Centro Histórico, Fiestas de Independencia, avances en política pública y efectos de la pandemia
Por Manuel Lozano Pineda (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 27 de junio de 2021.- El fortalecimiento del tejido social en Cartagena antes de la pandemia tenía unas exigencias altísimas para trabajar en disminuir la brecha de desigualdad que teníamos, ahora en plena tercera ola, esa brecha no sólo aumentó, sino que se hizo más compleja. La capacidad de reacción de los dirigentes para despertar y trabajar sobre todos los frentes necesita además de gestión, mucha celeridad, compromiso y creatividad.
En este momento, trabajar en el sentido de pertenencia sobre una ciudad como Cartagena se convierte en otro de los grandes retos de los entes distritales y en un ejercicio aún mucho más dificultoso. El impacto del COVID-19 ha sido alto a nivel social, acrecentó las desigualdades y ha hecho más vulnerables nuestras zonas marginales.
Para la ex ministra Araceli Morales “el mundo está en constante evolución, y los cambios son cada vez más rápidos, pero sin lugar a dudas, el Covid-19 tomó el mundo por sorpresa y en solo un año la cultura se ha visto transformada, hoy tenemos la suerte de vivir en la era digital, lo cual ha permitido llevar la cultura a nuestros hogares de maneras innovadoras. Es así como muchas instituciones han redirigido sus esfuerzos creando plataformas en línea, con las cuales a través de un simple “click” podemos “visitar” un museo, escuchar conciertos, óperas, asistir a una exposición, apreciar un “performance” virtual y participar en seminarios virtuales”.
«Por otra parte, miles de artistas, actores, poetas, escritores y músicos se están movilizando de manera muy activa a través de sus redes para compartir sus expresiones culturales creativas, innovadoras y a veces, inusuales. Esto, solo por nombrar algunas de las alternativas que nos dan esperanza y que demuestran que la humanidad está más unida que nunca a través de la cultura.»
«Considero, que el mundo viene dando pasos firmes hacia la “democratización de la cultura”, convirtiéndola accesible, comprensible y abierta para todos»,
Louis Tower, cantante, dice que en este periodo de pandemia la reacción del gremio de artistas, cómo todos los sectores, fue adaptarse de manera recursiva y sobrevivir a la situación; cuenta que “del Distrito el apoyo viene luego de la gestión de Viviano Torres en representación de Asomusica Champeta, como su presidente, y Rafael Escallón como su secretario. Con esto se logró que el PES de la Alcaldía mirara hacia los actores de la música champeta brindándonos unos mercaditos como una obligación que tiene cualquier gobierno con sus ciudadanos.»
«Igualmente, la Alcaldía diseñó un concurso a través del cual distribuyeron 84 millones de pesos a la comunidad músico cultural de la ciudad creando premios en los que no supimos con claridad con qué criterios se basaron para calificar a los concursantes», cuenta Tower.
Para la gestora cultural Merly Beltrán hubo varios momentos complejos en este año de pandemia. «Yo recibí el apoyo necesario desde mi gestión para apoyar a libreros, dulceros y algunos artistas. Si bien mi objeto social no es humanitario en ese momento se hizo necesario hacerlo para ayudar a muchas personas que necesitaban».
«La situación del IPCC se vio bastante compleja con tantas solicitudes y se les salió de las manos al tanto que enviaron un comunicado diciendo que no eran ayuda humanitaria. El mensaje fue bastante fuerte en medio de la crisis y dolor que se veía. Desconozco la situación que los obligó hacer esto, pero considero que si bien no son ayudas humanitarias si son un ente que puede gestionar y apoyar en estos momentos.»
“En temas de convocatorias me vi beneficiada desde «Festival del amor consciente» y fue muy importante que muchos artistas y entidades pudiesen participar y armar agendas culturales en medio de la situación que se veía. Sé que no cuenta con los recursos para ser permanente pero sí debería ver de qué manera se gestiona a nivel internacional y no solo depender del gobierno de turno para cumplir con su misión”, agrega Merly.
