Debe ser complicado dormir con tu familia en tu casa y saber que tienes una roca de 500 toneladas de peso colgando sobre tu cabeza.
Por Ávaro Royo (Especial para Revista Zetta ) (Xiamen – China) Cómo se nota que ninguno de los funcionarios de la Alcaldía de Cartagena viven en el área que podría verse afectada, aplastada o borrada del mapa como se desprenda la roca del salto del Cabrón del cerro de la Popa. Voces de todos lados gritan, se quejan, envían cartas, derechos de petición, citan a funcionarios, advierten los ingenieros, vendedores, residentes, en la redes sociales, en la televisión, en todos los medios que existen y de todas las maneras posibles le han hecho saber a las autoridades del Distrito que la bendita roca se puede desprender y matar aplastadas a miles de personas que viven desde el Pie de la Popa, la Pedro de Heredia y hasta la Ciénaga de las Quintas podría llegar su poder devastador.
Comentaba un residente del área en las muchas entrevistas y programas que le han dedicado al temido asunto, que él lo que sentía era rabia y desespero pero a la vez resignación porque no tenía para dónde ir y lo único que han recibido por parte de las autoridades es indiferencia.
Gestionar recursos para evitar una catástrofe parece que no es algo que sea una prioridad para nuestros dirigentes, en cambio moverse con agilidad y eficiencia y posar para la foto el día después del desastre parece que es lo que vende y lo que esperan hacer una vez que haya ocurrido la tragedia.
Hace unas semanas en una montaña de la ciudad de Xiamen, donde resido, hubo un desprendimiento menor de algunas rocas que llegaron a una avenida transitada, no lo vi como un problema mayor pero a los pocos días se inició un movimiento de cientos de trabajadores y maquinaria pesada, andamios y materiales para reforzarla estructuralmente. Es impresionante pero están encamisando toda la montaña con vigas y columnas de hormigón armado en una especie de cuadrícula que luego le harán un tratamiento para sembrarle plantas nativas y así evitar un derrumbe que se convierta en tragedia.
Esta eficiencia para gestionar recursos para evitar una tragedia tiene que ver mucho con el sistema de sanciones con que cuenta el sistema de la administración pública en la República Popular China; comentaba el domingo anterior que acá los delitos contra la administración pública no prescriben nunca; además, dependiendo de su gravedad, son castigados con pena de muerte, pena que se hace efectiva a los pocos meses de ocurridos o descubiertos los hechos; si es una tragedia evitable y hay fallecidos, el funcionario público responsable por acción o por omisión será sometido a un juico de pocas semanas y condenado a la pena capital. Hace pocos años se hacía con un tiro en la nuca, actualmente con inyección letal.
Ser funcionario público acá es un asunto serio, de mucho cuidado, cada error que cometas lo pagas y muy caro, son prácticas que los chinos llevan realizando desde hace miles de años y son famosas las historias de los emperadores que encargaban a un arquitecto a hacerle el diseño de sus palacios y luego de varios años de trabajo cuando el diseñador le entregaba el proyecto al Rey si a este no le gustaba, mandaba a ejecutar al arquitecto y a toda su familia.
Thinking
Si el salto del Cabrón llega a desprenderse, hay un porcentaje alto que arrastre y destruya por lo menos el 50% del Convento de La Popa. ¿Quién va a pagar por esto? ¿Quién cargará la responsabilidad de las personas que puedan morir en este desastre?
Cuando no existe la sanción para el funcionario y cuando las instituciones están permeadas por la corrupción porque la administración no funciona, esto se manifiesta en caos, falta de oportunidades, desempleo, inseguridad y muerte; muerte que normalmente la sufren individuos inocentes que quedaron atrapados en la inoperancia y la ineptitud de un Estado mal administrado.
Alvaro Royo
Xiamen-China