Por Juan Gonzalo Botero Botero (Especial para Revista Zetta).- ¡Hace ya 22 años iniciaba un camino en el que nunca pensé terminaría en una discapacidad! Por efecto de una enfermedad, aún no diagnosticada incluso, y varios sucesos relacionados con ella, de muchas luchas, médicos y clínicas hace ya 11 años empecé a usar a mi compañero inseparable: un scooter o silla de ruedas electrica.
Lo reconozco en mis épocas de niñez veía a quienes usaban una silla de ruedas con cierto temor y raredad. En mi juventud nunca pensé porque fui un gran deportista que a mi me podría pasa!. Estudie mi carrera y vivía montado en una bicicleta. Eso sí nunca miré a nadie con ojos de discriminación, si de pesar porque me parecía muy duro estar así.
Pero nadie conoce los caminos de Dios y Él había decidido que a mi me tocaría la discapacidad, es más ¡me iba a tocar sufrirla y vivirla! Al principio fue muy duro; empezar a depender de una silla, necesitar ayuda para muchas cosas, encontrar miles de barreras porque desafortunadamente vivimos en un país que no está preparado para atender las necesidades de quienes tenemos una situación de discapacidad. Las rampas son escasas en los edificios, sitios de recreación y en general en la mayoría de lugares públicos y privados. Baños adecuados se ven en centros comerciales y uno que otro restaurante, ayudas visuales y auditivas prácticamente no existen pero lo que es aún más grave la cultura de la inclusión, de la atención prioritaria y adecuada escasea en la cabeza de muchos colombianos. Todo esto hace que la situación para quienes la vivimos sea aún más difícil.
Por eso hoy con este escrito quiero llegar a las conciencias de muchos colombianos para decirles que quienes tenemos una situación así no somos bichos raros, somos más capaces que cualquiera. Es más tenemos una visión más amplia de situaciones que una persona normal no ve. Ceder puestos en la fila de un banco, en el ingreso a un restaurante, facilitar infraestructura para acceso a lugares públicos y privados, respetar los parqueaderos y las zonas azules y crear puestos de trabajo para personas en condición de discapacidad; por solo mencionar algunas acciones debería ser lo normal para empezar a crecer en ese objetivo de ser una sociedad y un país más inclusivo. A ese es mi llamado hoy en el día internacional de las personas en condición de discapacidad.
Después de tantos años puedo decir que hoy la estoy viviendo, que mi mejor amiga es mi discapacidad y que seguiré dando todo para que este país entienda que quienes la sufren y quienes la vivimos somos más capaces que los que no! Desde donde estoy además y generando acciones que permitan tener un campo más incluyente, con oportunidades de emprendimiento para quienes tenemos de amiga a la discapacidad!
Feliz día internacional a todas esas personas en condición de discapacidad y vamos otra adelante porque SOMOS CAPACES!
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