«Nuestro trabajo ha sido muy fuerte y ha sido valorado más a nivel nacional e internacional que local. Siento que la corrupción ha sido y es el principal problema de Cartagena para no poder avanzar y tenerla atada a monopolios que no permiten que la ciudad surja. Es muy triste la verdad, hoy estamos viviendo el peor momento de la ciudad no solo por Covid-19 si no por la incapacidad de nuestros gobernantes de generar gestiones de desarrollo sostenible».
El mérito es de la ciudad
Para el actor de teatro William Hurtado, Cartagena ha crecido culturalmente gracias a un “buen número de artistas y gestores que hemos asumido nuestro trabajo como una forma de aportar a la ciudad y esta tendencia crece cada vez más.
“Era el primer paso necesario para avanzar: reconocer que las artes y la cultura no son un trabajo como cualquier otro donde se cumple un horario y se gana un salario, porque así no funciona.
“Es un trabajo de entrega porque lo que entregamos no es un producto sino nuestro nervio, hueso y corazón. Eso ha llevado también a que los artistas conformen colectivos, se asocien, trabajen como gremio. No todos, pero cada vez somos más, construyendo juntos una idea de ciudad desde lo cultural”.
«Hace 20 años no había programaciones permanentes más que la de los cinemas, importantes, pero hasta cierto punto ajenos. Hace 20 años había festivales, importantes, pero eventuales. Hoy hay permanencia, constancia, terquedad y sólo así es que se consolida un verdadero proceso de una Cartagena artística y cultural”.
Explosión de artistas y gestores
El economista Aaron Espinosa resalta en estos años la labor de los artistas y la academia.
Sobre los avances del gremio cultural, afirma: “Desde el punto de vista de los protagonistas, ha habido una explosión de actores y experiencias tan significativas que no podríamos explicar la vida cultural de la ciudad sin ellos. Músicos, diseñadores, agrupaciones de danza, confeccionistas de utilería festiva, escuelas y colectivos de educación artística en zonas urbanas y rurales, festivales, investigadores y centros de investigación con trayectoria, programas de educación superior de calidad, entre otros, son parte de ello. Han surgido (y desaparecido) agrupaciones vinculadas a las industrias culturales como parte de un proceso de supervivencia. Un hecho sobresaliente es la emergencia de la escuela pública como dinamo revitalizador de la memoria festiva; tanto el desfile en honor a los héroes de la Independencia como el festival de música y danza que realizan con éxito desde hace más de una década son ejemplos de una cultura que está viva y que requiere de un pie de fuerza para que brille más y sea sostenible”.
Como al principio
Desde hace dos décadas cuando se hizo la transición de IDC al IPCC el encargado era el abogado Ángel Thorrens, quien recuerda que al principio “no había recursos de funcionamiento. En aquel entonces era un cascarón. Lo que había eran recursos de destinación específica, que son los recursos de la programación, y esos no se pueden tocar para el funcionamiento: los empleados, sus sueldos y prestaciones, las locaciones, edificaciones y servicios públicos.
«Al llegar, encuentro que nadie tenía sueldo. Trabajé durante seis meses sin salario, e igualmente todos los que trabajaban conmigo. Para superar eso inicié un proceso en el Concejo de sensibilización con 10 concejales para transformar la institución y garantizar presupuesto, recursos de funcionarios. Logré capitalizar la institución, y la salvamos en el Concejo”.
“Logramos potencializar la institución y le metimos el patrimonio. Ahí pudimos incluir los monumentos que eran manejados por la Nación y empezamos a manejarlos y a tener el control. Se organizaron los monumentos, se creó el listado de patrimonio y se elevó a la categoría de Patrimonio Material e Inmaterial. Se sentaron las bases de lo que hoy tenemos como Instituto… pero esas herramientas ya están obsoletas. Veinte años después, se necesita una reingeniería integral para que esa institución se conecte con la ciudad, para construir tejido social y ciudadanía, la cual se debe construir con todos los sectores, y proyectar el Instituto a los próximos 30 años”, agrega Thorrens.
