Infame estafa es la que están afrontando 108 familias de los 16 edificios construidos por Quiroz, y que la noche de este jueves debieron encarar la dura decisión de la Alcaldía: desalojar.
Les ordenan dejar atrás el lugar que escogieron para vivir; el espacio que compraron a un indolente constructor, que a cambio les entregó la peor y más frustrante pesadilla.
Los ahorros de toda una vida, el orgullo de vivir en casa propia, el legado que dejan a sus hijos, en fin, tantos sentimientos atados, y todos frustrados.
Con rabia en la mirada, con la voz cortada por la impotencia, con un nudo en la garganta, todos esperan respuestas: no puede ser posible tanta infamia.
Los interrogantes son demasiados: ¿a dónde deberán mudarse? ¿qué pasará con los préstamos bancarios? ¿les devolverán el dinero? ¿podrán arreglar cada edificio? ¿deberán derrumbarlos? ¿les construirán uno nuevo? ¿quién les paga? ¿acaso responderá Quiroz? ¿cómo les responde el Distrito? ¿dónde están los corruptos? ¿quién les responde?