Por Ana María Cuesta.- (Especial para Revista Zetta).- Vuelve y juega otra elección en la que Cartagena seguramente quedará en las manos de los mismos que han hecho poco por ella. Antonio Quinto Guerra nos dejó claro que su mayor prioridad en los múltiples periodos que abarcó como concejal, fue consolidar un club deportivo que apareció de repente para justificar la publicidad extemporánea que se hizo en su nombre con las gorras y ponchos que repartieron, según su imaginación, sus generosos seguidores. También cosechó la bonita casa en la que vive lejos de la Cartagena que sufre pero que pone votos, en la exclusiva zona de Barcelona de Indias.
Antonio Quinto Guerra nos dejó claro que su mayor prioridad en los múltiples periodos que abarcó como concejal, fue consolidar un club deportivo que apareció de repente para justificar la publicidad extemporánea que se hizo en su nombre con las gorras y ponchos que repartieron, según su imaginación, sus generosos seguidores. También cosechó la bonita casa en la que vive lejos de la Cartagena que sufre pero que pone votos, en la exclusiva zona de Barcelona de Indias.
Rosario Romero, expareja de varios líderes políticos costeños y partícipe de varias campañas fallidas, despertó este año amarrada a un amuleto indígena con el que quiere demostrar que es defensora de unos pueblos por los que jamás ha trabajado, pero que le hicieron el favor de avalarla para estas justas.
Manolo Vicente Duque dejó los micrófonos en los que le prometió servir al pueblo cartagenero, y los que aprovechó para cimentar su campaña, para untarse de las mieles por las que terminó cuestionado su antecesor, el periodista Campo Elías Terán. Mieles que desde hace años conoce su sancionado hermano José Julián.
También participa Andrés Betancourt, que pese a que ha buscado un movimiento propio, no ha podido desligarse de la etiqueta uribista que alguna vez promovió, ni de los señalamientos de ser, según el conocido financista de campañas Óscar Brieva, el ‘rey’ de las cuotas burocráticas en el Distrito.
También entra Fabio Castellanos con el lastre de haber trabajado en el manto del parapolítico Javier Cáceres y de tener una relación familiar con el también parapolítico Libardo Simancas.
Y William García, otro excacerista que ha sorprendido porque de sus tantos años en el Congreso jamás impulsó un proyecto como el que hoy le ha generado burlas en el ciberespacio: agüita gratis pa’ mi gente.
Así las cosas, solo hay dos candidatos que pese a que han tenido vínculos con el sector público, no tienen el poder burocrático que los demás han podido alcanzar en sus años mozos de política. Reinaldo Manjarrés, el independiente exalcalde local que hoy quiere gobernar descamisado, según luce en sus afiches, el Palacio de la Aduana, y la exembajadora uribista Gina Benedetti de Vélez que, sin trabajo político previo, confía en los votos que pueda endosar el jefe de su partido.
A este panorama con maravillosas personas en el ámbito privado pero cuestionables desde lo público, se tendrá que enfrentar el porcentaje de cartageneros que, como yo, quiere que las cosas cambien. Pero las encuestas indican que seremos gobernados por Quinto Guerra, Betancourt o Duque. Que Dios nos coja confesados pues yo espero que tiren las primeras piedras aquellos candidatos que no hayan pensado que estas elecciones se ganan sin la compra de votos.
Pd: Nubes negras para el departamento de Bolívar con los tres candidatos que se disputan la Gobernación. Según informes de prensa y de ONG’s, al trono de la Proclamación con sus millonarias regalías quieren llegar un candidato de la Gata, una candidata que ha optado por echarle tierra a la ‘Casa García’ y la candidata del ‘negro’ Martínez Sinisterra.
Tomado de: https://www.wradio.com.co/opinion/bloggers/blogs/sinverguenza/que-tiren-la-primera-piedra-por-ana-maria-cuesta/20150810/blog/2888471.aspx