Mejores gestores
Fredy Durante uno de los primeros directores del IDC, dice que dentro de los avances está “en buena medida la profesionalización de gestores y actores culturales ha sido un elemento clave para el fortalecimiento del tejido cultural y las dinámicas del sector, todo ello como resultado de la apertura de nuevos programas de formación y la ampliación de la oferta educativa existente; caso especial merecen la Unibac, los programas de pregrado y postgrado de la UJTL, la Universidad de Cartagena y la UTB, al igual que el L+iD de esta última (para mencionar solamente estos casos)”
Durante cree que la oferta cultural de la ciudad ha mejorado ostensiblemente, las redes sociales han posibilitado nuevos canales de información y difusión (lo que hace 20 años era un recurso limitado a la prensa escrita), y se han convertido en una real megatendencia moderna, ágil y eficaz, que en sí misma forma parte de esa nueva oferta cultural (fenómeno que ya, desde luego, es muy universal).
Cultura para élites
Para el sociólogo Raúl Paniagua los avances en los últimos 20 años en la ciudad están relacionados con las clases altas: la consolidación del Festival de Cine, el Festival de Música Clásica, y otras que se han intentado hacer como el Festival de las Artes.
“Eso ha sido lo más significativo, pero fuera de esos elementos, tal vez se ha avanzado muy poco; y de pronto se han visibilizado desde los estratos populares algunas expresiones, como la champeta, que ya no son tan marginales; y otras músicas populares.
“Pero, en términos de desarrollo y de oferta cultural, yo diría que es muy poco lo que hemos avanzado en los últimos 20 años desde la perspectiva de lo público.
“Desde lo privado, uno ve cosas interesantes como el Festival de Música Clásica que ha impulsado la música sinfónica, escuelas y grupos de música clásica con dos o tres patrocinadores como la Sociedad Portuaria”.
“Paralelamente hay unas instituciones culturales que están muy resquebrajadas en su atención al fortalecimiento de lo que es el teatro, las danzas populares, las escuelas de música popular, tradicionales o festivas. Muchos de los logros, son el resultado de un esfuerzo muy enorme de personas particulares”.
“El gestor Álvaro Restrepo hace un enorme esfuerzo para mantener su escuela de danzas contemporánea. Con su gestión ha conseguido el apoyo de embajadas y otras instituciones. En Cartagena hay una serie de hacedores culturales que han venido trabajando con las uñas.”
Poco conocedores
Ariel Ramos, organizador del Festival de Gaitas de El Socorro, afirma que “a pesar de la creación del IPCC este no ha mostrado avances significativos en la cultura. Considera que “es importante tener una entidad exclusiva para este tema, porque antes dependíamos de la Secretaría de Educación y después del instituto de deporte”.
“Lamentablemente nunca hemos podido avanzar, pues los que llegan siempre están pensando en sacar beneficios personales y dependemos del alcalde de turno y su acercamiento al tema cultural; si no le parece importante, pues no se avanza, y termina por repartir el IPCC a algún concejal, y él, al final, es quien decide a quién apoyar en los temas. Por lo general ponen al frente de la dirección a una persona que no conoce las intimidades, de las necesidades de la ciudad en el tema cultural, no solo la de los hacedores, sino de todos los cartageneros.
Más participación ciudadana
Para Iván Sanes en las dos primeras décadas del IPCC hay logros importantes como los espacios de participación ciudadana tales como Consejos de Cultura en los diferentes niveles, mayor formación en temas como: gerencia, formulación de proyectos, realización de eventos, nuevas tecnologías de la información entre otros. Se ha ido avanzando en los incentivos periódicos (Beps) como apoyo a la falta de la inclusión en seguridad social de los artistas, los programas de concertación y estímulos, creación de los diferentes festivales del departamento, cada día hay más estudiantes de algún tipo de arte.
La gestora cultural y líder del proyecto “Tu Cultura” Merly Beltrán, considera que se ha fortalecido algunos aspectos y ha logrado generar acciones para que el sector cultural por lo menos sea consciente que puede vivir de la cultura.
