(Preámbulo) Decisiones. Estamos en tiempos de decisiones. Estamos jugándonos la vida, y eso ya es mucho. No estamos para jueguitos, ni mucho menos para premios insulsos. No estamos para servir de conejillos, ni siquiera de Cartagena de Indias, ni para andar a tientas o jugando a la ruleta. Así es la pandemia.
Por John Zamora (Director Revista Zetta 20 años).- Apegado a su constante personalidad en “pico y placa”, como ya lo hemos reseñado en distintas circunstancias, el alcalde anda en esa montaña rusa donde a veces nos sentimos confiados y seguros, y al rato volvemos a la zozobra.
Recordemos que comenzó dubitativo con la alerta del coronavirus, dejó llegar cruceros y permitió que el Ficci siguiera algunos días, y pronto actuó con ejemplar aplomo, y Cartagena fue la primera ciudad con toque de queda. En general, vemos que el alcalde ha tratado de gobernar en medio de la emergencia, y se le ha visto consagrado, sin pausa, trasnochando y amaneciendo, al pie del cañón.
Se le ha ido la lengua, como es habitual en él, al tratar de graficar la gravedad de la pandemia, como decir que habrá muertos como moscas, pero ello no deja de tener un efecto de advertencia, sobre todo ante la indisciplina social.
Y cuando estamos metidos en el cuento, de pronto sale con una sarta de madrazos al Concejo, y tiene que venir el arzobispo a poner la paz… (una paz que se pondrá a prueba en la discusión del despalomado Plan de Desarrollo).
Luego vuelve en sí y retoma la atención a la pandemia, con algunos altibajos como los errores en el pico y cédula… pero ya han pasado los días, y es hora de mostrar algo más. Este domingo, en las redes de la Alcaldía, anunciaron que habría un Facebook Live a las 4.30 p.m. Yo esperaba anuncios de gobernante, de un estadista al frente de una emergencia. Esperaba, por ejemplo, una decisión sobre la atención estructural de la pandemia, algo que supere la entrega de mercaditos, o la imposición de comparendos por violar toque de queda, y que sea una herramienta institucional integral frente a la pandemia: atención hospitalaria, dotación del personal, pago de deudas, reactivación económica, desescalamiento del confinamiento, horarios de trabajo, reanimación del turismo, financiación del transporte público, pago de servicios públicos domiciliarios… en fin, tantos temas de trascendencia. Pero lo que no esperaba era que terminara en un concursito fácil de redes sociales: el que tenga la fórmula más original del “pico y cédula” … ¡por favor! Y como si fuese poco el desatino, la guinda es el premio: una foto con el alcalde, dándole cuerda al reloj público… (¡¿?!)
A todas estas resulta indispensable que, sobre la marcha, la Alcaldía de Cartagena reacomode su estructura para encarar la emergencia. Si bien hay algunas secretarías que han tratado de interpretar esa partitura, como la Secretaría General, es preocupante ver que muchas dependencias se quedaron con los “pantalones abajo” en esta crítica época. ¿Qué ha hecho en cinco meses la famosa Gerencia de Ciudad? Ná.
No cabe duda que William Dau es el alcalde mejor intencionado que hemos tenido en la historia, sobre todo después del desastre institucional de los últimos años. Pero no es suficiente. La pandemia ha impuesto una nueva agenda a todo el mundo, y la ciudad no puede ser la excepción. Si bien la lucha contra la corrupción ha sido la bandera y razón de ser de su asunción, sin aflojar en ese empeño, de ahora en más debemos entrar modo “Pos Covid”.
Y ese Pos Covid tiene que verse reflejado en el Plan de Desarrollo “Salvemos Juntos a Cartagena”, y no resulta así. El documento tiene notorias falencias, comenzando porque el responsable inmediato -el Secretario de Planeación- demostró que no conoce a la ciudad.
El PD no refleja el impacto de la emergencia en las finanzas nacionales y sigue “montando paquitos” de megaproyectos que ya no serán. En general, las arcas distritales no tendrán el mismo SGP ni Regalías ni otros apalancamientos de la Nación.
El PD tampoco dice nada sobre un sector tan, pero tan, pero tan pertinente para la ciudad: el turismo. Y no dice nada de temas de los cuales el Covid nos tiene hablando. ¡El nuevo mundo que nos deja la pandemia!
Soy de los que creen que el alcalde Dau tiene el perrenque para comandar la ciudad, pero debe que ponerle más sustancia y menos vitualla al sancocho que hierve en la leña.