Armonía, solidaridad y disciplina – Opinión de Carlos Féliz Monsalve

Por Carlos Féliz M Monsalve (Especial para Revista Zetta 20 años).- Sin precedentes se torna esta situación acaecida con la propagación del COVID-19 en el mundo entero, y en especial los posibles embates que la pandemia pueda tener en nuestros territorios. No es ajeno para nosotros las dudas que produce el saber que hay posibles consecuencias nefastas en el contagio masivo de este virus, que desde finales del año anterior, amenaza nuestras condiciones normales de habitabilidad.

No obstante a ello, para las autoridades públicas, incluidas la de todas las ramas del poder público, y demás organismos que conforman nuestra Nación, han concursado de manera diligente, oportuna y pertinente para que desde los diferentes sectores y competencias se adopte medidas de prevención, mitigación y manejo del riesgo epidemiológico.

Es importante que la ciudadanía arrope las estrategias con la legitimidad popular necesaria, porque en estos momentos quienes intentan atender la crisis, no cuentan con manuales o protocolos soportados en antecedentes próximos equiparables, en virtud que el Coronavirus es un hecho que en las proporciones dadas, resulta ser inusitado para todos. Los gobernantes no deben ser blanco de críticas, estar o no de acuerdo con lo dictado, es aceptable, pero antes de destruir, mejor construyamos y propongamos alternativas.

En lo que respecta a nuestro Departamento, es importante destacar que, más allá de los casos presentados en Cartagena, y el municipio de Turbaco del cual me entero por los portales noticiosos durante la confección de estas líneas, las otras municipalidades conformantes aún se mantienen indemnes al COVID-19. Por ello, considero que los alcaldes, como primeros respondientes y conocedores de primera mano de las necesidades propias de sus comunidades, deben procurar absoluta sinergia, compromiso y trabajo armonizado con los esfuerzos adelantados por el Gobierno Departamental, el cual, desde el primer momento inició acciones incesantes y a la altura, para lograr saldos positivos en lo que a su territorio respecta, conteniendo lo más posible la conquista de nuevas fronteras dentro de la jurisdicción, sin perjuicio de las excepciones ya señaladas.

La principal línea de defensa hoy en día es la solidaridad y trabajo en equipo, recordemos que no existen tratamientos farmacológicos que desaceleren la curva de expansión de la epidemia. Entender que solo a través de la atención oportuna de los servicios públicos, sobre todo el suministro de agua potable (para el lavado de manos), así como la efectiva ejecución de cada una de las órdenes emanadas desde el Gobierno Nacional para atender el confinamiento preventivo obligatorio, son los principales bastiones de defensa recomendados por las autoridades sanitarias en el mundo.

El Gobierno Departamental, no bajará la guardia en esta batalla difícil, pero no imposible de vencer; Bolívar recibió el nombre de nuestro Libertador, y su gente heredó el coraje y templanza para sortear los azares del destino. Hoy, solo resta a todos, permanecer en nuestras casas para acatar la medida de aislamiento, y para nosotros, los que entendemos que la función pública esta al servicio del interés general, solo queda seguir parado en la raya para contener y mitigar este mal natural.

No daremos un paso atrás, pronto nuestras vidas resultarán igual a las de antes, pero con profundos cambios, como enseñanza de lo acontecido; valoraremos más la función de los trabajadores sanitarios y entenderemos la relevancia de procurar un poco más por nuestro autocuidado, como acción individual de gran importancia social. Estrecharnos las manos y darnos un abrazo volverá a ser considerado algo cotidiano y no un arma de gran lesividad o punto de contagio.

Sabemos y entendemos que no todos cuentan con las mismas condiciones para sobrellevar las medidas extraordinarias, pero quiero decirles que no pierdan la calma, la articulación entre gobiernos aunará esfuerzos para subsidiar y asistir a quienes más lo necesiten.

Hago un llamado también al sector privado, para que en este momento mostremos lo mejor de ser humanos, contribuyendo al prójimo necesitado con lo que podamos y nazca, no como una obligación legal, pero sí como un deber moral.

Acaparar, acopiar, reservar y especular en estos tiempos, debe ser objeto de ejemplarizantes sanciones de toda índole, no es posible que pocos, en provecho de la penuria, intenten afectar la economía maltrecha que en estos momentos nos acompaña.

Entendamos que para solventar esta increíble prueba, debemos respetar y entender que la no atención de las recomendaciones, órdenes y medidas, acrecentará la crueldad de este mal. Paradójicamente y hasta que la ciencia no la descubra, la cura está en nuestro día a día, con dosis de armonía, solidaridad y disciplina.

CARLOS FELIZ MONSALVE