Por John Zamora (Director Revista Zetta 20 años).- El aeropuerto Rafael Núñez está listo, el sector productivo está ávido, pero quien está llamado a aprovechar al máximo la reapertura de vuelos es el alcalde de Cartagena, William Dau.
Primero, para que su gobierno por fin levante vuelo. Después de llegar al punto de honor que significó la presentación del llamado “Libro Blanco”, sicológicamente quedó liberado de esa obsesión por la denuncia, se despachó a sus anchas, puso a todos sus funcionarios a buscar y presentar todo lo encontrado como una malandrinada, y ya puede pensar en otra cosa, como por ejemplo, gobernar.
Segundo, para que su administración comience a tender un puente aéreo con un actor de suprema importancia, al que siempre hay que tocarle puertas: el gobierno nacional.
Dau no tiene intelocución ni con el presidente Duque ni con sus ministros y eso es grave para las aspiraciones de Cartagena en materia de megaproyectos. Pensemos en el canal del Dique, o la protección costera, o la perimetral, o el cerro de la Popa, o el PEMP, o todo aquello que implique un gran esfuerzo fiscal desde Bogotá. Sin ir muy lejos, veamos el ejemplo de Barranquilla, que tiene cuota en el gobierno como la MinTic Abudinen, y tiene muchos puentes tendidos para jalonar sus intereses, verbigracia el dragado del canal de acceso al puerto.
Ya aprendimos que cuando Dau habla siempre hay una distracción de por medio. Cuando fue elegido, dijo que se iba a dedicar a los grandes asuntos estratégicos y que Mónica Fadul sería una gerente de ciudad. Ni lo uno ni lo otro, y lo peor es que no hay una política clara ni acciones concretas que permitan inferir que andamos en buenos términos con el GN.
Si repasamos, con el único Ministerio que ha habido cierta interacción -y eso, por obvias razones- es con MinSalud, y pare de contar.
Teniendo una cartagenera como Ministra del Interior, Alicia Arango, no podemos decir que hay en marcha algo significativo. Recuerdo que con Juan Fernando Cristo por lo menos se inició la estación de policía de El Pozón. El MinTic acaba de llevar la tecnología al Islote, pero en la foto estaba el gobernador Vicente Blel y no el alcalde. Con MinDefensa no hablamos ni nos quejamos y la delincuencia sigue a sus anchas. Con MinCultura el cortocircuito es gigantesco por el caso Aquarela. MinVivienda tiene la imagen de Corvivienda como una entidad desenfocada, ineficaz y desconfiable. No hablamos con MinComercio, Industria y Turismo, siendo los sectores claves para la reactivación de nuestra economía asociada a puertos, a fábricas, a hoteles y restaurantes. Y si repasamos ministerio por ministerio, encontraremos que no existimos. Es más, si alguien le pregunta de golpe al alcalde Dau que diga el nombre de tres ministros con los que haya hablado en la última semana… o en el último mes… la respuesta puede ser ¡ninguno!
En cambio, si la misma pregunta se le formula al gobernador Blel, de seguro mencionará ministros, directores de departamentos administrativos y agencias, con los que ha tenido interacción para traer proyectos y recursos para Bolívar, y eso se ve.
La fama de grosero y pugnaz tampoco abona a favor de Dau. En Bogotá se llevan las manos a la cabeza cada vez que el locuaz alcalde la emprende contra gremios, concejales, procurador, contralor, altas cortes, etc. Ya ni siquiera los medios bogotanos le “copian” y ejemplo es la vaciada que le pegó Julio Sánchez Cristo, que le dijo que sus argumentos parecían de “niñito de colegio”, y Dau se quedó callado. Solo días después reaccionó con un meme e Instagram, pero ya el regaño había quedado sentado.
Así que la tarea de tender un puente aéreo con el gobierno nacional es compleja y urgente, pero en solitario no se puede. En estos casos es importante la labor directa, el cabildeo, el lobby, y no hay en su equipo quien tenga ese nivel de interconexión con Bogotá.
También es recomendable el trabajo en equipo con gremios y congresistas. Ya sabemos que eso es casi un imposible, pues en Dau pesa más el ego y el recelo que la responsabilidad con la ciudad. Un buen líder sabe aglutinar, no espantar ni dividir; y con inteligencia puede obtener beneficios dentro de los cánones de la transparencia, pero…
A pesar de tanta adversidad, la ventaja es que a Cartagena todo el mundo la quiere y no se necesita mucho para atraer dolientes. Ojalá Dau se pellizque y tienda ese puente aéreo.