(Por Julián López el Juli – Publicado por ElMundo.es).- Era el toro de alternativa. Aún no había tenido lugar la ceremonia y lo recibió con el capote con las dos rodillas en tierra. Una clara declaración de intenciones de la llegada de Iván al escalafón. La entrega, clave fundamental del toreo. Le di la alternativa en Bilbao y mis palabras eran de buena fortuna hacia una carrera de gran sacrificio, lucha y con notables opciones de resultar exitosa. Apenas unos años después compartí cartel con él en una de las tardes felices en su vida y el sueño de todos los toreros: triunfar en Las Ventas.
Todo nace en la tauromaquia a partir de la entrega. La entrega al toro, al público y a tu profesión. Y Fandiño fue uno de sus mejores representantes. El arrojo de tirarse a matar un toro sin muleta es una imagen con la que se quedarán muchos aficionados para plasmar su cualidad más cantada: el valor. Y las cornadas, que duelen todas, le acompañaron en su camino sin que aparentemente le afectaran. Porque su amor propio, su orgullo, su vergüenza torera sostuvieron una carrera de un mérito extraordinario. Estoy muy orgulloso de ser tu padrino y tu sangre es la nuestra. Porque nos une a todos los toreros y nos rompe el corazón tu adiós. Hasta siempre, Iván. Hasta siempre, torero.