Por Álvaro Royo (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- Ya vamos con este tema del aborto que si debe ser legal o no desde hace muchísimos años, y me preguntaba si como el cuento del ahogado seguimos buscándolo río arriba.
El aborto en su esencia no es más que la interrupción del embarazo, que si no se practica en pocos meses esta gestación pasará a ser una personita, y no somos pocos los que hemos requerido en algún momento de los servicios del médico asesino, que con el solo argumento del solicitante que porta el embarazo no deseado procede a cobrar y a matar.
Y se practica por millones por todo el mundo, legalmente o ilegalmente y además todos los días, está allí, y siguen, con el debate que si debe ser o no debe ser, pero allí esta, negándole a millones el derecho de nacer y también muchas veces negándoles a esas futuras madres, jóvenes en la mayoría de los casos el derecho a seguir viviendo, causando una pérdida y un dolor de un valor incalculable e irreparable para sus familias.
Se puede practicar el aborto por diferentes motivos pero el más común es el indeseado, eso, que no deseo tenerlo, por motivos varios, y así seguimos interrumpiendo y matando. Los argumentos para practicarlo también pueden variar, algunos un poco más rebuscados que otros como el que te permite pasar de criminal a defensor de la humanidad invocando alguna causa altruista como la del calentamiento global y la sobrepoblación mundial. Bastante flojo pero válido en su escasez de validez.
El embarazo es la consecuencia de una relación, consentida en su gran mayoría, y el aborto es la solución al embarazo no deseado de esa relación consentida, algo que suena trivial pero parece que por su sencillez es difícil de entender, y como la mayoría de las personas que recurren al aborto como solución a los embarazos no deseados son adolescentes, estas adolescentes, que por lo general tienen padres y familia que a la vez saben de estas relaciones, pero no lo aceptan públicamente, miran para otro lado siempre y cuando no haya embarazo se convierten no solo en consentidores silenciosos de esas relaciones si no en cómplices de las practicas del abortivas, sin siquiera saberlo! ¿Jodido, no?
¿Qué hace entonces que los padres y demás miembros de la familia aun sabiendo que sus hijas adolescentes empiezan a tener relaciones sexuales a temprana edad solo se dediquen a mirar para otro lado durante mucho tiempo dejando la responsabilidad en una persona que, por su edad, está habilitada hormonalmente para tener relaciones, pero socialmente es totalmente inmadura para asumir los riesgos que pueden devenir de un embarazo no deseado de unas relaciones consentidas?
Los padres lo saben, se lo imaginan, lo intuyen pero no actúan, ¿por qué?
Por pura y física mojigatería. Sí, si buscamos esa palabreja en el diccionario pues vamos a encontrar como su definición es “simulación de sentirse moralmente escandalizado”; es exactamente eso a lo que le temen, es esto lo que no les deja enfrentar este tema de frente y sin temores, y cuánto daño hacen, y ¿por cuánto tiempo? Es un daño permanente porque cuando sucede un aborto en una adolescente queda una marca allí bastante difícil de borrar, y si sucede una vez es posible que suceda más veces, con todos los riesgos que esto representa.
Me decía alguien que el problema era de educación ¿de educación? Acaso en Finlandia, Noruega, Francia, y demás países desarrollados y cultos no se practica el aborto? Pues claro que sí, pero este está regulado, lo cual me parece en mi opinión la solución después de creado el problema, lo cual no es ninguna solución porque igual estas interrumpiendo un proceso que ya no tiene reversa para que se convierta en esa personita.
La solución debe ser preventiva, mucho antes de, y esto pasa por entender y saber aceptar el que tu hija por muy niña que te parezca aun ya está en edad fértil, y a menos que le pongas un cinturón de castidad o no la dejes salir de su cuarto, siempre va a poder tener relaciones sexuales y por ende va a haber un porcentaje grande de que pueda quedar embarazada. Y me pregunto otra vez, ¿por qué con tanto método anticonceptivo disponible en el mercado estos única y exclusivamente se ofrecen para las mujeres casadas o adultas que decidan practicarlo? ¿Por qué para una adolescente no? Pues nuevamente en mi opinión, por pura y física mojigatería
¿Por qué el estado, sabiendo la magnitud del problema, sigue legislando acerca del aborto? ¿Por qué el estado y los padres adultos en un debate social profundo no pueden plantearse el tomar decisiones por las adolescentes como sería el poner a disposición de las niñas para que estas puedan tener sexo seguro y luego no tener que estar buscando las soluciones que son más traumáticas al final?
Sí, eso se lo explican en el colegio, pero la barrera social, especialmente dentro del seno familiar ¡es grande y brutal! Es casi que un tabú el que una niña de 16 años por decir una edad pueda hablar con la madre y el padre de métodos anticonceptivos, ellos prefieren callar y mirar para otro lado, pero conocen al novio de la hija y dejan que estos salgan confiando en que van a ser socialmente responsables sin saber, o sabiendo, que el tema hormonal es mucho más poderoso que cualquier explicación de las consecuencias de los actos.
Thinking.
El debate sobre el aborto se puede dar en muchos escenarios pero es un tema de decisión política, de no seguir buscando el ahogado río arriba y hablar de frente, que ese temita de llegar virgen al matrimonio muy pocos lo han practicado, si, muy pocos, esos pocos que se necesitan para que se dé la excepción de la regla, y mientras tanto los padres y el resto de la sociedad mirando para otro lado, solo volteando a mirar solo cuando hay embarazo, no deseado claro, postergando el autoengaño y legislando como el gato para tapar cagada.
- Si, se puede o no se puede estar de acuerdo con el aborto, pero algo es totalmente seguro y es que ¡aquel que está de acuerdo con este es porque ya nació!
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y como mucho gusto les responderé.
¡Un abrazo!
Alvaro Royo
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