Casos se han visto de dirigentes que llegan al Congreso como producto de una circunstancia distinta al número mínimo de votos para obtener una curul.
El actual senador Lidio García llegó al Senado por esa vía. En septiembre de 2010, el entonces procurador Alejandro Ordóñez, en su primera Procuraduría, destituyó a la senadora Piedad Córdoba, lo que le abrió paso al dirigente bolivarense, quien desde entonces se han consolidado como líder del partido Liberal y amo de una protuberante votación.
Dusán Vélez hace pocos alcanzó a ser senador de Cambio Radical, ante la renuncia de Carlos Fernando Galán. Duró un mes pero ya puede anotar en su hoja de vida que es “exsenador”.
El turno de la fortuna ahora fue para Jorge Benedetti, quien aspiró a la Cámara por el partido Cambio Radical, colectividad con dos “pesos pesados” electorales: Hernando Padauí y Karen Cure.
Como era de esperarse, Benedetti no tuvo una votación que inquietara a esas dos fuerzas, y dichos representantes fueron reelegidos.
Obtuvo poco más de 8 mil votos, lo que fue calificado como meritorio y a “puro pulmón”.
¿Qué debía pasar en condiciones normales? Que Cure y Padauí se posesionaran e hicieran su trabajo cuatro años, al cabo de los cuales volverían a buscar votos para la reelección. Y entre tanto, Benedetti debía buscar otros espacios para su quehacer político.
No obstante, pasó lo que no estaba en ningún plan: A Padauí se le dio el arrebato de ser gobernador de Bolívar, y finalmente renunció el pasado 24 de octubre.
Entre el anuncio y la renuncia medió un par de meses, en los cuales el hipotético reemplazo del magangueleño era el joven abogado cartagenero. No obstante, “sin renuncia no hay paraíso”, lo que dio pie para recordar el viejo refrán: en política, son hechos cumplidos.
Se cumplió la renuncia de Padauí y se le configuró a Benedetti la oportunidad de llegar a la Cámara de Representantes, casi por el tiempo completo del periodo de la curul. Estaba en el lugar y la hora indicada. Ya se posesionó. Ahora, a trabajar.