¡No pudimos! – Opinión de Juan Gonzalo Botero

Por Juan Gonzalo Botero, 10 de junio de 2025.- Yo soy de esa generación que buena parte de su vida ha vivido en medio de la violencia!

Nací en noviembre de 1975 y recuerdo mi primer golpe con ella: el Palacio de Justicia; veía por la televisión que en ese entonces solo eran dos canales, tanques en la plaza de Bolívar en Bogotá; recuerdo la imagen del coronel Plazas Vega y su desespero ante la situación. ¡Allí empezó todo!

Era un niño y como muchos nos toco entender muy rápido que nos iba tocar sobrevivir como pudiéramos! Vimos caer a Rodrigo Lara Bonilla, Diana Turbay, Fidel Cano, Antonio Roldán Betancurt, Valdemar Franklin Quintero, Jaime Pardo Leal, Carlos Pizarro, Luis Carlos Galán, Enrique Low Murtra, Álvaro Gómez Hurtado, Chucho Bejarano y muchos inocentes bajo las balas asesinas de esa violencia!

¡Fueron muchas bombas qué sufrimos! Me salvé de milagro de la de la Plaza de Toros La Macarena, la de Monterrey y la del CAI de San Lucas. Salir a la calle o a un sitio público se volvió casi un martirio. Entre pensar que podías caer en una bomba o que algún desadaptado de los de la época se enamorara de tu novia… Eso era un problema.

Cayeron amigos también. Recuerdo con dolor ese 23 de junio de 1990. Un amigo me llamó para ir en la noche a Oporto, el bar de moda en Medellin; en esa época con apenas 15 años uno se camuflaba y podía entrar! Pero ese día y como mandado de Dios, yo no quise salir. Colombia había sido eliminada del Mundial y eso me dio duro. A eso de las 3 o 4 de la mañana la mamá de uno de mis amigos llamó a mi madre a preguntarle si yo sabía dónde estaba. Mi madre me levantó; le dije que en Oporto y ella se lo dijo. En mi mente todavía está el grito de mi madre: ¡No puede ser! A lo que siguió un profundo llanto qué no la dejaba ni hablar. Temí lo peor y así fue: Tres de mis amigos cayeron en las balas asesinas de ese maldito sábado. Empezaba a tocarme la violencia de frente y sin ninguna contemplación.

El secuestro también me pegó de frente. Mi padre fue secuestrado el 4 de agosto de 1991 por la Coordinadora Nacional Guerrilera. Fueron 57 largos días de incertidumbre con sus noches. Finalmente, el 29 de septiembre, fue liberado tras el pago del rescate. En 1996 mi tío fue secuestrado por las FARC y liberado 3 días después gracias a la labor de las Fuerzas Militares de Colombia. Y en Septiembre de 1999 volvÍ a salvarme de milagro. Un jueves de ese mes, en Arjona – Bolívar, una banda secuestró en su finca a dos primos; yo retrasé mi ida y eso me salvó. Ellos estuvieron 12 días en un cambuche amarrados de su pie a un palo. La heroica acción del Gaula al mando del coronel Hernando Villada logro su liberación.

La llegada de @AlvaroUribeVel a la Presidencia dio la esperanza que las cosas podían cambiar y así fue! Pudimos salir a nuestras carreteras sin temor de un retén ilegal; volver a la finca sin temor de ser secuestrado! Ese empuje duro en los Gobiernos de @JuanManSantos y de @IvanDuque

Fuimos una generación a la que la violencia le dio muy duro; mucho tiempo en mi cabeza rondo la frase de «objetivo militar»; el temor a ser secuestrado e incluso a perder tu vida. Guardaba la esperanza de que mis hijos no vivieran lo mismo; de que crecieran en un mejor país; un país donde la violencia no tuviera cabida, pero no pudimos.

@petrogustavo nos quitó esa esperanza. Su resentimiento, su incapacidad de generar autoridad, su sed de poder y sus problemas personales llevan a Colombia nuevamente al abismo. Su gobierno ha demostrado que Colombia no le interesa; que su único interés es generar caos para mantenerse en el poder.
Asistimos impávidos nuevamente al ocaso de la Patria y hoy con un problema más grande, pareciera que él está del lado de los violentos. Mis ojos lloran por lo que pasa en mi país, pero como en esa época oscura de los 80 y 90, y ante una juventud manipulada por el régimen, nos toca a quienes ya la vivimos y tenemos cuero duro, sacar berraquera y valentía para enfrentar el momento. Podemos caer en el empeño: ¡No importa!