El Gobierno Nacional y la Registraduría han confirmado que a Cartagena la tienen de muñequita de burlas.
El anunciado aplazamiento de la fecha de elección atípica de alcalde, que de por sí se demoró más que un Bom Brill, para pasarlo del 15 de abril al 6 de mayo, es una imperdonable bofetada institucional a la ciudad.
El decreto que convocó a elecciones, el 295 del 16 de febrero pasado, dijo que fue la misma Registraduría la que pidió esa fecha ¡desde diciembre!, y ahora nos salen con el chiste que la misma entidad pide replantearla, dizque para encontrar una fecha más “neutra”…
¿Más neutra? Si por “neutra” entendemos un punto equidistante entre las elecciones de marzo a Congreso y la primera vuelta presidencial de mayo, entonces abril es el indicado. Pero no. Por “neutro” el gobierno nos quiere hacer entender el mismo mes de la elección presidencial.
Veamos lo que dijo el gobierno en su decreto:
“Que teniendo en cuenta que la falta absoluta en el cargo de alcalde del Distrito Especial, Turístico y Cultural de Cartagena de Indias ocurrió faltando más de dieciocho meses (18) meses para la terminación del periodo constitucional, se hace necesario convocar a elecciones para elegir alcalde, para el día 15 de abril de 2018, conforme la fecha propuesta por la Registraduría Nacional del Estado Civil mediante oficio 061914 de 22 de diciembre de 2017”.
El escándalo que llevó a la cárcel a Manolo, hizo que su gobernabilidad se desplomara y que se despidiera del cargo. La renuncia le fue aceptada el 7 de noviembre, fecha desde la que estamos esperando ir a las urnas para nosotros mismos resolver nuestro problema, con plena legitimidad.
Pasó Navidad, Año Nuevo y Carnavales, y la mamadera de gallo del presidente Santos se mantuvo hasta la expedición del decreto que convocó para el 15 de abril, pero que ahora desconvoca, y vuelve a convocar. ¿Qué garantiza que no vuelva a reprogramar la fecha? El manoseo, la falta de seriedad, la burla es innegable e inmamable.
Ciudadanía y organizaciones políticas ven en el gobierno nacional el perverso actor de esta tragicomedia, donde se pierde la noción de la seguridad jurídica, tan importante para planear, trazar metas y estructurar una campaña. Ahora habrá más tiempo para el debate, y un mes menos para el gobierno popular entrante. ¡Burla a cuenta gotas!