Opinión de John Zamora (Director de Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 17 de agosto de 2021.- El prestigio académico que precede a Adolfo Meisel (rector de Uninorte y excodirector de Banrepública, investigador) hizo que retumbara con mayor fuerza su certera apreciación sobre Cartagena: un desastre social.
Un desastre acumulado por una larga historia de desatinos para hacer de Cartagena un territorio rico lleno de gente pobre.
Desastre y desatino ancestral que hoy se reflejan en una ciudad descuadernada, donde casi nada funciona como debe ser, y por donde asomemos las narices vemos el resultado de esta debacle.
Desastre, desatino, “descuaderne” y debacle que ahondan la desconfianza ciudadana en sus instituciones, pues cada día hay menos motivos para creer y más argumentos para ser escépticos con quienes nos dirigen.
Desastre, desatino, descuaderne, debacle y desconfianza que han hecho que la ciudad se desmorone en nuestras manos, cual pared de colegio distrital.
Desastre, desatino, descuaderne, debacle, desconfianza y desmorone que atizan un desorden en toda la cotidianidad citadina: colegios a medio caer, hospitales inconclusos, huecos por todos lados, movilidad colapsada, inseguridad desbordada, turismo tugurizado…
Desastre, desatino, descuaderne, debacle, desconfianza, desmorone y desorden que nos dan un electrochoque cada mañana para que salgamos de la desmemoria en que estamos sumidos.
Desastre, desatino, descuaderne, debacle, desconfianza, desmorone, desorden y desmemoria que demuestran que aquí nadie se pellizca y que dirigencia y ciudadanía siguen en profunda dormidera.
Desastre, desatino, descuaderne, debacle, desconfianza, desmorone, desorden, desmemoria y dormidera que parece que viviéramos una vorágine demencial sin clínica de reposo.
Desastre, desatino, descuaderne, debacle, desconfianza, desmorone, desorden, desmemoria, dormidera y demencia que, por mera coincidencia, son diez palabras que comienzan todas por D…
…Y para mayor escozor todas describen lo mismo…
…¡Y qué casualidad: Desastre, desatino, descuaderne, debacle, desconfianza, desmorone, desorden, desmemoria, dormidera y demencia, todas, pero todas, todas, se escriben con D de Dau! ¡Qué casualidad!