Más inclusión
La ex directora del IPCC Nacira Ayos piensa que en los últimos años ha habido avances significativos en lo que respecta a la asignación de recursos, así como las distintas estrategias de inclusión del sector cultural y el fortalecimiento de la política pública desde el orden nacional. Igualmente, desde el orden territorial se han ampliado los espacios de concertación con representantes del sector a través de su participación en los diferentes estamentos consultivos de la entidad que orienta las políticas públicas de la ciudad.
Capacitación y conciencia
Gina Ruz Rojas, directora IPCC 2008 – 2010, dice que en la ciudad «se ha avanzado en reflexiones y propuestas de lineamientos para política pública cultural para Cartagena y el departamento de Bolívar, el proceso llamado Pensar Cultura que entregó un documento muy interesante, construido colectivamente y que es una base importante para la formulación de la política cultural de la ciudad».
Agrega también que se ha adelantado en la cualificación y profesionalización de los actores y gestores culturales, en contar con espacios permanentes de reflexión y de formación para entender las múltiples dimensiones de la cultura. Y en entender el patrimonio no sólo como lo tangible digno de conservar sino también en una visión del patrimonio cultural más integral en el que cobran importancia las personas, las comunidades, sus saberes y sus dinámicas sociales.
“La ciudad tiene una Maestría en Desarrollo y Cultura pionera en Iberoamérica y un Laboratorio de Investigación e Innovación en Cultura y Desarrollo (ambos de la Universidad Tecnológica de Bolívar) que han promovido en la última década reflexiones, investigaciones, gestiones y acciones para entender y promover los aportes de la cultura en el desarrollo humano”.
“Tenemos un sector privado cada vez más consciente de la importancia de incorporar la cultura en sus acciones para mejorar el bienestar de las comunidades.
“En la formulación colectiva de unos Principios de Política Pública de Fiestas que han orientado las acciones por la Revitalización de las Fiestas de Independencia del 11 de noviembre de Cartagena y han permitido también avanzar en un proceso de formulación de un Plan Especial de Salvaguardia para las fiestas como patrimonio de la ciudad y de la Nación.
“Y el mayor avance es que todo esto ha sido posible gracias a los aportes, la articulación y el diálogo de diversos sectores de la ciudad, no sólo el cultural y no sólo desde lo público”, considera Gina.
Por su parte, Louis Tower piensa sobre los avances en los 20 años del Instituto que «La cultura ´en nuestra´ Cartagena es un tema el cual solo tiene el nombre, pues los gobiernos de turno no respaldan las propuestas de la ciudad. Somos los artistas los que proponemos como gestores, pero es miserable la ayuda que el ente representativo del sector aporta; por eso considero que es muy poco lo que ha avanzado la cultura gracias al IPCC. Muchos estudios, muchos foros, he participado de innumerables reuniones, mesas de trabajo, mucha academia, pero al final los ciudadanos avanzamos y el IPCC cada vez más atrás”.
Las Fiestas de Independencia
Sobre el tema de las Fiestas de Independencia hay confusión, cada año, al final de la celebración, hay un parte de victoria de que las fiestas han sido las mejores hasta el momento, eso quiere decir que muchos más actores se están beneficiando de manera directa, sobre todo la ciudad, su proceso de inclusión y participación; sin embargo, hay quienes piensan que muy poco son los que participan. Las herramientas para medir lo que realmente está pasando se desconocen.
Lo que sí se han socializados son documentos, mesas de trabajo, debates e investigaciones importantes como el de “Políticas culturales para Cartagena de Indias, Antípodas para una cultura proscrita de Alberto Abello Vives”, el libro de Enrique Muñoz Vélez “Cartagena Festiva: El 11 de noviembre y sus signos culturales”; la tesis del abogado Javier Doria “Las fiestas de independencia de Cartagena de Indias como patrimonio cultural inmaterial”, La tesis de grado de la historiadora Luz Estela Coa Murillo de la Universidad de Cartagena de Facultad de Ciencias Humanas Programa de Historia Cartagena de Indias: “Desarrollo Histórico de Las Fiestas de Independencia de Cartagena de Indias 1911 -1958”, el texto de Gina Ruz publicado por la revista Credencial titulado “Cartagena, Reinas e Independencia”, entre innumerables análisis de especialistas que han profundizado en lo académico y le han aportado al proceso.
