El Nobel de Economía 2024 y el Gran Malecón del Mar – Opinión de Álvaro Royo desde Xiamen (China)

Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen, China).- 20 de octubre de 2024.- Hace unos años estuve leyendo ese libro que todos deberíamos leer, especialmente aquellos que ejercen la política, y que se llama «Por qué fracasan los países», estos caballeros realizan análisis profundos en decenas de países donde descartan cosas como el clima, la raza, el idioma o la ubicación geográfica como factores determinantes en el atraso de estos.

Sus trabajos durante más de 30 años y recogido en parte en este documento fue premiado con el Nobel de Economía en este 2024.

Sus conclusiones casi que no dejan lugar a dudas por la extensa argumentación que ponen sobre la mesa resultado de sus estudios, conclusión, el sistema político y las instituciones marcan el destino de un país.

Dicen ellos, Daron Acemoglu, Simón Johnson y James A Robinson, en su trabajo, que el colonialismo, la explotación indígena y la esclavitud aún persisten hoy en día entre nosotros de alguna otra manera, y a lo que ellos llaman instituciones extractivas, sistemas políticos que aun manejan niveles de extracción y explotación para con los individuos de sus países y que degeneran en los altos niveles de desigualdad que hoy tenemos en América latina, por ejemplo.

En los países desarrollados, concluyen en sus estudios, los sistemas políticos tienen instituciones inclusivas.

Hasta aquí todo muy bien, o muy mal diría yo.

Porque he estado viendo la pomposa presentación del proyecto del Malecón del Mar en la ciudad de Cartagena y luego de varios días tratando de encontrar cosas interesantes y realmente diferentes en la planificación y estructuración de esa futura obra, se encuentra uno con los mismos detalles de siempre, cosillas hechas a la carrera, 15 empresas interesadas lo cual habla muy mal del proceso, deberían haber mínimo 100 empresas nacionales e internacionales interesadas para que eso no se vea tan mal.

En la presentación del proyecto veía hablar al lado del alcalde al arquitecto Fernando de la Vega, que conoce de mundo, ha viajado, es un buen arquitecto, pero quizás conoce las obras pero no cómo se hacen en otros países, creo que si supiera le hubiera soplado al oído algo al alcalde antes de dejarle lanzarse a armar una obra de este tipo, y lo peor, presentarla al público sin antes haber investigado un poco.

¿Investigar qué?

Pues investigar de cómo se puede armar este tipo de proyectos para que no solamente no le cueste un solo centavo a la ciudad sino que le garantice a Cartagena dividendos, ingresos de muchos recursos por décadas.

Señor alcalde, voy a contarle un poco: tiene 8.7 kilómetros de primera línea de playa, eso no solo vale un mundo de dinero, sino que grupos económicos no solo de Colombia sino de todo el mundo estarían interesados a formar parte de ese proyecto. Voy a resumirlo en varios puntos.

  1. El estudio no tenía que haber costado $3.800 millones, había que organizar una convocatoria subasta a la baja dentro de las muchas empresas interesadas en hacerlo, la de mayor experiencia y mejor precio se lo llevaba, el valor total seguro no llegaba a $1.000 millones. Tiempo de ejecución 60 días.
  2. Para los diseños no se necesita pagar tanto, porque somos expertos en pagar diseños y luego darles tijera y al final tener un Frankenstein costoso, en esta etapa se necesita es un concepto de diseño que, convocando a las facultades de ingeniería y arquitectura del país, y repartir $1.000 millones en premios debe ser suficiente. Tiempo de ejecución 90 días.
  3. Con ese concepto de diseño se arma una convocatoria a nivel nacional e internacional entregando ese proyecto por canales diplomáticos (embajadas) para promocionarlo y entrar en contacto con grupos económicos interesados. Tiempo de ejecución 45 días.
  4. El concepto de diseño inicial debe tener muy definidos los componentes recreativos de ocio, cultural, institucional y los dos más importantes (que su proyecto no los tiene) que son los que van a garantizar que esta obra le salga casi gratis a la ciudad y que le genere recursos por décadas, porque de esos se trata este tipo de proyectos a día de hoy, que la ciudad haga negocio, hablo de los componentes de vivienda, oficinas y comercio.
  5. Al inicio del proyecto, Playa Azul en La Boquilla, y al final de este, espolón Iribarren en El Laguito, está el santo grial para su financiación, mantenimiento y generación de billones de pesos para la ciudad con la creación de dos islas artificiales de unas pocas hectáreas cada una que entrarían a financiar el proyecto y se enlazarían ambos con el Gran Malecón del mar.

Ahora bien, hay quienes son enemigos de transformar las líneas de playa, o ganarle terrenos al mar; yo les diría a ellos que Cartagena ha sido desde tiempos de la Colonia desarrollada a punta de rellenos, algunos legales y muchísimos otros no tanto,  bastaría con ver mapas de hace 100 años  o menos de lo que eran zonas que hoy en día son barrios consolidados, la Matuna por ejemplo, El Laguito, o toda la zona sur oriental para solo mencionar tres, entonces ¿Por qué deberíamos escandalizarnos sí queremos estructurar un gran proyecto como este que no sólo va a potencializar el turismo de la ciudad, generar miles de empleos, que no la va a endeudar y además de eso le va a dejar millonarios recursos?

El proyecto del Gran Malecón del Mar sin este componente de negocio, digo, viviendas en altura, oficinas y comercio es un proyecto anacrónico, es un proyecto meramente extractivista, fuera de tiempo, se va a convertir en un lastre para la ciudad por sus mantenimientos, reparaciones, etcétera.

Las islas artificiales como complementos de grandes proyectos ya no es que se construyan por lujo, se están construyendo más como una necesidad para solucionar temas de financiación y por el requerimiento de nuevas tierras además de su atractivo para grandes inversores, esos que buscan algo realmente especial, se están construyendo en Hong Kong, en España, en África, en China y en un sinnúmero de países mientras escribo este artículo.

Las grandes obras de infraestructura deben llevar inmerso un componente de negocio para la ciudad, y esta obra tiene todas las ventajas para que eso sea posible. En palabras de los ganadores del Nobel 2024, se convertiría en un proyecto inclusivo porque generaría recursos y no deuda para Cartagena.

Allí esta Edurbe y Dimar que saben lo que hay que hacer para legalizar terrenos ganados al mar. 

Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé

¡Un abrazo!

Álvaro Royo Bárcenas

Xiamen-China

enchina@gmail.com

Twitter: @Alvaro_E_Royo

0086-13559231344