Al terminar el primer periodo ordinario de sesiones, el presidente del Concejo de Cartagena dibuja los trazos de su gestión, donde aparecen como claves los proyectos de Plan de Desarrollo, Plan de Ordenamiento Territorial y Estatuto Tributario.
Javier Curi Osorio es un veterano de los nuevos, una extraña condición que alude a sus antecedentes como concejal hace más de 20 años, y su regreso a la Corporación con el triunfo en las pasadas elecciones de octubre.
Algunos dudaban de su capacidad electoral, pero demostró que todavía tiene cuerda, en un escenario electoral complejo por las nuevas normas de conformación de listas, umbrales y cifras repartidoras. Además, le hizo honor a un apellido que en Cartagena es sinónimo de política por la larga trayectoria de su padre, Nicolás Curi Vergara, quien fue tres veces alcalde de la ciudad, además de concejal, senador, diputado y representante a la Cámara. La vigencia política del apellido ha recaído recientemente en su hermana, la representante a la Cámara, Marta Curi Osorio, quien reboza de satisfacción al ver que los resultados electorales se han dado.
La elección tuvo otro afortunado hecho en el triunfo de Manolo Duque como alcalde, la fórmula que estaban respaldando, tras lo que vino una recomposición de fuerzas políticas en el distrito que posibilitaron las circunstancias para que su nombre fuera ungido como Presidente del Concejo de Cartagena.
Una vez asumida esa responsabilidad, había que darle curso a una hoja de ruta en el Concejo, tanto en lo administrativo, como en lo político y temático.
En el aspecto político, estos primeros meses han evidenciado que hay rezagos de la campaña a la Alcaldía, que dejó ganadores con Manolo y perdedores con Quinto, al tiempo que se presenta una especie de choque generacional entre los nuevos concejales, con juveniles ímpetus, y los veteranos.
Como era de esperarse, se trató de un periodo de acomodo, donde las personalidades de cada concejal y los intereses de cada bancada, comenzaron a interactuar a diario en cada sesión, lo que generó empatías en algunos casos, y asperezas en otros. En lo temático, se preveía que el nuevo gobierno se dedicara a organizarse y que la presentación de proyectos de acuerdo no estaría en primera fila, por lo que la discusión sería sobre temas de la agenda de ciudad.
En términos deportivos, estos apenas fueron los ejercicios precompetitivos o calentamiento, pues el verdadero partido comenzará cuando llegue el proyecto del Plan de Desarrollo, que marcará el rumbo de la ciudad en los cuatro años de gobierno de Manolo Duque. Otros proyectos, como el POT o el Estatuto Tributario también figuran como trascendentales para el futuro de la ciudad.
En este contexto, le formulamos estos interrogantes al Presidente del Concejo.
En el plano administrativo, ¿qué retos o dificultades encontró?
Más que dificultades son gajes del oficio. Soy muy consciente que se tienen que tomar riesgos políticos cuando se ocupa el cargo de servidor público, y efectivamente hemos encontrado situaciones que son parte de la administración, que es una sola. Si bien cambian las personas, la administración continúa y hay que atender sus asuntos.
La tutela contra la elección de la Contralora marcó un momento político. ¿Cómo se resolvió?
Había que culminar el proceso que había iniciado la Mesa anterior, y que quedó en una terna. Luego vino el paso de la elección, pero nos sorprendió más adelante esta tutela que nos ordenó retrotaer el proceso a la etapa de entrevista, y así lo hicimos. Acatamos la tutela y la cumplimos en su totalidad, dentro del tiempo perentorio que nos ordenó.
El año pasado fue electoral, y generalmente eso coincide con el crecimiento del número de OPS. ¿Pasó eso en el Concejo?
No es solo el tránsito de un año electoral a un periodo de nueva administración, sino que tenemos que tener conciencia de la situación fiscal del país, que se refleja en el Distrito, ha cambiado. La economía sufre una desaceleración que va a incidir en todos los sectores, y estamos en el inicio de un periodo de vacas flacas. Por ejemplo, la Nación decretó un recorte de $6 billones, entonces cuando se recortan los ingresos hay que recortar los gastos. Y en el Concejo eso va a pasar.
Pero la pregunta apunta, más claramente, a saber ¿cuántas OPS encontró y cuántas va a dejar?
Los Concejos están regulados por unos porcentajes y reglas fiscales de cada ente territorial al que pertenece. Pero en Cartagena, aunque hay crecimiento de los ingresos, no es así cono los recursos del Concejo, no se refleja de la manera adecuada. Más que responderte cuántas había y cuántas quedarán, lo importante es que estamos pidiendo a gritos una reforma orgánica y estructural de la administración, que no solo se circunscriba a la Alcaldía sino también al Concejo.
¿Y esa reforma orgánica viene por ley o por acuerdo?
Las administraciones tienen la potestad de solicitar facultades al Concejo para adelantar esa reforma. Si miramos al pasado, esa reforma se viene aplazando desde 1998 en Cartagena. Es la necesidad de ajustar la estructura a la realidad de la ciudad y responder a sus exigencias.
