Por Fernando Nicolás Araújo (Especial para Revista Zetta).- Muchos preguntan qué pasa si gana el NO. ¿Vuelve la guerra?
La seguridad es un valor democrático al que no podemos renunciar jamás, es el valor que permitió que Colombia pasara de ser un Estado fallido a una nueva revelación. Si de verdad queremos la paz de Colombia, pensando en el futuro de las nuevas generaciones Colombia no se puede renunciar a la seguridad ni a la justicia. Seguridad no es guerra.
Mantener firme la seguridad no excluye la posibilidad de buscar una salida negociada a la violencia terrorista. Pero ahí está el meollo del asunto en el Plebiscito.
Ya sabemos que significa el SÍ. Sabemos que votar SÍ es aprobar una reforma agraria que «regulariza la propiedad privada» (artículo 1.1 acuerdo Agricola), que es aprobar una reforma política que le da espacio preferencial a los guerrilleros, con pocos votos o incluso sin votos. Sabemos que significa aprobar un sistema parajurídico que estará por encima de la constitución para absolver guerrilleros y condenar militares, policías y civiles. Y sabemos que si gana el SÍ se le otorgaran a Santos atribuciones especiales como las que tuvo Chávez para conducir a su país al socialismo.
Pero ¿qué pasa si gana el NO? Jaramillo dice que renuncia a la búsqueda de la paz, ¿entonces, un berrinche de niño mimado? ¿Chantaje? Las Farc han dicho que aunque gane el NO, ellos no volverán a la guerra, ¿por qué Santos y el gobierno dicen lo contrario?
Si gana el NO se debe mantener la mesa y el diálogo, se deben renegociar los puntos que los colombianos no aprueban y que el país conoce, se tienen que hacer con garantías de abandono de crimen verificable en zonas de concentración que sirvan también de garantías de seguridad a las Farc.
La victoria del NO significa la corrección de los acuerdos para que no se perpetúe la violencia. La victoria del NO significa la expresión ciudadana a favor de la seguridad y en contra del narcotráfico.
Este país solo se construye con principios que sirvan de base para un futuro en paz. Votar NO es una expresión de valentía que no puede interpretarse como el rechazo a la paz, no puede interpretarse como una expresión de mezquindad de la sociedad. Es todo lo contrario.
Pocas veces la sociedad tiene la oportunidad de demostrar firmeza y carácter, con generosidad, si, pero sin ceder en los principios y los valores. Ésta es una oportunidad. Son esos momentos en que sabemos decir NO cuando mostramos el carácter. Cuando el funcionario publico dice NO a la oferta de un soborno, cuando la adolescente dice NO a la oferta de drogas por sus amigos del colegio, cuando los padres le dicen NO a sus hijos para enseñar límites. Es el momento de decir NO, mejor corregir, es el momento de saber decir NO.