Se necesita trabajar en equipo

Por Esperanza De Lavalle (Especial para Revista Zetta).- La dupla Manolo Duque – Dumek Turbay es de las cosas buenas con la que iniciamos año en Cartagena y por supuesto en el resto de Bolívar.

Esta sinergia de trabajo entre alcalde y gobernador vislumbra grandes cosas en materia de progreso y desarrollo para la ciudad más visitada de Colombia; y para un departamentos complejo, no solo por su geografía, sino por el atraso, en buena parte producto de la violencia entre diferentes frentes armados y porque la historia muestra gobiernos que resultaron inferiores a las expectativas, a excepción del saliente.

Los recientes titulares, que generan esta dupla, son gratificantes, por decir lo menos. ¡Enhorabuena! se comenta. Es que el hecho que unan esfuerzos para una agenda común, en la que remen unidos mediante alianzas, convenios y apoyo, será benéfico para que ambos cristalicen aspectos de sus programas de gobierno.

Siendo Primero la Gente la más beneficiada, porque la dupla asegura que el Cambio Sigue en la medida en que sus más cercanos colaboradores se empoderen y se pongan la camiseta arrojando resultados, hasta la vista vemos a nuestros gobernantes con mentalidad estructurada, con mensajes claros y concretos.

¿O acaso no es justo pensarlo?, cuando en poco más de quince días de gobierno se pactaron compromisos en salud, más concretamente con el Hospital Universitario, al que buena parte de sus pacientes, los provee Cartagena, por eso es imperativo recoger la deuda de los $87 mil millones, para que los enfermos de tercer nivel de Bolívar puedan beneficiarse sin reparos de origen.

Es necesario que Bolívar siga siendo ganador en procesos que permitan seguir mejorando su nivel y calidad de vida, en salud, educación, movilidad, saneamiento básico, deporte, cultura y recreación, por mencionar unos cuantos.

El cuadrangular profesional de fútbol amistoso que anunciaron trabajar mancomunadamente, así como respaldar la segunda fase del recién inaugurado Parque Espíritu del Manglar, pulmón y sitio de esparcimiento familiar, nos presagia que a estos dos hombres no los une únicamente el amor por el deporte, sino la afinidad que da la química, aunque algunos, desprevenidamente llaman “Luna de Miel”, llámese como quiera, ojalá esta buena onda se perpetúe hasta el cuatrienio.

Hablando claramente, estas ganas de trabajar en equipo, lo que visibiliza es una unión sana, llena de empatía, desprovista de egoísmos, y mejor aun, sin sobresalir uno más que otro, porque aquí lo que importa es la gente.