Por John Zamora ( Director Revista Zetta).- La ciudad creció y la Base Naval estorba. Su traslado de Bocagrande a Tierrabomba está planteado hace muchísimos años, es una solución a la que le hemos encontrado muchos problemas pero que nunca ha contado con verdadera voluntad política para concretarse.
Por una parte tenemos la herencia acumulada de una clase dirigencial, política y empresarial, miope y “cují”, a la que se le une la obsecuencia y el letargo típico de la Armada Nacional, más atenta siempre al lavado de sus blancos uniformes, que a los intereses superiores de la ciudad.
El espacio que ocupa es el que necesitamos para vivir mejor. Si en Crespo la vida urbana cambió con las 14 hectáreas del paseo lineal, imaginemos el astronómico beneficio social para la ciudad con un gran pulmón ambiental en Bocagrande.
Lo malo es que siempre aparecen los mercaderes del porvenir, los mercenarios del supuesto progreso y los pescadores de ríos revueltos, para prospectar centros comerciales, condominios y otras yerbas. No faltará el que proponga una… Si… ¡Una marina! ¡Eureka!
Está claro que las marinas son bienvenidas en donde no jodan, pero en el borde urbano de nuestra bahía, apestan. Los cartageneros sensatos y de bien no las queremos ni en Manga, ni en Bocagrande, ni en Castillogrande ni en El Laguito.
Pero aquí somos expertos en buscarle la cuadratura al círculo, en encontrarle la comba al palo.
Por eso, al mencionar la ahora controvertida palabra “marina”, no puedo olvidar lo que dijo William Murra en el Concejo de Cartagena, al señalar como uno de los más conspicuos animadores de las marinas al mismísimo vicepresidente de la República, el “nietísimo” Germán Vargas Lleras.
Es innegable que el tema es del conocimiento del Vice, pero al igual que sucedió durante todas las discusiones de La Habana, no ha dicho ni mú.
Espero que en su próxima visita a Cartagena, y con el “buen genio” que le distingue, el señor vicepresidente se sirva aclarar el tema, pues los comentarios e imaginarios vuelan sin límites.
Será una excelente oportunidad para que refrende lo que dijo en Barranquilla, la capital de Cambio Radical, en la cesión de 51 hectáreas del Cantón Militar Nº2 en Paraíso para desarrollo urbanístico. Según El Heraldo, Vargas anunció que algo similar se debe hacer en Cartagena. “Para esto, se reunirá con el presidente Juan Manuel Santos y varios ministros para estudiar la posibilidad de que la Base Naval sea reubicada en otra zona. Algo similar proyectan hacer en Bogotá y en Pereira. “Todo esto tiene que ser el eje de la renovación urbanística”, puntualizó el Vicepresidente, quien no desaprovechó la oportunidad para hacer un llamado al alcalde de Cartagena, Manuel Duque, para que siga el “buen ejemplo que da el alcalde Char, para que finalmente se abra paso una mejor utilización de la Base Naval de esa ciudad”. Según el alcalde Char, ese amplio espacio será para resolver “un tema ambiental, de más espacio público incluyente para todos los barranquilleros y un tema de movilidad que tanto estábamos esperando”.
Pero resulta que estos temas tan importantes para Cartagena son como el cometa Halley, van y vienen, y nunca se concluyen. Por eso, Vargas Lleras tiene que hablarle claro a Cartagena: si tiene algún interés marcado en el tema de las marinas, si tiene intereses en Tierrabomba, y si el traslado de la Base Naval se convertirá en la excusa perfecta para impulsar otro proyecto de esta índole, como los que cursan en la Dimar, ese otro engendro que también tiene sitiada a Cartagena.