Por Óscar Marín (Especial para Revista Zetta 20 años).- El mundo parece estar dividido en medio de esta profunda crisis que afrontamos con el Covid 19. Por un lado, encontramos unos sectores que defienden la economía a ultranza y por otro, los que anteponen la vida por encima de los cálculos, las cifras y los valores.
Nunca antes como Estado nos había tocado asumir un reto tan colosal, en donde las muertes inevitables fuesen las noticias del día a día; en medio de las múltiples tensiones entre quienes buscan preservar las vidas a través del confinamiento y los que optan por salvar las empresas.
Si bien, los efectos de esta pandemia han sido moderados en comparación con Asia, los gobiernos se han visto forzados a tomar medidas radicales. Hoy el número de contagiados en Colombia llegan a los 3.792 y las víctimas mortales escalan los 179 según los últimos reportes del Ministerio de Salud.
El presidente Iván Duque manifestó recientemente en una entrevista que «el coronavirus es el reto más grande para todos los sistemas de salud del mundo y será especialmente difícil para los países latinoamericanos, debido a que nos puede desbordar».
Y desde luego que no es para menos. La evolución de la economía latinoamericana se levantará nuevamente dependiendo de cómo se comporten las economías de China, Estados Unidos y Europa. Aún así, entendemos que Colombia y los países centroamericanos y caribeños dependen mucho menos de la demanda china; pero no tengo dudas de que el golpe nos llegará por la vía de los Estados Unidos.
Desde el Consejo de Cartagena estamos trabajando y buscando los mecanismos que permitan en el desarrollo de todas las acciones que sean necesarias para proteger la vida de todos los ciudadanos.
Nuestro compromiso no debe ser otro que el de garantizar un mejor presente y un futuro más esperanzador desde todos los ámbitos: lo social, ambiental y económico; en donde se priorice plenamente la salud y el bienestar común por encima del interés particular; aún cuando reconocemos que un gran sector de nuestra economía se encuentra inmersa en la informalidad.
Como dirigente de esta ciudad a la que quiero profundamente, solo puedo decir que la humanidad a lo largo de su historia ha ido encontrando una serie de obstáculos que en su momento parecían insalvables. Y aún así, luego de que estas crisis han sido superadas, surge un mundo mejor, lleno de esperanzas, en el que todo está nuevamente por descubrir.
Cartageneros hoy el presente nos reclama que no desfallezcamos. Nuestro espíritu solidario nos ha hecho fuertes aún en medio de las noches más oscuras. Por eso invito a todos los cartageneros para que juntos sigamos sumando esfuerzos por la vida.
Oscar Marín Villalba
Concejal de Cartagena