajo no tiene la capacidad y el conocimiento para lo que realmente necesita la ciudad. Y los que aprenden,  al poco tiempo los cambian con gente que vuelve a empezar.

Nos falta muchísimo

Según  la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mínimo de árbol por cada 3 habitantes es de uno, y recomienda como mínimo 9 metros cuadrados de espacio público verde por habitante.

Según las cifras que muestra el EPA, Establecimiento Público Ambiental, en su página oficial  https://epacartagena.gov.co/web/verdeurbanocartagena/ en el tema de “Arboles sembrados” el número es de 4.868 de las 100 mil que están presupuestadas para sembrar al final de esta administración. Recientemente y con motivo del día de la tierra y el árbol esa cifra debió crecer alrededor de 500 más, de acuerdo a los anuncios hechos en sus boletines de prensa.

Donde más se ha sembrado es en la localidad 1,  zona Histórica y del Caribe Norte con 63.3%; la localidad 2  Virgen y Turística, 19.4%; y la localidad 3, Zona Industrial de la Bahía, %17.2

El EPA Cartagena presentó recientemente ante el Concejo Distrital una serie de ajustes y observaciones que considera pertinente realizarle al proyecto de Acuerdo 076 de 2021 “por medio del cual se implementa la arborización en el Distrito de Cartagena de Indias, como parte integral de los proyectos ambientales escolares en las instituciones educativas del Distrito y se definen responsabilidades del EPA y la Secretaría de Educación Distrital”.

Este proyecto busca promover la siembra respetuosa y responsable, el correcto cuidado del arbolado por parte de la comunidad estudiantil de las instituciones públicos y privadas, como estrategia de conservación y protección de ecosistemas, además de la creación de conciencia del valor del árbol como elemento fundamental para la vida.


El sembrado es lo de menos

“Las  siembra de esos 25 mil árboles son solo parte del proceso. Lo complejo es el  mantenimiento.  Saquen cuentas: Estas son las cifras que yo manejo.

Cada árbol está en promedio en  $ 25.000;  el  ahoyado, hacer el hoyo con las características técnicas para sembrar $10.000;   buscar la tierra ideal, el  terraje $15.000;  mano de obra $12.000; los tutores $5.000 que son los  maderos que sostienen los árboles, el enraizador hormonal para incentivar el crecimiento radicular  y gel retenedora de humedad $ 5.000.

El resto es mantenimiento: 3 veces a la semana, cada vez son $ 7.000,  (12 veces en 30 días),  eso sale por $ 84 mil al mes.  A esto súmalé la gasolina o transporte para  las visitas y asistencia que se hacen por toda la ciudad, un promedio de  $ 20.000. Durante el verano hay que regarlos cada dos días. Suma todo eso y multiplícalo por los 25 mil árboles que tenemos contabilizados… ¿Cuánto te dio la la cuenta?

En Cartagena en este momento hay un precenso de 100.000 árboles sin incluir los hexágonos mangláricos. Entre 2020/2021 se deberían  haber sembrado por parte del EPA unos 10.000. En esta década deberíamos llegar con el Distrito a los 500 mil árboles”

Cifras aproximadas

La  cifra sumando y multiplicando la inversión por cada árbol,  lo que hemos gestionado y trabajado  alcanza aproximadamente a  $ 4.400.000 millones en 25 años.

Sin embargo, los resultados no son los que realmente queremos , estamos muy limitados, hay falta de voluntad política. La  Fundación no tiene la capacidad de gestión, ahí muchas cosas que fortalecer,  pues no tenemos el suficiente personal…por lo general estoy en la siembra y mantenimiento. Hay que trabajar mucho en la cultura ambiental del cartagenero…es una cultura precaria.

A eso súmale que Cartagena es una ciudad dura por su suelo, el excesivo cemento, el nivel freático, las altas temperaturas;  pero sobre todo, la falta de una real conciencia de la importancia de sembrar.   A veces los procesos son lentos y a veces están politizados y es cuando me impaciento y resultó vehemente  exigiendo lo que considero es lo mejor.   Los funcionarios algunos se comprometen,  pero son efímeros. No hay continuidad.

Yo no vivo de los árboles, vivo del audiovisual, lo de los árboles es un compromiso personal, de cartagenero.

La mejor época de los 25 años

La mejor época para “Verde que te quiero verde” fue durante la administración del alcalde Carlos Díaz, un gobernante con mentalidad liberal, progresista  y era consciente del papel que juega un árbol en la construcción de una ciudad.

Otro que también fue consciente de esto y demostró con hechos concretos con el medio ambiente fue Juan Carlos Gossaín, con él sembramos miles de árboles.

Para mí sembrar es un gozo:  sembrarlos, verlos crecer y estar pendiente hasta que se hacen adultos, es un verdadero placer. A los tres años de sembrado es cuando me atrevo a dejarlos solo .

Los que me quieren y los que no

Tengo un sector de la ciudad que no le agrado. Digo las cosas fuertes y otras que no quieren y no soportan escuchar.  Me miran con desdén. Soy muy crítico con ellos. Considero que la clase alta, en su mayoría, le dio la espalda a la ciudad en todo sentido: empresarial y ecológico, ahora quieren recuperar la ciudad vulnerando el resto.

En los barrios populares me quieren, siento su apoyo, y las ganas por sembrar; lamentablemente, el Distrito no está a la par ni al ritmo de lo que la comunidad quiere hacer.

La clase política no se arriesga conmigo, no me buscan ni los busco. Siempre estamos discutiendo. Soy conflictivo, peleo cuando no estoy de acuerdo con algo que no veo justo. Me he ganado muchos amigos y detractores. No guardo rencor, soy capaz de volver a trabajar con el entusiasmo y respeto con quien me he enfrentado, siempre y cuando quiera sembrar de verdad.

Lo que no es utopía es la palabra y el apoyo que tengo de la mamá de Miguel Andrés, mi hijo, y de él,  que me dice que no me preocupe que cuando tenga la plata seguirá sembrando árboles, él tiene 19.