La Central que mueve la ciudad – Opinión de Carlos Féliz Monsalve

Por Carlos Féliz Monsalve (Especial para Revista Zetta).- El mercado de Bazurto es sin lugar a dudas la plaza de comercio más importante de Cartagena. Esta central de abastos no solo surte de productos las alacenas de nuestros hogares, sino que es una de las principales fuentes de empleo, pues aproximadamente genera 10 mil directos y 30 mil indirectos.

El hecho que un solo lugar agrupe a centenares de comerciantes, y se convierta en el motor de impulso de la economía de Cartagena, debe ser el fundamento suficiente para que se tomen acciones tendientes a optimizar y mejorar la calidad de las condiciones mismas del mercado.

Creo que para lograr mayores estándares, que no solo beneficien a los que nos servimos de los productos que se expenden allí, sino que también cobijen a los vendedores estacionarios, es necesario del concurso de todos, es decir: autoridades locales para la toma de medidas, y la ciudadanía para cuidar las mismas.

En ese sentido, y en primer lugar se deben efectuar estudios, diseños y posteriores obras, que mejoren la estructura del sistema de alcantarillado del mercado, como una respuesta clara a los malos olores que del sistema de saneamiento se destilan, ayudando a mejor la calidad de vida y la salubridad pública del lugar, así como acción prospectiva para contrarrestar el deterioro y posible colapso de su infraestructura, por las roturas del drenaje, que están ocasionando el licuado del material base de la estructura, según informes rendidos por voces expertas en la materia.

Para algunos esta idea resultaría innecesaria, si tenemos en cuenta que existe una orden judicial que ordenó el traslado de la central de abastos a otro extremo de la ciudad, sin embargo, pienso que una vez sucede esto, esta zona seguirá siendo un nodo de desarrollo y auge en otro tipo de comercio, como ya se está reflejando, diferente al de abastos, pero que también necesitaría de espacios limpios, aptos y acordes para el desarrollo empresarial de este centro de influencia.

En segundo lugar, nuestra gente, o sea, los vendedores, deben entender que los residuos sólidos que se generen, deben tener una adecuada disposición final (que en ningún caso puede seguir siendo la Ciénaga de las Quintas), para prevenir la descomposición temprana, aparición de plagas que terminen perjudicando la percepción de la central e impacto ambiental a los cuerpos de agua vecinos. Aquí, el compromiso es de todos, porque como cartageneros merecemos una plaza de mercado a la altura.

Todo lo anterior no busca impedir el cumplimiento de la mencionada decisión judicial, sino revertir, con acciones puntuales, algunos de los problemas más evidentes que durante años han afectado a este punto importante para la productividad económica, gastronómica y cultural, como también la de los barrios aledaños, mientras se adelantan las obras de construcción de la nueva central.

Y es que el centro que mueve nuestra ciudad, debe levantarse de la decadencia que lo ha atormentado, pero para ello, se debe invertir en condiciones de calidad para la gente, posicionando al vendedor en el lugar importante que su actividad genera, contribuyendo así a la verdadera transformación que tanto estamos necesitando.

CARLOS FELIZ MONSALVE