POR: MIGUEL RAAD HERNÁNDEZ – Octubre 16 de 2014.
Empiezo por recordar que la libertad de desplazamiento y locomoción es una de las libertades fundamentales del ser humano. Corresponde a las autoridades garantizar este derecho, de modo que la movilización sea expedita, esto es, sin restricciones, con seguridad y sin pérdida de tiempo que afecte la productividad de las personas.
En Cartagena la efectividad de este derecho es una asignatura pendiente de las últimas administraciones. Desde cuando la Cooperación Japonesa produjo el conocido Informe Jica, empezado en el primer gobierno del alcalde Curi y entregado al Alcalde García Romero, se diagnosticó que los tiempos de movilización de los cartageneros eran superiores a las dos horas diarias, lo que significaba que al final del año, se perdiera aproximadamente un tercio de su tiempo hábil afectando su productividad, su descanso y el tiempo dedicado a la familia. En resumen, afectando su calidad de vida que,en buena parte, transcurría al interior de buses o busetas en mal estado, con hacinamiento y riesgos para su integridad personal.
Desde el Informe Jica del año 95, aproximadamente, se propusieron las soluciones al indeseable estado de cosas. Lo primero fue reiterar lo ya conocido: Una buena movilidad es consecuencia de una ciudad debidamente planificada e integralmente organizada. La fluidez y calidad de la movilización de los ciudadanos depende de una pluralidad de factores que se Inter-relacionan dinámicamente.
En efecto, el asunto empieza desde el mismo Plan de Ordenamiento Territorial, que es el encargado, como lo dice el nombre, de ordenar el territorio donde se asienta la población, de acuerdo con los ejes geográficos, ambientales e históricos que lo definen. Cartagena es una ciudad Caribe, plana, con tres ejes principales definitorios que son el Mar Caribe, el sistema de caños, lagos y lagunas interiores y unos cerros estratégicamente ubicados que son La Popa, Albornoz, El Marión, El Diamante, entre los principales, y TURBACO en su límite urbano por el suroccidente. Además, tenemos que preservar un legado histórico que es la ciudad colonial. Corresponde al POT definir dónde quedarán los asentamientos de nuestra población, los usos y destinos del territorio y, de acuerdo con esas definiciones, el trazado de nuestra malla vial. Hechas esas definiciones fundamentales en el POT, corresponde a la autoridad hacerlo cumplir. Allí juegan un papel de alta importancia las Oficinas de Planeación, Control Urbano y las Curadurías Urbanas, para hacer respetar las distintas normas del POT.
Definida la ciudad en el territorio, corresponde a la autoridad ejecutiva, Alcaldía y H. Concejo Distrital, construirla con criterios de previsión y anticipación. Esto es, anticiparse a la ocupación del territorio por las comunidades, urbanizándolo adecuadamente. Habrá que trazar y construir las manzanas, las vías principales y secundarias, extender e instalar todas las redes de los servicios públicos fundamentales, delimitar y construir las zonas verdes y los espacios públicos, organizar e implantar las rutas de transporte público, etc.
Me dirán que esa es una situación ideal para una ciudad nueva y que Cartagena ya es un caso de omisión de casi todo ese proceso, pues en su crecimiento ha sido desbordada por los hechos. Y no falta razón a quienes esto afirman. Pero es viable re- encauzar nuestro crecimiento. Sólo hay que tener claro lo que queremos y necesitamos, para rectificar. Hay que comenzar con el nuevo POT, que recomiendo sea contratado con expertos planificadores y urbanistas internacionales con experiencia en planes de ciudades similares que son referentes en el mundo, como lo es Cartagena.
En el entre tanto, hay que adoptar un Plan de Choque urgente, con ejercicio de autoridad, que inicialmente controle y elimine las violaciones y obstáculos a la movilidad tales como la invasión de las vías por las carretas, carros de mula, bici-taxis, moto- taxis, vendedores ambulantes, conductores infractores, resaltos irregulares y arbitrarios puestos por los ciudadanos y aún por la misma Policía frente a sus estaciones, etc. Además, es URGENTE definir y aprobar el nuevo Plan Vial de la ciudad, que incluya nuevas avenidas transversales de Oriente a Occidente, de las que carece la ciudad; construya un nuevo eje vial de Norte a Sur, que debería ser la Avenida Pedro Romero a doble calzada, extendiéndola hasta empalmar con la Avenida Chambacú, con especificaciones de Park Way y renovación urbana integral.
COLETILLA 1: No me refiero a Transcaribe en este artículo porque considero que ya no es una solución a la movilidad sino un agravante para la misma. Esa fue una recomendación de hace más de 15 años, para la ciudad de entonces.
COLETILLA 2: Alguien podría decirme ¿cuáles son los criterios para la inversión del macro-crédito contratado por el Distrito, especialmente en lo que a vías se refiere?.