Gabinete distrital comió “Yuca” y lasaña para revitalizarse

Todos entraron en susto. Más de uno presintió que le pedirían la renuncia. De súbito, el martes en la tarde, todo el gabinete distrital fue citado a una reunión que no tendría nada de extraño de no ser por el lugar del cónclave: la famosa finca “La yuca”, del secretario general Carlos Coronado Yances.

–       “¿Y tu sabes algo?”, preguntó uno de los Secretarios a un colega.

–       “Ni idea”, le respondió el tembloroso contertulio.

Al caer la tarde y con las primeras sombras de la noche, el ambiente era de camaradería, pero nadie podía ocultar la tensión. La zona de parqueo pronto fue abarrotada y el anfitrión, siempre amable y sonriente, los invitaba a pasar al súper kiosko ubicado al lado de la piscina.

–       “El lunes se acaba la ley de garantías. De seguro nos van a pedir la renuncia”, comentó uno de ellos.

–       “Seguro que la piden pero sólo se la aceptan a tres o cuatro, comenzando por la del IPCC que nada de nada…”

–       “No creo, ella está bien agarrada con Miguel y Sandra”, le contestó otro.

–       “Pero entonces, ¿quiénes se van?”, indagó alguno.

–       “Ah y es que ¿tú crees que te quedas?”, le repostó.

–       “¿No será que nos van a pedir el voto para Santos?”, musitó otro.

Entre hipótesis, elucubraciones e hipérboles, todos entraron en silencio cuando llegó el gran jefe. Alto, con su barba en orden, entró el alcalde Dionisio Vélez. Y todos lo escucharon atentamente. Podría haberse caído un alfiler en la grama, y de seguro se habría escuchado.

Después de una tranquilizante introducción en la que explicó que el lugar de la reunión permitía liberarse de las tensiones del despacho en la Plaza de la Aduana, y estar mucho mejor integrados, el alcalde fue directo al grano.

“Yo ando en permanente contacto con la comunidad, pero mucha parte del gabinete no”, fueron algunas de las frases que se le escucharon.

En resumen, el alcalde les pidió mucho más compromiso, mucha más integración con la comunidad y, eso sí, “el que se quiera ir, que lo diga ya”. Nadie dijo nada, sobra anotar.

El mensaje fue de más cohesión como equipo, pues se identificaron varios casos de “descalibración” entre Secretarías.

Luego del sentido soliloquio, varios Secretarios tomaron la palabra y en un mismo sentido: corresponderle al Alcalde la confianza, pero, sobre todo, corresponderle a la ciudadanía la confianza depositada en el gobierno.

Luego, el amable Carlos Coronado les invitó a pasar junto a la piscina a degustar una potente lasaña de pollo, que nadie pudo resistir. Algunos vinitos, charla social, mamadera de gallo, y todos para la casa.

¿Será que el lunes les piden la renuncia a algunos? Esa es la pregunta. El lunes sabremos.