Una larga cruzada – Opinión de Sergio Londoño Zurek

Opinión de Sergio Alfonso Londoño Zurek (Especial para Revista Zetta).-  Un buen amigo me envió la foto de un artículo publicado con ocasión de los 10 años de la Cumbre Anticorrupción de Cartagena en 1999. Me contó que el próximo martes 30 de abril se cumplirán 20 años de ese evento. En las fotos hay muchas caras conocidas, Bernard Gilchrist, Zar Anticorrupción, Nicolás Pareja, Presidente del Concejo y hoy Director de El Universal y Judith Pinedo quien 10 años después sería Alcaldesa de Cartagena y la última persona en ostentar ese cargo que ha gobernado por los 4 años constitucionales.

 

Se cumplirán también 20 años del libro de Óscar Collazos “Cartagena en la Olla podrida”. Libro del cual me acuerdo perfectamente ya que me lo tuve que leer casi que a escondidas porque causó tal indignación en mi abuela por llevar casi el mismo nombre de su libro de cocina. Más que cualquier anécdota o fecha por recordar lo que nos obliga este doloroso aniversario es a reflexionar a profundidad sobre las luchas que hemos dado y soportado los cartageneros.

 

Habrá quienes dirán que llevamos tanto años luchando y que para qué seguir haciéndolo. Que no valdrá la pena. Que nos hemos pasado dialogando entre sordos. Yo creo que si hemos dialogado mal y que no hemos podido superar las causas estructurales del problema, pero ello no significa que la lucha se tenga que dejar de dar. Todo lo contrario. Pasar del estancamiento a la acción está sucediendo en Cartagena todos los días. Hay hombres y mujeres valientes en todos los rincones de la ciudad que le hacen frente a los embates de la desidia, de la desesperanza, de los líderes bandoleros que pretenden enriquecerse a costa de ellos.

 

Esos cartageneros valientes han logrado empujar desarrollo en sus comunidades. Porque luchar contra la corrupción en últimas es transformar desidia en acción. Con su actuar han hecho frente a apropiaciones ilegales de espacio público, obras inconclusas, pero también han logrado que las administraciones, fuertes o débiles, vuelquen las miradas a sus espacios. La ciudad en su conjunto tiene ganas, se nota entre sus habitantes y ese es el motor más importante de un buen gobierno. Las ganas que hacen mover la aguja de la esperanza, esa que no se puede apagar en una sociedad.

 

Hay todavía una larga cruzada por delante. En la carrera de relevos que es la historia hay muchas leyendas de héroes y heroínas por contar. Su compromiso y esfuerzo son el motor de la lucha de quienes soñamos con una mejor ciudad. Serán muchos los retos que como sociedad tendremos que superar. Hay quienes han dicho que Cartagena es apatía, yo creo que nuestra ciudad es acción. He visto de primera mano el valor de nuestras comunidades y de funcionarios públicos que no se han dejado torcer. Engranemos las fuerzas del positivismo y la esperanza, el camino está ahí para ser transitado hacia la victoria.