Para la buena salud política de María del Socorro Bustamante, lo mejor es que se resuelva a favor la tutela que cuestiona su credencial como Representante de los Afrodescencientes, así todo parezca indicar que le será adversa, a juzgar por la medida cautelar anunciada este miércoles que le impedirá posesionarse en la Cámara el próximo domingo.
Sería la tercera derrota consecutiva en tres años, algo que no soporta ni el más abultado capital político, ni mucho menos una golpeada cuenta bancaria.
Es que primero fue una costosísima campaña a la Alcaldía en octubre de 2011, a nombre del movimiento “Por una Cartagena Social”, con todos los juguetes: publicidad a “tutiplén”, líderes y logística a tope, para obtener 52.305 que de nada valieron pues Campo Elías Terán resultó triunfador con 160.176 votos.
La muerte de Campo precipitó un proceso atípico, y María del Socorro volvió a la carga, como si nada, con el acelerador a fondo en julio de 2013. El resultado fue superior al anterior: 77.679 votos. Para infortunio de ella, los 96.783 de Dionisio Vélez le representaron una segunda derrota en 16 meses.
Todo el que hace política sabe lo que un titánico esfuerzo de estos representa en dinero: son millones y millones… y millones los que se destinan, y si se multiplica por dos campañas consecutivas, sin oportunidad de recuperarse, el resultado es una taquicardia.
Como buena luchadora, María del Socorro no se dio por derrotada y vio en las elecciones de Congreso de marzo pasado, ocho meses después de la segunda “ahogada”, una nueva oportunidad.
En vez de perfilarse a nombre de un partido político rutinario como Cambio Radical, donde tiene raigambre su socia política, la senadora Daira Galvis; o tocar la puerta de Opción Ciudadana, donde tiene muchos amigos, decidió optar por la circunscripción especial de los Afrodescendientes y acudir a una entidad que nadie conocía por estas tierras: Funeco – Fundación Ébano de Colombia, de Sincelejo.
¿De dónde supo de Funeco? ¿Quién se la presentó?… Misterios de la vida política. Lo cierto es que el día de las inscripciones, llegó una tal Érika Marina Hurtado Zabala y la inscribió ante la Registraduría, con todos los soportes legales.
En esos momentos, el comentario apuntaba a exaltar la sagacidad de María del Socorro para encontrar un espacio, y todos en Cartagena le apostaban a su elección. En la práctica eran dos dirigentes, Daira y María del Socorro, trabajando en llave por dos curules distintas pero ambas de circunscripción nacional, lo que les permitía una ventaja estratégica: pescar votos en todas partes.
Al día siguiente de las elecciones se confirmó tal presagio, y Funeco obtuvo 58.965 votos, de los cuales 34.067 fueron por María del Socorro. Como si fuera poco, al segundo en la lista, Moisés Orozco, con 13.249 votos le alcanzó para completar el triunfo.
Al tiempo que sus amigos la felicitaban, comenzó el ataque de organizaciones afro, así como de medios de comunicación capitalinos, que cuestionaron ferozmente su calidad de “representante” de las negritudes, pues nunca la habían visto en esos temas, sino siempre dedicada a la política de Cartagena, sea en el Concejo Distrital o sea como aspirante a la Alcaldía.
Hasta el Procurador Alejandro Ordóñez arremetió contra ella, con el anuncio de emprender una lucha jurídica con tal de que no se le reconociera como congresista afro.
Ella, desde luego, se defendió. En el campo mediático, se fue a San Basilio de Palenque donde un ritual la declaró “negra”, y en el campo jurídico desplegó una plataforma para consolidar su posición frente a los ataques.
El Consejo Nacional Electoral no encontró razón para negarle la credencial, pues para representar a los afros no se examina el color de la piel. No obstante, una tutela en curso cuestionó otro aspecto distinto a la piel: que se le reconozcan condiciones como conciencia de identidad, historia, tradiciones, costumbres, manifestaciones culturales…
En otras palabras, no es que su piel sea negra sino que se sienta negra y que sienta a las negritudes, y lo que se ataca es que ella es una política que encontró una rendija para colarse en el Congreso.
Por eso el magistrado Wilson Ruíz, de la sala disciplinaria del Consejo de la Judicatura, ordenó la suspensión provisional del acto que la reconoce a ella y a Orozco como Representantes a la Cámara, y por eso no se pueden posesionar este domingo 20 de julio hasta tanto la sala tome una decisión de fondo por la tutela.
Por eso, si la decisión de fondo es adversa, la salud política de Mayo entrará en cuidados intensivos y le será muy difícil encontrar una cuarta oportunidad sobre esta tierra.