Por Danilo Contreras (Especial para Revista Zetta).- El ilustre y controversial cartagenero Rafael Nuñez fue el autor de una fórmula que solo un estadista de cepa puede engendrar y asentar en la memoria de una nación: “Centralización política y descentralización administrativa”, breve pero sustantiva y ecléctica proposición con la cual nuestro paisano conjuró la anarquía en la que infortunadamente acabó el experimento federalista que los liberales radicales consagraron en la constitución de Rionegro de 1863, de la cual se dijo parecía confeccionada para un país de ángeles.
Esa fórmula constitucional no ha podido ser perfeccionada aún hoy luego de un siglo y mas de idas y venidas. Ahora es muy probable que solo nos quedemos con la idea de “centralización” con la cual han soñado siempre las élites santafereñas y de paso las aristocracias locales para asegurarse el poder.
La crisis institucional, la venalidad e incapacidad de nuestra dirigencia, ha sido culpable en gran medida de la permanente tutoría que el gobierno nacional ha ejercido sobre la ciudad, expresada en permanentes encargos a alcaldes sin origen en la voluntad popular.
Pero la interinidad referida es un chiste si consideramos que mediante ley de la república que avanza sigilosamente, se establecerá el “fondo de sustentabilidad pro – Cartagena 500 años para la superación de la pobreza extrema a 2033”.
Pues bien, bajo los afeites de un título que pocos se atreverían a controvertir, se busca dar manejo fiduciario a recursos destinados por la nación y el distrito para superar el flagelo de la pobreza extrema que azota atávicamente a nuestra población; pero además, convenientemente, el objeto del fondo se extiende a la administración de los recursos destinados a la realización de las obras de que trata la “ley del Sitio” entre las cuales se cuentan las obras de protección costera, el plan maestro de drenajes pluviales, la conclusión de la vía perimetral, la quizás innecesaria Quinta avenida de Manga y otras multimillonarias infraestructuras. No se ve una relación causa – efecto entre la Quinta avenida de Manga y la superación de la pobreza extrema, conforme mi prescindible opinión.
Pero hay más perlas. El fondo está diseñado para administrar un eventual crédito con el BID para superación de la pobreza que Meisel y Ayala propusieron a título de hipótesis, en su consultado estudio sobre el tema bajo el auspicio del Banco de la República. Hipótesis esta susceptible de discusión en tanto se trata de un expediente facilista que parece desconocer fallidos antecedentes como el ya famoso crédito por $250 mil millones de la administración Vélez, que nos dejó con la deuda y sin las obras. Esa salida omite además escenarios fiscales que la ciudad debe plantearse para hacer verdaderamente sostenibles las soluciones a los álgidos problemas que padecemos y que además dejan tranquilos a quienes se enriquecen a costas de la ciudad sin ayudar a redistribuir la abundancia.
La tutoría será ejercida por una junta compuesta por 5 representantes de la Presidencia de la República, el gobernador de Bolívar, 2 representante de la Alcaldía y 3 de la sociedad civil. Una mera aritmética, en la cual también soy lego, me indica que las autoridades legítimamente instituidas por la constitución para el distrito, poco o nada tendrán que hacer en cuanto a la dirección de los cuantiosos recursos mencionados, dada su íngrima minoría.
El protectorado cobra vigencia hasta 2033 y podrá extenderse hasta 2041, pero además se le eximirá del cumplimiento de la engorrosa ley 80 de contratación estatal, pues también, convenientemente, prevé que su régimen de contratación será de derecho privado.
Así las cosas y por cuenta de esta iniciativa, alcalde y Concejo seguirán siendo irrelevantes como hasta ahora, eso no es novedad.
Iniciativa similar existe en el puerto de Buenaventura, con poco éxito y muchas controversias hasta ahora. Pero sería bueno especular si en gracia de discusión, Bogotá, Barranquilla o Medellín aceptarían un protectorado tal.
Ojalá que estas, tal vez desorientadas observaciones, puedan abrir una más amplia discusión sobre un asunto tan trascendental.