Desde esos estudios, y muchos otros, las propuestas de transformación acogidas se han dado con exagerada lentitud, y los presupuestos bajos con los que se cuentan, han generado la percepción de que el sentido de pertenencia en vez de crecer, se está perdiendo.
El economista, con maestría y aspirante al Doctorado en Economía Aaron Espinosa, considera que “los avances más notorios han venido de parte de la sociedad civil organizada. Cabe destacar en este caso la recuperación de las Fiestas de Independencia, que venía desde mucho antes de la existencia del Comité por la Revitalización con la experiencia del Cabildo de Getsemaní; con el Comité alcanzó la amplitud y diversidad que se requiere para desarrollar una política pública sobre este componente del patrimonio indispensable en la recuperación de la memoria cultural e histórica y el desarrollo económico de la ciudad”.
Una trampa
Sobre el Centro Histórico y las Fiestas de Independencia Raúl Paniagua piensa que son dos distractores para la ciudad: “Yo creo que tenemos una enorme trampa en la ciudad que es el Centro Histórico, asociada a otra que es el de atender al turista, o propiciar al turista una oferta cultural, cuando realmente no hay ninguna propuesta, ni mucho menos oferta para el resto de los cartageneros.”
“Parecería que aquí los jóvenes tienen como opción para poder formarse meterse a un grupo cultural de música y danza, y para brindarle a los turistas un espectáculo. No hay opciones para que ellos crezcan como seres humanos, como artistas, que sean merecedores de un espacio para una expresión cultural significativa”, afirma Paniagua.
Sobre las Fiestas el sociólogo dice que hay otra trampa, donde el IPCC, además de no tener recursos, le destina a un solo evento de dos o tres días gran parte del presupuesto, y el resto del año las demás manifestaciones no tienen cabida en la ciudad.
“Los recursos son muy pocos, mezquinos y marginales. Los recursos que se gestionan en ciudades como Medellín, Cali, Bogotá, aquí no los tenemos. Aquí no hay una planeación y direccionamiento. El IPCC es un organismo que tiene que salir a buscar. Estamos en una ciudad que sostiene sus procesos culturales por su enorme peso, por su valor, pero no porque haya una política pública sólida”.
“Algunas expresiones típicas de Cartagena asociadas a la cumbia, el mapalé, el porro, los fandangos no tienen una acción intencionada hacia su fortalecimiento. En la parte de las artes plásticas hay un enorme vacío”.
“La Escuela de Bellas Artes hace un esfuerzo grande. No hay casi salas concertadas, centros de exposiciones, y los que hay son muy marginales y siguen siendo monumentos al pasado el MAM tiene un concepto elitista, y sigue existiendo en el imaginario que el arte que uno conoce es en el Centro Histórico”.
Las Fiestas, lo más importante
Ángel Thorrens, ex director del IPCC, agrega que “la prioridad del Instituto son las Fiestas de Independencia; y para esto tienen un presupuesto muy corto, el cual va destinado para la contratación de los actores festivos y sean ellos los que puedan desarrollar las Fiestas”.
Thorrens argumenta que las Fiestas aparentemente son las más importantes para esta ciudad que llega al millón de habitantes. Sin embargo, solo la disfrutan muy pocas, solo se pueden beneficiar directamente unas mil personas aproximadamente, que son las que contratan con los recursos del IPCC.
«Hay gente que sale, pero es muchísima más la que se queda en sus casas y deciden no participar. Realmente no hay una programación que llame la atención. Lo único que llamaba la atención era la propuesta del Concurso Nacional de Belleza, el cual terminó confundiéndose con el tema de la ciudad.»
«Tú le preguntas al cartagenero, de cualquier estrato social, ¿cómo te fue en las Fiestas?, ellos contestan «¿cuál fiesta? No las conozco. Esa misma pregunta se le hace a la persona encargada del Instituto. ¿Cómo te fue en las Fiestas? ¡Excelente! «Las mejores que se han organizado hasta el momento. Cumplí a cabalidad mi Plan cultural de la Fiestas, me gasté toda la plática en lo que tenía que hacer.
