Por Luis Alberto Payares Villa (Especial para Revista Zetta).- Hace más de 30 años, después de salir de una transmisión de un partido de béisbol, del estadio 11 de noviembre, me detuve a comer algo en uno de los restaurantes improvisados que se ponían en la avenida Pedro de Heredia, a la altura del barrio Escallón Villa. Junto con varios colegas, a los cuales tenía por costumbre llevarlos a sus casas después de transmitir por más de dos horas. Dr.Valiente, “Mikefor”, Guaz, y Willy de Oro, nos quedamos departiendo en uno de los sitios mencionados. Al pedir un vaso de jugo, la señora lo trajo en una vaso de plástico, al tratar de cogerlo se me cayó, y después al tomarlo sentí un pequeño temblor en mi brazo, allí me di cuenta que tenía algo extraño en él.
Algunas veces sentía un entumecimiento en algunos dedos de la mano, después cambió a un leve temblor en el dedo pulgar de la mano derecha, y después los síntomas fueron creciendo poco a poco, hasta que consulté al Dr. Sabogal, al Dr. Yarzagaray, y por último mi médico tratante el cual me operó hace varios años, Dr. Edgar Castillo, una autoridad en el tema de la enfermedad de Parkinson.
Tenemos que aclarar que el mal de Parkinson, no es un mal, es una enfermedad degenerativa del sistema del movimiento del cuerpo, en el sistema nervioso central. (así lo explico de manera castiza). No hay que satanizar las enfermedades, NO, el ser humano en su afán de buscar siempre una causa a un problema hace conjeturas sobre lo que hay o a de venir. Para mi, considero que las enfermedades son una lotería, a algunos les da, a otros no, lo que influye es el estilo de vida, la alimentación y muchas veces el estado de ánimo. Grandes figuras mundiales como, Juan Pablo Segundo, Sor Teresa de Calcuta, Ronald Reagan, Muhammad Ali, tuvieron esta penosa calamidad, pero supieron sobrellevar gracias a varios factores.
En esta corta exposición quiero manifestarles que no ha sido fácil asimilar esto, claro que no, el que diga lo contrario miente. He sabido que varios colegas periodistas y locutores, se les ha manifestado esto, y lógicamente al principio, está la etapa de negación, es lo normal, pero después hay que asimilarlo de la manera correcta sin sentir lástima por uno mismo.
Ser locutor y vivir con con esto a veces se debe canalizar de la mejor manera, afortunadamente en mi caso, gracias a Dios y a los doctores Benedetti y Castillo, me pude operar y tener un estilo de vida un poco mejor, ya que el temblor casi que desapareció de mi cuerpo, lo que persiste es la espasticidad en los músculos, y la rigidez, que se puede sobrellevar con ejercicio, paciencia y terapia. Además el estado de ánimo en una persona con Parkinson es muy variable, decaimiento, depresión, estados de impaciencia, y también de inconformidad hacen que muchas veces la persona se niegue entender que son sintomas normales y que debe sobrellevarlos con la autonegación y con la ayuda médica. Gracias a Dios, y a mis hijos pude venirme para la ciudad de Barranquilla, de cambiar de ambiente y de entender como el joe: EN BARRANQUILLA ME QUEDO..!
Para los amigos que lean esta nota, aquellos que tienen los síntomas descritos, no se aflijan, sigan adelante, que en mi vida profesional aquellos que me conocieron pueden dar fe de mi carácter y de mi templanza, ha sido duro, pero aquí estoy, de pie, haciendo ejercicios cada día para mejorar mi dicción, los mismos que hacía cuando llegué de Lorica un sábado de Junio, traído por el difunto Julio Pinedo Bruges, rumbo a emisoras fuentes, en la calle Sargento Mayor.
Desde las barrancas de San Nicolás, exactamente del barrio Boston, con mi hija Mariela, les digo: Portense bien cuidense y que sean muy felices.