Por Álvaro Royo (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- Se pregunta uno cuáles son los límites de la televisión y de las empresas cinematográficas para explotar el tema que sea, del país que le venga en gana, y es que por falta de esta línea que demarque ciertos límites ahora somos en Colombia 50 millones de narcotraficantes, traquetos y paletos.
Llevamos la medalla de oro hace más de 40 años que nos distingue orgullosamente como “los principales productores de cocaína del mundo”, pero esto no quiere decir que todos produzcamos cocaína en Colombia, y esto de fabricar contenidos audiovisuales sobre temas sensibles y delicados que solo buscan con su morbo exaltar el crimen y crear audiencia debería ser como el que tala arboles legendarios, si tala uno debe sembrar doscientos, así, si talas mil, debes sembrar doscientos mil.
Producir una serie de televisión o de cine exaltando la parte negativa de un país debe tener sus consecuencias, porque en primer lugar se hace mezclando una cucharadita de verdad con 20 camiones de ficción y mentiras, creando guiones espectaculares que convierten hechos vergonzosos y delictivos en mierda comestible que te enganchan al televisor por meses, creando confusiones a un nivel súper masivo que marcaran por décadas a una familia a un país y a generaciones enteras.
El desastre lo iniciamos nosotros mismos con el Cartel de los sapos, Las muñecas de la mafia y un largo etcétera, luego vinieron los gigantes como Netflix y siguieron regando basura sobre nuestras cabezas para ponerle la fruta al pastel las diferentes películas con actores de primer nivel producidas en Hollywood.
Y es que no deja de ser fastidioso en este mundo más globalizado y en el que te toca encontrarte no solo en los aeropuertos y las ciudades que visitas si no virtualmente con gente que no deja de mencionarte y recordarte la relación del nombre del país Colombia con la cocaína y el crimen, yo tengo más de 15 años de no prestarle atención pero ya hay situaciones que te ponen los pelos de punta y te ponen a hacerte más de una pregunta con respecto a estos expertos en producir y esparcir excrementos sobre nosotros.
Estás haciendo la fila de inmigración en un aeropuerto y ves que la fila va avanzando velozmente al distinguir delante de ti a japoneses, europeos o australianos, pero cuando llegas tú y entregas tu pasaporte, allí la fila se detiene y se inicia una revisión minuciosa y te miran varias veces porque no eres un ciudadano corriente, eres un sospechoso que viene del país que solo sabe matar y producir cocaína.
La tapa de la olla la tuve que pasar en la ciudad de Hong Kong hace unos días cuando trataba de abrir mi segunda cuenta bancaria allá y los requerimientos para los colombianos se han multiplicado en dificultad exponencialmente, pasaba de una banco a otro y cuando ya desistía por las trabas que ponían pregunté a un funcionario del banco que ¿por qué es tan difícil ahora y hace 12 años cuando abrí mi otra cuenta no lo era? Y me respondió medio en broma y medio serio, “because there are to many narcos series about Colombians in Netflix” (porque hay muchas series de colombianos narcotraficantes en Netflix).
¡Vaya pal carajo!
Está bien, me voy, muchísimas gracias. Es todo lo que pude decir, para qué ponerse uno a discutir algo que no lo podemos cambiar ni solucionar ya que se mueven millones por la coca y por las series de televisión sobre la coca. Eso está fuera de mi alcance.
Adicionalmente ya hay bancos acá en China que a los ciudadanos que tienen pasaporte colombiano no les abren ni una cuenta de ahorros, no nos quieren como clientes.
¿Y qué puedo hacer yo? Mejor me desahogo escribiendo un artículo para la Revista Zetta, dije.
Y es que millones de personas que antes no sabían qué era Colombia y ni siquiera estudiaron geografía, tienen acceso al control del televisor y allí son mal educados sobre nosotros, y esa es la verdad para ellos, no hay otra.
Todo se vale en el negocio de crear audiencia y rating, son billones de dólares los que se mueven en esa industria, y ¿quién verifica que lo que se está diciendo corresponde a la realidad? La gente tiende a creer que la ficción está relacionada con viajes espaciales y galaxias lejanas, y cuando ve una serie de estas con todos los atuendos contemporáneos, nombres y la bendita frase de basada en hechos reales todo se lo imagina como verdad, cero es el número de televidentes que van a verificar algún dato histórico para saber si es carreta o es cierto, son hechos reales para ellos, y eso no se lo van a sacar de la cabeza sino hasta que el señor los llame a recogerse.
Nuestros nietos y tataranietos y los hijos de ellos cargarán con esa bolsa de basura sobre sus espaldas y sufrirán las consecuencias de estos estudios de películas que se enriquecieron internacionalizando y visibilizando nuestras miserias.
Pensaría que no hay derecho y que si se me ocurriera poner un límite a este desastre pensaría en la ley del árbol, y es que si alguien quiere producir una serie sobre narcos o crimen sobre Colombia, entonces debe hacer 20 también de la misma calidad sobre nuestro café, sobre Shakira, sobre García Márquez, sobre nuestros futbolistas, sobre nuestro folklore, la lista de cosas buenas es extensa y variada.
Y a los colombianos que viven en Colombia les sugeriría le den la espalda a todo lo que tenga que ver con el tema en televisión y cine mientras el gobierno hace algo para solucionar las desigualdades que hacen que producir cocaína sea la única forma de sustento.
Consideren mis deseos como mera ficción
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y como mucho gusto les responderé
¡Un abrazo!
Álvaro Royo Bárcenas
enchina@gmail.com
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