Un poco más temprano de lo habitual, las alianzas para Alcaldía de Cartagena y Gobernación de Bolívar comienzan a cocinarse, y uno de los ingredientes es la fecha límite para renuncia de funcionarios públicos.
Una de las consignas que más vigencia tendrá será “la unión hace la fuerza”: los grupos que tengan la capacidad de aliarse serán los que tengan mayor probabilidad de victoria.
Por lo pronto, la etapa actual es la de “patos al agua”, donde comienzan a surgir nombres, algunos con reales posibilidades y otros un mero albur para pescar en río revuelto.
Muchos esperaban que la calentura de las campañas llegara hacia febrero de 2015, pero en Cartagena los tiempos se han precipitado. La decepción por la administración de Campo Elías Terán y su inesperada partida motivó una elección atípica, y parece que nos quedó gustando el agite electoral. Algunos nombres que sonaron para esas elecciones son los que se han venido mencionado con mayor fuerza, y la pintorroteadera de paredes atizó el ambiente.
Más allá de los nombres, lo que realmente se aprecia es un nuevo peldaño en la correlación de fuerzas en Bolívar, realinderadas tras las elecciones de marzo. En otras palabras, serán esos grupos políticos los que deberán ponerse de acuerdo –o en desacuerdo- respecto de las candidaturas. Dentro de los grupos políticos hay que incluir no solo a los que tienen representación en el Congreso sino los que no tienen pero a cambio esgrimen tribunas en medios de comunicación, grupos de presión, gremios o visibilidad en redes sociales. Ellos también hacen política.
El asunto está en aplicar la lógica: las elecciones se ganan con votos y el que más sume resulta ganador.
Órbita para la Alcaldía
La otra pata del gato es la Alcaldía de Cartagena. Se predica que grupo que pretenda la Gobernación no puede buscar la “moñona”. En otras palabras, si en la Gobernación voy de titular, en la Alcaldía voy en la banca.
De lejos se observan dos candidaturas con bríos. La primera es la de Antonio Quinto Guerra (Ver Revista Zetta, edición 135, septiembre 2013), concejal de primera línea, tres veces presidente del Concejo, y quien ha saltado de primero en el lote. Las calcomanías de “Quinto” con una manito de colores, son ya habituales en la ciudad. El interrogante es: ¿salió demasiado temprano?
Para algunos, sí, y la gasolina se le acabará. Para otros, no, pues lleva tanta ventaja que será difícil desatar los lazos que viene tendiendo en sus visitas diarias a las comunidades y en su diálogo permanente con la dirigencia.
La otra candidatura fuerte es la de Andrés Betancourt. Sabedor que con Quinto no cabía en el mismo partido Conservador, no solo se retiró del Concejo sino renunció al partido, pasó a dirigir la corporación Cartagena 2033 y se declaró “agente libre”, y día a día está construyendo su propuesta, hablando con las comunidades y tocando puertas. Tiene mucha receptibilidad en la gran industria. (Ver Revista Zetta, edición 144, junio 2014)
Después de estos dos nombres hay certezas e incógnitas. La certeza es que habrá candidatos con nariz rojita que harán las delicias con sus payasadas. La incógnita es si algunos nombres finalmente darán el sí a la candidatura, caso de Gina Benedetti por el Centro Democrático o de Luz Estela Cáceres, o si otros nombres finalmente cuajarán como el de Fernando Benítez, de tradición liberal, Julio Alandete (ex secretario de Educación de Judith Pinedo) o el padre Rafael Castillo, a quien nuevamente han puesto a sonar a pesar que el clérigo ha dejado en claro que lo suyo es el Evangelio.
El sonajero está así:
Alcaldía de Cartagena
Antonio Quinto Guerra, Andrés Betancourt, Gina Benedetti, Jorge Lequerica, Nausícrates Pérez, Fernando Benítez, Germán Viana, Rosario Romero, Guillermo Ramírez, Álvaro Cárcamo, Gustavo Martínez, Wilson Borja, Judith Pinedo, Carlos Díaz, Haroldo “Goyo” Payares, Germán Ordosgoitia, Bruce MacMáster, padre Rafael Castillo, Julio Alandete.