Por César Pión González (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 25 de noviembre de 2021.- “No se trata de una ideología sino de una epidemia viral en el sentido más tóxico de la palabra que ataca por igual a países desarrollados y atrasados, adoptando para cada caso máscaras diversas”, expresó Mario Vargas Llosa.
La realidad de nuestra ciudad en movilidad, desempleo formal, contaminación, bullas noticiosas e importa-Q. demuestran que vivimos bajo una ciudad enmascarada, populista y del mal pronóstico.
Los intereses de algunos monopolios, familias o sectores obstruyen el libre desarrollo ciudadano enmascarándose para defender la imagen del suministrador de migajas privadas y públicas que le permite subsistir.
A gritos hemos pedido eliminar el decreto que restrinja el horario en el Centro Histórico y para ellos hemos presentado un acuerdo que le permita al gobernante decidir responsabilidades compartidas. En una ciudad turística estos son los meses para ser aprovechados no solo por propietarios sino por la mano de obra golpeada por el confinamiento y la carencia de ingresos alternos, pueblo que se prepara para gastar en enero en la educación de sus hijos.
Desde la clase política y gremios hemos escuchado en sus presentaciones programas y obras que al compararlas con el impacto real de su producido, bien por no ser suficiente o por ser una golondrina de verano no deja de ser una mera danza que distrae de la verdadera solución.
Cursa un empréstito por $120.000 millones que amerita saber las dependencias que han dejado de ejecutar, 40% promedio, relación de obras a realizar con el visto bueno de habitantes y con proyectos viales que no sean como el pasado mocho de concretos que beneficien a unos votantes y sea la oportunidad de conectar el sistema de transporte público.
Algunos funcionarios y algunos colegas, por quedar bien ante la primera autoridad y ante la ciudad, han señalado que existen sectores responsables de no dejar que Cartagena progrese, sin embargo, en vigencias futuras no fueron capaces de decir que había hospitales que carecían de póliza y que otras obras no se habían iniciado. Los $250.000 millones aprobados en gobiernos anteriores tuvieron nombres y apellidos de los puestos de salud y vías como lo exigió y advirtió el Concejo, sin embargo, faltó pronunciamiento de órganos de control.
Estamos prestos a dar la mano al desarrollo siempre y cuando en normatividad y necesidad lo amerite, no compartiendo de algunos sectores planteamientos populistas que conllevan a la constitución de una fuerza oligárquica que bajo el manto de la duda se beneficia levantando muros de resentimientos, odios y rencores.
*Concejal de Cartagena.