Esto escribió el periodista José R. Palomar para el portal avancetaurino.com
Resulta esperanzador que se recupere una plaza emblemática en Colombia como Cartagena de Indias, pon donde han pasado todas las figuras del toreo. Ahora se celebran un festejo anual: cuesta llenar la plaza. Hubo media entrada. Tengamos en cuenta que no pudo actuar Roca Rey, por su percance en Manizales. Hubo un vendaval durante todo el día en la ciudad cartagenera, aunque menguado en el coso al estar hundido. La gente se divirtió, porque la mayoría de toros ofrecieron espectáculo, que aprovecharon Castella y Bolívar. Y Pablo Hermoso en su segundo toro de a caballo.
Sebastián Castella estuvo esforzado y voluntarioso en su primero, un toro deslucido y flojo. Dentro de un tono de vulgaridad, pegando muchos pases. El cuarto toro apretó en banderillas, tercio en que se lució de nuevo el ídolo de esta tierra “EL GORDO”, clavando en lo alto y saltando el olivo. Tuvo que desmonterarse. ¡Menuda temporada está haciendo!… La res era correosa y huidiza y la labor de Castella fue meritoria, sujetándola y aplicando una técnica dominadora. Digamos que estuvo valiente aunque algo acelerado, y algunos pases resultaron bruscos. En su tercer toro llegó el Castella pletórico, con su faena habitual. De los pases largos hasta el habitual arrimón en terrenos de cercanías. “El torero-empresario” no se fue de vacío, una oreja porque pinchó a la primera.
Luis Bolívar (ya lo dijimos en Manizales), está en un momento pletórico. Se lució en el capote en su primero: lances con los pies juntos y chicuelinas ceñidas. Comenzó de hinojos su faena pero el toro, que humillaba, fue perdiendo fuelle y quedándose corto. En uno de esos parones, el colombiano resultó volteado sin consecuencias. Un animal brusco. Pero Bolívar consiguió calentar al público con rodillazos, adornos y un torero desplante. Dos merecidas orejas. Igual premio que en su segundo, un toro mansurrón que huyó a terrenos de toriles. Y Bolívar, con recursos y técnica, consiguió “meterlo en canasta”, sujetarlo y finalmente dominarlo. El público se le entregó en- quizá- la faena más meritoria de la tarde.
Pablo Hermoso no se haya en su mejor momento (no descubrimos nada). Uno de los rejones de castigo quedó clavado en el costado (igual que le ocurrió en Manizales). Muy bien encelando al toro, andándole de costado . En uno de los pares al quiebro, el caballo resbaló y Hermoso cayó al suelo, por fortuna sin consecuencias. Falló en otro quiebro. Y clavó tres cortas seguidas con gestos ostensibles, solicitando el aplauso del público. Cuando, tras pinchar, consiguió matar al toro saltó del caballo saludando emocionado..pero el animal tardó en morir, y la cosa quedó en silencio…
Se desquitó en su segundo toro, con una faena completa, entusiasmando al público en una lección de doma y toreo a caballo. En esta ocasión, con mayor precisión al clavar, y el premio final de las dos orejas.