Por Esperanza De Lavalle (Especial para Revista Zetta).- Faltando un mes para los dos años de haberse comprometido el presidente Juan Manuel Santos con Bolívar para darle la sede de los Juegos Deportivos Nacionales, la promesa se cumplió. Respuesta que se deriva de la disciplina y el esfuerzo con los que nuestros jugadores y funcionarios respondieron a lo exigido, ubicarse en los cinco primeros lugares.
Es que Bolívar le apostó al deporte y vale la pena exaltarlo, a la cultura también, como herramientas de inclusión y de desarrollo económico para nuestros jóvenes. De ahí que desde el mismo momento del anuncio, se trabajó con verraquera y entusiasmo para cumplirle al presidente.
Por eso, aunque otros departamentos que competían podían tener mejor infraestructura deportiva, e incluso hasta contar con los dirigentes a los que les correspondió la evaluación para escoger la sede, el presidente Santos sabía que debía responderle positivamente a la capital bolivarense.
Porque aquí se logró algo que no tiene precio: la transformación del pensamiento frente a estos temas, decisivo para el apoyo y la altura que se le dio, porque casi siempre, los gobiernos lo tratan con desidia.
A esto se le suma la buena promoción que se hizo de Cartagena en Bogotá, mostrándola como cuna de varias disciplinas deportivas, así como pionera en triunfos internacionales, y la tierra en la que nacieron los mejores narradores que con su estilo y experticia hicieron escuela en el país.
No podemos desconocer que desde mediados de febrero, cuando nuestros gobernantes y la dirigencia presentaron en Bogotá las bondades de Bolívar como sede, la espera se hizo eterna, comentarios de todo tipo se tejieron e, incluso, los adversarios del presidente se atrevieron a expresar que no cumpliría.
Pero realmente además de la sensatez para el fallo, tuvo la mejor estrategia publicitaria, él mismo en vivo y en directo le dio la buena nueva a Bolívar, ante el público asistente a la inauguración de una de las obras más importantes para la ciudad, el Túnel de Crespo.
De inmediato la alegría se desbordó, y las redes sociales le han dado voz a todos aquellos que han querido reconocer el trabajo admirable tanto de nuestros jugadores como de los funcionarios responsables del éxito.
Pero si bien se cumplió, no por eso se puede perder tiempo.
El compromiso y la planeación debe ser igual o con mejor ritmo del que se venía trabajando, para no omitir detalle; recordemos los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en el 2006, para los que los escenarios deportivos se terminaron y remodelaron a puertas del evento y ni hablar de la velada de inauguración del Mundial de Futbol Sub-20 en el 2011, “despertó amores y odios, para algunos un show magno, para otros un desacierto,” publicó en ese entonces la revista Semana. Sumado a la deficiencia técnica para el cubrimiento televisivo.
Por todo esto y más es que este triunfo merece hoy grandes compromisos, como la unión de todas las fuerzas vivas y sobre todo sabiduría para la escogencia del gerente que junto al trabajo en equipo del gobernador y alcalde, diligencien gran parte del dinero, para remodelar y construir escenarios no solo para Cartagena sino para sedes alternas como Maganguè, Arjona y el Carmen, en las que nuestros pelaos desarrollen su potencial en un departamento que busca que la guerra sea cosa del pasado y la paz el presente, porque el mañana será tarde.