Por César Pión González (Especial para Revista Zetta).- Cartagena de Indias, 23 de diciembre de 2021.- La pandemia coadyuvó a la disminución del empleo y de la ocupación informal en el país, sobre todo en las ciudades definidas como destinos turísticos, la reactivación económica se convirtió en la prioridad de las ciudades que desde el 2020 diseñaron políticas económicas de inversión, empréstitos y generación de bonos, nuestra ciudad atractivo número uno en Colombia por su Centro Histórico ha ido cediendo terreno por diferentes factores que van desde la no protección de los inmuebles, mantenimiento de sus callecitas, carencia de creatividad para actividades culturales (rutas de murallas, permitir uso de parques y espacios públicos organizando a los gestores y organizaciones culturales para sus manifestaciones artísticas), ausencia de control y vigilancia, inadecuados parqueos, obstrucción a la prestación de servicio de guías históricos a quienes les han ido cerrando las puertas con el aparente uso satelital, crecimiento del monopolio de la explotación de servicios de transporte y guianza por sectores privados, ausencia de control en precios y medidas, falta de personal vinculados a la administración que efectúan procesos culturales y pedagógicos de conducta, disminución de la inteligencia y de los encubiertos o complicidad de algunos de ellos para atacar la prostitución, trata de niñas, adolescentes, tráfico y expendio de drogas, fundaciones y gerencias que trabajan desarticuladas beneficiando a grandes y golpeando a los medianos y pequeños comerciantes
• Villa de Leyva – Boyacá.
• Jardín – Antioquia.
• Guatavita – Cundinamarca.
• Monguí – Boyacá.
• VIlla Vieja – Huila.
• Guatapé – Antioquia.
Están movilizando cada día más turismo, funcionarios y ciudadanos la infidelidad no está en el sofá que regaló una persona al encontrar a su pareja con otro en él y con esto ya no habría más traición.
Cartagena se muere de hambre, el Centro Histórico es un gran motor para la formalidad e informalidad laboral, mientras las ciudades abren sus puertas nosotros las cerramos sin que se contenga la exclusión, la falta de inversión, el traslado a la ciudad hermana que hoy nos usa como su patio. En el Desarrollo Sostenible que ordena la Constitución está la única oportunidad de nuestra gente. Es decir, en el equilibrio entre el desarrollo social, el desarrollo económico y la aplicación de políticas públicas. Para ello, los cartageneros debemos dejar las prevenciones y los paradigmas. Las causas las conocemos de sobra. Busquemos e implementemos verdaderas soluciones. Construyamos una ciudad fuerte como destino turístico con la masificación de la cultura ciudadana, cesiones y app para parques, caños, ciénagas, desarrollémonos de frente al mar y complejos acuíferos y dejemos la teoría y la improvisación, zapatero a su zapato, lo público es para lo público…
¡No vendamos el sofá!
*Concejal de Cartagena.