Nada de seguir callados, ni pasivos, ni conformes, ni sometidos: a castigar a los corruptos en Cartagena.
Contra todo pronóstico, el voto-castigo ganó un espacio en la realidad política de la ciudad e impuso al candidato que quiso como Alcalde: William Dau Chamatt.
El propósito a toda costa era derrotar a lo que representó la postración moral e institucional de Cartagena y cualquiera que encarnara esa aspiración sería el agente.
Como en la final del Derby de Kentucky, en los últimos cien metros ganó uno de caballos que menos apuestas tenía, y derrotó casi sobre la meta al favorito.
Si William Dau era apto, si conocía de administración pública, si tenía programa de gobierno, si era accionista de Acuacar… nada… nada de eso importaba. Lo que importó fue su monosilábico discurso de No a la Corrupción, y la palabreja que se convirtió en tendencia viral: ¡Malandrines!
Como cuando usted sufre un accidente, está en el fondo del abismo, y tiene su pierna aprisionada. Que se la amputen o que le quiten el bus de encima, en el desespero lo único que importa es salir con vida. Al voto-castigo lo único que le importaba era quitarles la sartén por el mango a los que consideró responsables de la catástrofe política y social de la Fantástica.
El voto-castigo se expresó de dos formas. Por una parte no solo catapultó al desconocido Dau a la Alcaldía, sino que también se expresó con el voto en blanco tanto en Cartagena como en el plano departamental. Aunque el favorito Vicente Blel Scaff ganó sin atenuantes la Gobernación de Bolívar, ojo que el voto en blanco logró un segundo lugar con 160 mil votos, superando a Hernando Padauí, también de la clase política.
Hoy más que nunca, el alcalde elegido en Cartagena tiene que ser un verdadero mandatario, es decir, una persona que acate la orden del pueblo, y esa sabiduría solo la Divina Providencia sabrá si la logra interpretar William Dau.
Por la trascendencia de su accionar, por configurar una nueva realidad política, por cambiar a los que no quisieron cambiar, el Voto-Castigo es la Persona del Año para Revista Zetta.