La UCI tiene una atmósfera distinta cuando esta enfermera se pone su nariz de payaso, les canta y baila a los pacientes de Covid, un bálsamo de ánimo que les ayuda en tan crítico momento. A ella le decimos: #GraciasXCuidarnos
Cartagena de Indias, 25 de junio de 2021.- Ety Contreras de viste con todos los protocolos, luego se pone su nariz de payaso, se persigna y pasa de cubículo en cubículo cantando y bailando frente a cada paciente de Covid que está en la Unidad de Cuidados Intensivos, quienes responden con una sonrisa espléndida y hasta mueven sus brazos para acompañar sus alegres tonadas.
Aunque Ety Contreras ya era conocida en el ámbito de los hospitales por alegrar pacientes con su particular estilo, la llegada de la pandemia le obligó a guardar nariz, peluca y coloridos trajes. El rigor de los protocolos de bioseguridad en las Unidades de Cuidados Intensivos lo exigía.
La pandemia siguió su curso y Ety continuó cumpliendo sus turnos en la clínica Blas de Lezo, y luego de un año de trabajar con los pacientes de Covid, un día no pudo contener el espíritu alegre que la distingue, tomó una esponja, la pintó de rojo y se la puso en la nariz.
“Al principio no sabíamos nada del virus, pero luego de un año comprobé que también ataca el ánimo de las personas, el covid ataca la mente”.
Volvió a ponerse la nariz roja por ellos pero también porque ella misma se lo pedía. Admite que fueron muchas las lágrimas al ver la situación de sus pacientes, de su familia y de la sociedad en general.
Recuerda que estando en segundo semestre de Enfermería, la llevaron a ver Patch Adams, la película del famoso médico que con su nariz de payaso resaltó la importancia de la sonrisa para los pacientes. “Sentí una conexión especial con esa historia, y como siempre he sido inquieta, un día decidí ponerme una peluca, una nariz roja y alegrar a esas personas”.
El reconocimiento a su trabajo la llevó a crear la “Fundación Contando Historias con Ety Contreras”, que comenzó llevando sonrisas a niños con cáncer, y luego a un amplio segmento de pacientes en diferentes centros clínicos de Cartagena.
“Siempre he sido inquieta, extrovertida, y hasta hago pequeñas locuras, pero siempre prensando en la salud de los pacientes”.
En los últimos seis meses su labor se ha concentrado en la UCI y los pacientes responden positivamente al estímulo.
El trabajo en la UCI es bastante exigente, tanto en los protocolos, como en las funciones, pero lo más duro es cuando pierden la batalla.
“Esta semana me derrumbé cuando perdimos a Edgar Holguín (el artista de música urbana). Los días previos estaba muy contento, le decíamos “vamos que tú puedes”, le dábamos mucho ánimo, pero el virus nos lo arrebató”.
Ety hace una pausa y reanuda su relato. “Son muchos los pacientes que han pasado por la UCI y solo quieren una cosa: respirar. Así de sencillo. Respirar”.