Con deliberada prudencia aguardé que se le hicieran balances al primer año de gobierno de Dionisio Vélez como alcalde de Cartagena. Todos me parecieron injustos, no por mala fe, sino por pretenciosos.
A diferencia del Gobernador de Bolívar, a quien la Divina Providencia le dotó de recursos de regalías, el fin de la ley 550 y un periodo completo, el Alcalde llegó a mitad de camino y se asomó a la cocina de la Hacienda distrital, para encontrar una sola olla –acaso podrida- pero en todo caso, raspada, y después una ley de garantías. En eso se le fue el primer año. Así que buscar obras y grandes gestas era demasiado pretender.
Lo que se puede evaluar es lo que se hace cuando se gobierna sin billete. Esa sí es la gracia. Hacer maravillas sin presupuesto y con márgenes estrechos de contratación.
De las cosas que se hacen así es jugársela con decisiones, y los campos más propicios son el de la política, la seguridad y la movilidad.
En el campo político, se rodeó de un gabinete “regulimbis” y se las entendió con el Concejo, pues el único proyecto verdaderamente fuera de lo común fue el de los $250 mil millones para endeudarse. Así que por más que dentro de la Corporación algunos concejales sean notorios por su altisonancia anti-oficial, lo cierto es que le han aprobado lo que realmente pesa.
En el campo de la seguridad, el alcalde ha reconocido que es su dolor de cabeza. A las muertes diarias por sicarios o riñas, se suma la atracadera generalizada por todos los barrios, el crecimiento de las pandillas y la ausencia de una política de seguridad. Cuando se musitó traer al Ejército o la Infantería, bastó un no para acabar la propuesta y no hubo otra iniciativa sustitutiva. Para risas es el comunicado de este martes 19 de agosto, sobre un Consejo de Seguridad luego de un largo puente festivo plagado de asaltos y muertos.
Y en movilidad estamos paralizados… Ni para qué ahondar…
Pero acertado o no el balance, eso tiene poca importancia frente el paso implacable del reloj. El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, y todavía no se sabe qué bancos van a prestar los $250 mil millones… mucho menos se conoce el cronograma de licitaciones… Lo único que se conocen son los rumores… los rumores… los rumores…
El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, y todavía no está listo Transcaribe, a pesar de todo el esfuerzo que hay que reconocerle a Dionisio en este campo. Declinó relevar a José López de la gerencia, como fue su primera intención, para dedicarle esfuerzos plenos a ese sistema.
El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, y seguirá el mismo gabinete, pues el Alcalde los considera “competentes”. Ahí se autoengaña y lo peor es que cuando quiera cambiar, ya no habrá tiempo para que otro lo haga bien. Mejor dicho, como los técnicos de fútbol tercos, se “morirá” con la misma alineación.
El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, y se vendrá la noche si la Administración no se activa antes que el clima electoral del 2015 termine por enturbiar sus planes.
El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, y Bazurto sigue enclavado en el corazón de Cartagena, como una herida infectada.
El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, pero todavía hay espacio –eso quiero creer- para que a Dionisio le salgan las cosas. Es lo mejor para la ciudad. No se trata de encontrar a alguien que venga con una varita mágica, se trata de hacer equipo. Ahora sí.