Por John Zamora (Director de Revista Zetta).- Por siglos el poder político y el económico han confluido en el manejo del Estado, a veces junto con el poder eclesiástico. Con asiduidad los grupos de interés económico manifiestan sus pareceres frente a los gobiernos, lo que es normal y legítimo.
Por eso no tiene nada de extraño que en Cartagena el antes mudo Consejo Gremial de Bolívar haya pasado a la locuacidad para manifestar sus puntos de vista sobre todo lo que sucede en la ciudad.
Desde que llegó Verónica Monterrosa, el Consejo Gremial ha venido pronunciándose por muchos temas, y es seguro que esa sea una de las consignas pautadas por su Junta Directiva.
En el comunicado más reciente, el CGB parece ser más que un grupo de interés, y se atisba el moldeo en arcilla de una especie de nuevo partido político, con una propuesta tan peregrina como amorfa: una “mesa de trabajo” para producir “acciones contundentes”.
Con no poca jactancia y arrogancia, Doña Vero pretende sentar al mismísimo Presidente de la República, la Vicepresidenta de la República, al señor Procurador General, al Contralor General, al Consejo Nacional Electoral para que vengan y tomen “acciones contundentes” contra la corrupción.
En medio de tanta mandarria, no entiendo porqué no mencionan con nombre propio a William García Tirado y Yolanda Wong, a quienes les están pidiendo tácitamente que renuncien a sus candidaturas por estar incursos en investigaciones preliminares.
¿A qué se referirá Doña Vero con acciones contundentes?
Los colombianos estamos mamados de la inoperancia de la justicia, permeada por la corrupción y acomodaticia en muchas de sus decisiones, como lo atestigua el llamado Cartel de la Toga. Estamos mamados de la larga espera de los fallos. Estamos mamados que los delincuentes salgan libres por vencimiento de términos o por pifias minúsculas en las capturas. Estamos mamados que las destituciones de la Procuraduría lleguen años después que el funcionario ha dejado el cargo. Estamos mamados que se roben el erario y la Contraloría no recupere el billete. Estamos mamados de casos como Reficar, y en este contexto todos los colombianos aspiramos a que se tomen “acciones contundentes”: prontas y ejemplarizantes.
En Cartagena estamos mamados de la corrupción y todos queremos “acciones contundentes”.
No sé si a eso se refiera Doña Vero, pero como no lo explica no podemos saber qué quiere decir ella y su corte suprema de moralidad pública… perdón, su junta directiva.
Pero a riesgo de mal interpretarla, creo que se refiere a que salgamos de dudas en los casos que comprometen la moralidad pública, no sea que repitamos la inestabilidad en el mando de la ciudad. ¿Será?
Si se refiere a la demora en la toma de decisiones, quién quita que pudiera estar hablando del sonado caso de la venta de un triángulo de playa en Bocagrande, por parte de la exdirectora de Funcicar y entonces alcaldesa Judith Pinedo, y de su entonces secretaria de Despacho Vivian Eljaiek (actual presidenta seccional de la ANDI, miembro de la junta directiva del CGB, es decir, jefa de Doña Vero), cuyo juicio lleva años y años, con audiencias fallidas, y sin decisión. A ellas les asiste el derecho constitucional a la presunción de inocencia, y resulta injusto que en muchos sectores ya las tengan condenadas. No sé si este caso sea llevado a la “mesa” convocada por el CGB.
Mucho podremos barajar el concepto de “acciones contundentes”, pero fijo es que no significa “juicios sumarios”, de esos que hacen los dictadores para disfrazar sus sentencias de fusilamiento. ¿Imagínense si a la dupla Pinedo-Eljaiek le hubieran aplicado un juicio sumario?
Doña Vero: ¿Acciones contundentes es apremiar los procedimientos al límite? ¿Ordenar medidas cautelares para apartar a los encartados de la escena pública? ¿Escuchar en monofónico lo que digan los convocantes de la “mesa”? ¿”Ayudarle” a la democracia sacando a los “indeseables” del camino de las urnas? ¿Sustituir el estado de derecho?
Si yo fuese Duque, Ramírez, Carrillo o Córdoba, no me sentaría en ninguna mesa que no me aclarara antes cuáles son las acciones contundentes que me piden.
Yo quiero una democracia aseada y no la dictadura de los privilegiados.