La mañana de este domingo, en una ceremonia en el Vaticano, el papa Francisco canonizó al arzobispo Óscar Arnulfo Romero, defensor salvadoreño de los pobres que fue asesinado mientras oficiaba misa en 1980.
Los líderes conservadores del Vaticano se opusieron a la canonización del arzobispo durante años debido a que se le asociaba con posturas de izquierda, pero el papa Francisco ratificó su martirio en 2015, lo que preparó el camino para la canonización de monseñor Romero.
((( Texto tomado de The New York Times: https://www.nytimes.com/es/2018/10/14/oscar-romero-canonizacion/?action=click&clickSource=inicio&contentPlacement=2&module=toppers®ion=rank&pgtype=Homepage)))
El arzobispo, asesinado a los 62 años, era uno de los líderes de la Iglesia más importantes en América Latina. Condenó las injusticias y se pronunció contra la represión política en medio de una guerra que se intensificaba entre los movimientos de izquierda y el gobierno y las fuerzas de extrema derecha de El Salvador.
Monseñor Romero había recibido varias amenazas antes de que un francotirador le disparara un único tiro que lo mató el 24 de marzo de 1980. La multitud que asistió a su funeral también fue atacada por francotiradores, donde murieron al menos cuarenta personas.
Un mes antes, el arzobispo Romero había molestado a los simpatizantes del gobierno salvadoreño cuando le pidió al presidente estadounidense Jimmy Carter que pusiera un alto a la ayuda militar que daba al país (cuando Ronald Reagan asumió la presidencia en 1981, de inmediato aumentó dicha ayuda). En sus homilías dominicales, monseñor Romero insistía en la necesidad de evitar la violencia mientras advertía que El Salvador se dirigía a una guerra civil y cambios sociales profundos.
En los doce años posteriores a su muerte, su predicción se convirtió en realidad. Decenas de miles de salvadoreños murieron en la guerra.
Nadie fue enjuiciado por su muerte, pero la Comisión de la Verdad para El Salvador de las Naciones Unidas descubrió que su muerte había sido planeada por oficiales cercanos a Roberto d’Aubuisson, un mayor de extrema derecha del ejército que murió de cáncer en 1992.
El prelado, quien ya era considerado un santo por muchos salvadoreños desde mucho antes de la decisión del papa Francisco, se encuentra sepultado en la Catedral Metropolitana de San Salvador.
Aunque la guerra civil terminó de manera oficial, el país enfrenta otra amenaza violenta y extrema: las pandillas criminales, que han impulsado un flujo migratorio importante.
En una entrevista de 2015, Roberto Cuéllar, un abogado que trabajó con monseñor Romero, dijo que la violencia enfrentaba “a los pobres contra los pobres”.
“Le dolería ver que después de alcanzar los acuerdos de paz seguimos en la misma situación”, dijo Cuéllar sobre el arzobispo Romero.
Otros cinco beatos fueron canonizados este 14 de octubre, incluyendo al papa Pablo VI, quien fue papa de 1963 a 1978 y supervisó buena parte del Concilio Vaticano II y es conocido por su encíclica trascendental Humanae Vitae, que reafirmó las enseñanzas de la Iglesia católica romana en contra de la anticoncepción tras la revolución sexual.
Los demás beatos también declarados santos son:
• El reverendo Francesco Spinelli, un sacerdote italiano que murió en 1913, pero cuya intercesión se cree que salvó la vida de un bebé en la República Democrática del Congo en 2007.
• Vincenzo Romano, quien fue un sacerdote de Nápoles, Italia, en la década de 1700 y trabajó para reconstruir la ciudad después de la erupción del monte Vesubio. Fue beatificado por el papa Pablo VI en 1963.
• Maria Katharina Kasper, una monja alemana fundadora de las Siervas Pobres de Jesucristo en 1851, quien también fue beatificada por el papa Pablo VI.
• Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, una española que se ocupó de los más necesitados en México y Bolivia a principios del siglo XX y fue fundadora de la Congregación de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia.