Cultura y economía – Opinión de Erich Piña Féliz

Por Erich Piña Féliz (Concejal de Cartagena – Especial para Revista Zetta).- Habiendo transcurridos tan solo treinta días de este 2017, hemos disfrutado en Cartagena tres festivales de alto nivel que contaron con una nutrida asistencia en todos sus escenarios. Tres festivales de altísimo nivel artístico y cultural que nos posicionan como un destino además de turístico, cultural. Para tomar solo el ejemplo más cercano, el Festival del Frito tradición cultural que acompaña a la tradición religiosa de la novena a la Virgen de la Candelaria, ha registrado lleno total en todas sus noches y se ha convertido en un lugar de encuentro de vecinos, cartageneros en general y cada vez más, de turistas que con curiosidad y admiración se acercan a degustar los tradicionales fritos cartageneros. Ya es frecuente escuchar que en Cartagena sumando todos los eventos que organizamos o recibimos en el año, estamos todo el tiempo en temporada; sin embargo, cuántos empleos generan estos eventos para los cartageneros? Cuantas empresas se constituyen alrededor de estos eventos y festividades? Pueden los trabajadores del arte y la cultura de la ciudad tener ingresos sostenibles todo el año, garantizados por su participación en estas expresiones culturales?
Cartagena tiene todo el potencial para convertirse en una ciudad en la que su economía se apoye en sus múltiples vocaciones folclóricas, artísticas y culturales; fortaleciendo un renglón de la economía desde actividades que nos resultan fácilmente asimilables y con las que nos identificamos plenamente. Desde hace algunos años varios economistas y profesores universitarios han venido planteando la importancia de formalizar las actividades económicas que se derivan de la creatividad artística y cultural. Felipe Buitrago e Ivan Duque publicaron el libro Economía Naranja, oportunidad infinita, con el respaldo del BID, que se ha constituido en una guía valiosa para todos los trabajadores de las artes y la cultura que quieren convertirse en empresarios. Estos autores la describen como una “riqueza enorme basada en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad y por supuesto, en la herencia cultural de nuestra región”.
En el país expertos calculan que las empresas y los ingresos que se derivan de la actividad cultural de nuestras múltiples ferias y fiestas representan casi el 2% del PIB, superando a otros renglones tradicionales de la economía. Esta es entonces una invitación para comprometernos a incentivar esta opción de desarrollo económico en Cartagena, apoyando a nuestras modistas, maquilladores, bailarines, instructores de danza, maestros y directores de teatro, cocineros, artesanos y artistas en general para que formalicen su actividad económica, se sientan empresarios, aprendan a dar valor a su creatividad y a su saber y de esta manera podemos asegurar que nuestras tradiciones no se van a perder por que las podemos legar a las nuevas generaciones de una manera formal y organizada. Universidades, fundaciones y la administración distrital están llamadas a generar opciones de formación y apoyo para desarrollar la economía creativa o naranja en Cartagena.
ERICH PIÑA FELIZ