“Las Fiestas terminan siendo en la práctica un plan reducido, que no se conecta con Cartagena. No hay una preocupación por hacer una revisión, un cambio, una transformación para realmente hacer historia.»
Cuenta Thorrens que ese proceso de las Fiestas de Independencia empezó en su periodo en 2001 cuando el poeta, escritor e investigador Jorge García Usta propuso el proceso para fortalecer estas festividades. También hacía parte del equipo asesor el filósofo Enrique Muñoz Vélez.
“A Jorge se le ocurrió un plan para las fiestas. Nosotros le dimos el apoyo para que eso fuera una realidad. El proceso ya venía dándose, pero fue ahí, cuando nació oficialmente el Plan de Revitalización de las Fiestas. Eso fue el comienzo, una base, un punto de partida al cual le faltaban muchos más elementos”.
Falta de continuidad
La ex directora del IPCC Bertha Arnedo reitera que la falta continuidad en la postura de largo plazo de ciertos procesos y proyectos es algo en lo que hay que trabajar. Recuerda que “hace casi 3 años se logró la aceptación de la postulación de las Fiestas de Independencia para su declaratoria como patrimonio. La tarea era hacer el Pes en menos de 2 años y aún no se avanza en eso».
Agrega que uno de los avances fue el adelanto y crecimiento en la vinculación del sector privado y público a las Fiestas de Independencia, “Por primera vez se vistieron empresas, hoteles, centros comerciales, clubes, de fiestas de independencia y no de Concurso Nacional de Belleza. Se hicieron los dos desfiles de 11 de noviembre con comparsas internacionales invitadas (China y México), con comparsas nacionales (silleteros de Antioquia) y con presencia de los municipios de Bolívar en alianza con Gobernación. Eso solo se ha hecho en esos 2 años. Hubo participación del cabildo indígena de Membrillal y muchos grupos poblacionales.
“Las fiestas siempre comenzaban el año sin recursos en el presupuesto. En 2017 el alcalde aprobó en el presupuesto del IPCC el rubro de Fiestas de Independencia además de las demás festividades.”
Continuidad y colaboración
Continuidad, seguimiento a los avances e iniciativas importantes que están en su proceso, y sobre todo colaboratividad parece una fórmula sencilla para avanzar en el sector , sin embargo, ha sido lo más complejo.
Margarita Díaz, ex Directora de Icultur, y actualmente director de FUGA, una entidad cultural adscrita a la Alcaldía de Bogotá, llama la atención sobre la importancia de la colaboración y dice en una entrevista para la Revista Zetta que el sector cultural de la ciudad le tiene mucho miedo a esto de confiar, los creadores creen que sí comparten una idea nos la van a robar… Eso se refleja mucho en Cartagena que ha tenido poca exposición a los temas colaborativos y se ha convertido en una dificultad.
“Colaboración no es asociación. Con la colaboración se multiplica y materializa una idea. Las entidades deben fomentar estos encuentros y deben reconocer y articular incentivos entre el mismo sector y otros”, dice Margarita Díaz.
“El sector privado cultural y sus actores siguen demandando ayuda como algo que lo merecen, no es solamente a través del asistencialismo, sino del manejo de herramientas y donde ellos puedan, además de ser creadores, moverse en la producción, distribución y comercialización para darle sostenibilidad al sector. Necesitamos un Distrito más comprometido con herramientas para hacerlo” agrega Díaz.
Merly Beltrán, gestora cultural reconoce que una debilidad del sector es que “está bastante dividido, se mueven muchos egos, y asegura que “entre todos podemos hacer muchas cosas juntos. Trabajando articulados con todos los que quieren hacerlo podemos avanzar”.
Para concluir
En la próxima entrega los gestores y ex funcionarios consultados compartirán sugerencias y experiencias para que la ciudad, no solo desde los entes del Distrito, puedan trabajar en el desarrollo y evolución del sector cultural de Cartagena.