El espacio público y la mascota – Opinión de William de la Hoz

Por Arq. William Eduardo de la Hoz Córdoba (Especial para Revista Zetta).- Siempre se ha visto como el gran problema del espacio público a la venta informal, la basura, a los habitantes de calle entre otros y que generan situaciones de atender por las autoridades.

Existe hoy día otro problema que afecta a la ciudadanía de las grandes urbes y las áreas residenciales en nuestra Cartagena no escapa a ello, es el fecalismo al aire libre de las mascotas, principalmente de perros, este no es un problema menor, del cual se pueden derivar problemas de intolerancia entre vecinos por la no tenencia responsable de las mascotas, como también los problemas de salud generados por la materia fecal que se deja en parques, aceras y zonas verdes, el cual contribuye a la polución no sólo del aire, sino también la contaminación de la vía pública.

Impedir o tratar de evitar la tenencia de mascotas en nuestro país es un acto violatorio de los derechos fundamentales, como lo son el libre desarrollo de la personalidad y la intimidad personal y familiar; esto no significa que el dueño puede obrar sin respeto a sus vecinos o que no debe cumplir ciertos parámetros de seguridad. Es importante recordar que durante la protección de los derechos de este, no se pueden violar los de otros.

Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un perro de aproximadamente 15 kilos evacua diariamente alrededor de 600 gramos de excremento, lo que significa un total de 18 kilos al mes, que se depositan en la calle o en las plazas a las que lo saca a pasear su dueño o el encargado del animal. Es por ésta razón que prácticamente no hay parques o plazas libres de parasitosis,   que afecta especialmente a los niños que son quienes juegan en estos lugares.

En algunas ciudades de Colombia ya existen proyectos de parques con áreas exclusivas y protegidas donde propietarios responsables llevan los caninos a diferentes actividades propias para ellos.

Considero pertinente que las autoridades locales, los animalistas y juntas vecinales vayan implementando estrategias para el manejo responsable de este tema y que incidan en la generación de conciencia ciudadana, y contribuir a la disminución del problema en beneficio de las personas que pasean por las aceras o los parques así como en la salud, bienestar y sana convivencia de la comunidad; y no nos conformemos estrictamente con el cumplimiento de lo tratado en el Código Nacional de Policía.