Se logró lo que el alcalde Manolo propuso: hacer las mejores Fiestas de Independencia.
La ciudad entendió que el rescate de su memoria, de sus tradiciones y el verdadero aprecio por los hechos del Once de Noviembre de 1811, ameritaban un cambio de comportamiento: más civismo, más participación.
Se comprobó que el Concurso Nacional de Belleza, evento privado gerencia por Raimundo Angulo, no sustituyó nunca a las Fiestas de Independencia, y que la gente no quería ser desplazada sino estar involucrada en sus festividades.
Cartagena y sus Fiestas recibieron el decidido respaldo del gobernador de Bolívar, Dumek Turbay, y de varios mandatarios seccionarles como los de Barranquilla o Medellín, que enviaron delegaciones culturales a respaldar nuestras Fiestas.
También se involucró el sector privado y se logró aminorar la práctica de malas costumbres como los peajes en los barrios, o la guerra de buscapiés y bolsas de agua.
Hay mucho por mejorar pero este 2016 marca un punto de partida donde no hay techo para límites.
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