Por Yolanda Wong (Especial para Revista Zetta 20 años).- Quisiera que el titular fuera otro, pero no encuentro como llamar a estas líneas que debo escribir con dolor por lo que nos está pasando.
Desde hace algunos días escucho titulares como “La curva se está aplanando”, “La curva está bajando” y otros adjetivos para minimizar o denotar mejoría en los datos estadísticos de la pandemia en Cartagena.
Continuamos con unos informes de cuántos contagiados existen, cuántos muertos y cuántos se mejoran, ¿quiénes son?, en ocasiones ni sabemos, pero en nuestro diario a vivir si empezamos a sentir la perdida de personas cercanas, conocidas o familiares por causa de la horrible pandemia.
Yo quiero exponer unas cuentas que las pueden llamar alegres, pero que cualquiera con tres dedos de frente las puede hacer.
¿Cuántos hornos crematorios hay en Cartagena?, oficialmente uno que corresponde al cementerio Jardines de Cartagena, ubicado en el barrio Alameda La Victoria, ¿Cuántas personas pueden cremar al día?, informaciones de empleados del Parque Cementerio dicen que su capacidad es de cremar 12 cuerpos, incluyendo servicios mortuorios con pago anticipado (Servicio Pre pagado), lo que significa que no es exclusivamente para los muertos por Covid 19.
Vistas a vuelo de pájaro estas líneas, viene la pregunta mayor, ¿Qué capacidad real tenemos para cremar los muertos por Covid 19?, en el mejor de los casos los empresarios del Parque Cementerio ceden a la Pandemia el 50%, es decir, podemos cremar sólo 6 al día, entonces voy encontrando lógica a los registros que emiten las personas que hacen los reportes, pues veo que les gusta el número 5.
Pero como los cartageneros no somos tontos, quiero preguntar públicamente a las autoridades, ¿qué hacemos con los muertos de nuestra gente que pasan el numero habilitado para cremar?, respuestas arbitraria y suelta; los enterramos sin ningún protocolo en los demás cementerios púbicos (Olaya o Albornoz). Por ejemplo, el caso del video que circuló de un joven aún intubado que sus familiares lograron abrazarlo y cantarle al oído de manera irresponsable, si a esos muertos de los barrios humildes no los creman, los sepultan sin los protocolos de bioseguridad, que es lo más grave, ¿Dónde está la autoridad competente?.
Será que estos son los entierros de mi pobre gente pobre, donde por no desnudar nuestra realidad quieren que traguemos entero y creamos que de verdad se aplana la curva, teniendo muertos a tutiplén que se encuentran en los cuartos fríos de las clínicas o en sus capillas mientras les llega el turno para ingresarlo al horno crematorio. No creo que los cartageneros nos chupemos el dedo y nos confiemos del aplanamiento de la curva, señores después encontremos la mala hora en las narices, cayendo como moscas, como dijo alguna voz seudo profética.
A veces me pregunto, ¿por qué la curva ha sido irregular baja y sube? La respuesta técnica es porque esos datos obedecen a la proporcionalidad de pruebas realizadas vs resultados, pues claro cuando bajamos el número de toma de muestras realizadas por las EPS proporcionalmente baja el número de resultados. Es la única fórmula en la que ha tenido la razón, la señora Directora del Dadis, del resto todos los datos emitidos por ella los he tenido en modo Pinocho.
De acuerdo a estas matemáticas de la muerte, hoy manifiesto que siento mucho decirles que los datos que nos están mostrando obedecen a la suma de dudas, la división de criterios, restan confianza, multiplican preocupaciones y elevan a la enésima potencia el grito de auxilio de una ciudadanía que no le están contando la verdad porque el orden de los factores altera el resultado que quieren mostrar.
Las operaciones planteadas aquí obedecen a la realidad que estamos viviendo, no a la que los boots, inteligencias artificiales o cuentas amigas quieren influir en las redes sociales u otros canales. Estoy segura que después de haber leído estas líneas y a la cuenta de 1, 2,3 aparecerán a deslegitimarme, pero como les dije con anterioridad, todos tenemos tres dedos de frente y estamos grandecitos para entender la matemática básica.
Yolanda Wong Baldiris.