Esto apenas comienza y todavía no se han visto proyectos de acuerdo presentados por el Ejecutivo, salvo el de títulos de vivienda, que es coyuntural
El gobierno se debe concentrar en la carta de navegación que es el plan de desarrollo, pues toda la agenda política que se quiera desarrollar debe quedar allí reflejada, y hacer el máximo esfuerzo porque ese plan se ejecute y allí está la calve.
¿No le preocupa que no se hayan presentado otros proyectos?
No es que no me preocupe sino que creo que están concentrados en ese plan. Si hay alguna preocupación es que ese plan no se legitime y esa legitimidad la da la participación ciudadana. Vamos a ser claros, el ciudadano es apático a la política, y hay que hacer un esfuerzo para darle confianza frente a la cosa pública, restaurar la confianza, y sentarlos en la meza para que se vean plasmadas sus expectativas.
Si bien el plan de desarrollo es vital e imperativo, también son medulares el plan de ordenamiento territorial y el nuevo estatuto tributario…
Esta es una coyuntura muy particular, pues el horizonte de largo plazo para los planes de ordenamiento territorial ha expirado luego de 12 años. Esa ordenación del suelo significa para mi romper las cadenas de la inequidad, de la desigualdad en la ciudad. Es el elemento vital. Aunque es indudable que la educación es fundamental para vencer la inequidad, pero donde más se han dado los gérmenes de desigualdad e inequidad entre los seres humanos es un espacio donde se pueda desarrollar como persona. El día que podamos ordenar el territorio, romperemos las barreras de exclusión y acabaremos con las dos ciudades, la rica y la pobre.
¿Tendremos plan de desarrollo y POT al tiempo?
El POT también tiene que ser de amplia participación, de todos los sectores. Vea, uno de los problemas es que tenemos las herramientas legales y no las usamos, y en el caso de Cartagena es patético: 12 años y no conozco un plan parcial, que es donde finalmente se aterriza el plan.
Por ejemplo, vea lo que ha pasado con Bazurto, no podemos dejar las grandes decisiones en manos de los jueces. Nosotros tenemos que ser capaces, pues las decisiones no pueden ser judiciales sino políticas. La ciudad se desarrolla y cambia su condición sociales, económica y política a través de los consensos y de las voluntades que se generan en los acuerdos políticos.
Entonces tendremos PD, POT y ET este año…
Los tres son imperativos, y debemos ser congruentes. El PD debe tener en cuenta un nuevo orden del territorio, y para lograr sus metas necesita recursos que deben estar contemplados en un nuevo marco fiscal y tributario del Distrito. Y mire lo importante que es el tema tributario que en el país, por primera vez, se está exigiendo una verdadera reforma tributaria al gobierno nacional.
Se ha elaborado un estudio que se ha presentado al gobierno nacional, tiene un acápite donde habla de la importancia de los tributos locales, donde hay una influencia enorme de organismos multilarerales.
Este Concejo tiene dos bloques claramente diferenciados: los que llegaron y los que estaban. ¿Hay un choque de generaciones?
Las generaciones chocan por inercia, es natural que tengan su visión de las cosas. Siento que estoy en un punto de inflexión, pues se ha dado el mayor cambio en la recomposición de las fuerzas políticas locales de la ciudad, y yo estoy viviendo esa circunstancia. Si bien tengo unos antecedentes en la tradición política, hay una generación nueva que se está abriendo espacio, que representan grupos nuevos, y que son proactivos sin pausa, concientes de la realidad de la ciudad.
¿Este será un Concejo arrodillado al gobierno?
Aun el telón no se ha subido realmente. La prudencia, la paciencia y la cortesía no se deben confundir con un síntoma de debilidad. Hasta ahora somos una Corporación que apenas está iniciando su gestión, en simultánea con fuerzas nuevas políticas y sociales que alcanzaron el gobierno de la ciudad. Se están replanteando nuevas formas de dialogar lo político y de acercarnos a lo político. Pero yo solo me arrodillo ante Dios.
Entonces será un Concejo colaborador…
Hoy la política nos exige un diálogo constructivo, donde las cartas sean transparentes. La ciudadanía es cada día más exigente, no solo en las demandas sociales sino en cuanto a tu conducta política, y por eso se requiere que el diálogo sea más fluido para dar soluciones. Eso si, teniendo claro cual es son los límites y alcances de cada entidad, y al Concejo no se le puede exigir que ejecute o que nombre, que son potestades del Ejecutivo. Un Concejo arrodillado, o dormido o ignorante, eso se refleja en las actuaciones de la Administración.
Esa voluntad política se refleja, desde el punto de vista normativo, en un plan de desarrollo, y seríamos “arrodillados”, como usted indaga, si no somos capaces de darle todo el rigor en el trámite, ni tampoco en el ejercicio del control político para que sus metas se cumplan, y se cumpla con la expectativa de una ciudadanía que votó por el gobierno y por este concejo que apenas comienzan.