Un aporte serio, profundo y reflexivo es el que formula el académico Alberto Abello Vives, quien escribió un artículo de opinión en El Universal, publicado el pasado sábado 15 de octubre, alusivo a la Cámara de Comercio de Cartagena y el proyecto “La Fantástica”.
Esta visión coincide con la expresada días atrás por el director de Revista Zetta, John Zamora, en el artículo titulado “Una fantástica manoseada” (Ver: https://www.revistazetta.com/?p=16648)
Abello Vives expresa que “Desde hace algún tiempo, en el campo de la cultura de Cartagena ocurren hechos que atestiguan la pervivencia de visiones coloniales frente a los portadores del patrimonio local”.
Agrega el columnista que “Pensada como una vitrina por propios y extraños, la ciudad pierde su capacidad de lograr importantes desarrollos culturales endógenos con la imposición desde afuera de eventos y espectáculos, sin duda de gran calidad, que no corresponden al entramado social ni tienen su origen en él; son pensados como si no existieran cerebros y talentos aquí, para la galería turística”.
Termina su columna señalando que :“La ciudad tiene cerebro, talento, propuestas, experiencia y, con seguridad, muchas deficiencias. Pero necesita, para crecer, que entidades como la Cámara de Comercio, caracterizada por estimular emprendimientos e industrias creativas locales, piensen primero apoyar iniciativas y procesos surgidos de nuestra vida cultural y no corran a abrir, sin convocatoria alguna, puertas y arcas a quienes, con pensamiento colonial, saben usar muy bien sus cercanías al poder bogotano. ¡Bienvenidos, una vez más, inversionistas sin pisar a nuestra gente!”
Este es el texto completo (https://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/una-vitrina-fantastica-11412)
Desde la Conquista, y con fuerza durante la Colonia, los “ojos imperiales” vieron a la población del Caribe como no apta para la civilización. Sus expresiones culturales no cabían en los parámetros occidentales y fueron castigadas con la imposición de una nueva lengua, una religión, nuevas formas de pensar, de vivir y convivir. Se trataba, de acuerdo con la mentalidad colonialista, de manifestaciones culturales inferiores que había que superar.
Esas visiones parecen tener continuidad a lo largo de los siglos, pues las élites andinas pronto tomaron prestadas las interpretaciones eurocéntricas y ampliaron la idea de culturas inferiores en el Caribe, no aptas para el progreso. Las expresiones culturales caribes, especialmente las populares con raíces indígenas y africanas, fueron discriminadas como salvajes. Desprecio que fue aceptado y asumido por las propias elites locales afanadas por ser reconocidas socialmente. El siglo XX estuvo plagado de ejemplos de esto que diversos estudios han corroborado. Pero, hasta aquí no hay nada nuevo.
Desde hace algún tiempo, en el campo de la cultura de Cartagena ocurren hechos que atestiguan la pervivencia de visiones coloniales frente a los portadores del patrimonio local. Pensada como una vitrina por propios y extraños, la ciudad pierde su capacidad de lograr importantes desarrollos culturales endógenos con la imposición desde afuera de eventos y espectáculos, sin duda de gran calidad, que no corresponden al entramado social ni tienen su origen en él; son pensados como si no existieran cerebros y talentos aquí, para la galería turística.
Viene entonces ahora, desarrollado conceptualmente por dos expertas nacionales de lujo, un espectáculo que no recoge las aspiraciones ni la experiencia de producciones de alto nivel locales, toma prestada la idea de ciudad fantástica y será apoyado con una suma importante de recursos por la Cámara de Comercio de Cartagena. Mientras se reproduce una vez más esa comunidad de visiones arriba mencionada, sorprende que esta organización no haya pensado, para este negocio, estimular la capacidad creativa y gerencial de la ciudad, más allá de prestar el cuerpo de nuestros bailarines.
La ciudad tiene cerebro, talento, propuestas, experiencia y, con seguridad, muchas deficiencias. Pero necesita, para crecer, que entidades como la Cámara de Comercio, caracterizada por estimular emprendimientos e industrias creativas locales, piensen primero apoyar iniciativas y procesos surgidos de nuestra vida cultural y no corran a abrir, sin convocatoria alguna, puertas y arcas a quienes, con pensamiento colonial, saben usar muy bien sus cercanías al poder bogotano. ¡Bienvenidos, una vez más, inversionistas sin pisar a nuestra gente!
albertoabellovives@gmail.com