Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta 20 años).- (Xiamen – China).-El que yo opine de lo que es mi punto de vista de lo que se ha, no visto sino mal visto, hasta ahora sobre las elecciones en USA, no me hace enemigo de ellas, y el que viva hace ya 18 años en un país donde no se celebran elecciones desde hace más de 70 años tampoco me convierte en enemigo de la democracia.
En China la educación escolar pública es la mejor, no la privada como en Colombia, el sistema educativo público tiene los niveles de exigencia y los estándares más altos en todo el planeta, por eso desde hace varios años siempre están entre los primeros puestos en las pruebas Pisa a nivel mundial. Me dice mi hijo Daniel, que por estos días cursa 9 de bachillerato, que varias veces hacen talleres en el colegio donde se les explica cómo funciona la democracia y sus procesos de selección para elegir a los dirigentes.
En estos talleres me cuenta que dividen los cursos en grupos que vienen a representar los partidos políticos en disputa y que se harán con el cargo de presidente del salón de clases; los diferentes grupos en el aula deben utilizar estrategias que normalmente utilizan los partidos políticos para atacar a sus adversarios, estas estrategias se las han explicado al alumnado previamente, y ciertamente los alumnos estudian al detalle las miserias, problemas que tiene cada uno de los aspirantes al cargo y el espectáculo no se diferencia mucho de lo que vemos en nuestras campañas políticas en Colombia o lo que estamos viviendo por estos días en USA.
Sacan a relucir los estudiantes los errores que comete el niño que no respeta la fila o que llega tarde, o que se duerme en clase o que perdió un examen, si no saluda, si es temperamental o si no es bueno jugando al fútbol por ejemplo, al final del taller la clase queda dividida, fraccionada, polarizada, con rencores y se hace una reflexión sobre lo sucedido y con esto se da por visto las inconveniencias de los sistemas democráticos.
No voy a entrar a concluir si tienen razón en esto los chinos o no, pero pueden ustedes hacer el ejercicio y sacar sus propias conclusiones, yo tengo las mías ya hace algún tiempo.
Pero les puedo decir algo, de un tiempo para acá las campañas políticas fueron tomadas por la propaganda negra, yo le llamaría el fenómeno JJ Rendón, ese desafortunado estratega político que era exitoso, no porque ayudara a ganar al mejor sino porque tenía la habilidad de hundir socialmente con mentiras al adversario del que lo contratara; el debate de ideas y las propuestas sobre lo fundamental pasaron a un segundo plano y tirarle agua cochina al otro es lo que suma, da igual si esto causa una división irreconciliable dentro de la dirigencia, lo cual es un daño no menor, los que nos dirigen se odian, tratan de desaparecer al otro, y las zancadillas o mover la silla para promover las caídas ajenas es considerado un acto de habilidad política.
Ver dos debates presidenciales entre Trump y Biden y observar que cuando el moderador hacía una pregunta se hablaban 30 segundos sobre el tema y el resto era atacar a la familia o la vida privada del otro, y las mentiras eran de dimensiones astronómicas, ver al presidente Trump decir que jamás los Estados Unidos había tenido el agua y el aire más limpio como lo tenía ahora debe merecer mínimo un llamado de atención inmediato, cuando fue el quien retiró el país del acuerdo de París, ha reactivado la industria del carbón en USA e incentivado esa práctica criminal de extracción de hidrocarburos como es el fracking.
80 mil contagiados diarios de corona virus, más de 200 mil muertos y el presidente dice que han hecho un trabajo fantástico; está en contra del aborto pero se ha curado del Covid utilizando una medicina desarrollada con fetos provenientes de embarazos interrumpidos, quiere decir de abortos, está a favor del clima pero es un negacionista del cambio climático y a favor del uso y quema de combustibles fósiles que depositan millones de giga toneladas de Co2 a la atmosfera.
Decir mentiras y hacerle bulling al contrario es su fuerte, y eso lo tiene con grandes posibilidades de ganar nuevamente. Así estamos y ese es el espectáculo que estamos observando.
La campaña de Trump y el exalcalde de Nueva York Rudy Guliani sacan a relucir los negocios y las adicciones del hijo de Biden y la campaña de Biden saca a relucir videos de su abogado en una habitación de un hotel con una joven y las cuentas bancarias de Trump en China.
¿Dónde están los temas que le interesan a un país? ¿La salud? ¿La educación? ¿Infraestructura? ¿Seguridad? ¿Racismo? Se menciona, pero dentro de un marco que afecte al contario con una parafernalia que hiere, divide y polariza.
Pero la tapa de la olla de todo este espectáculo detestable lo ha puesto esa franquicia que es autoría del Centro Democrático en Colombia, esa franquicia que deberían patentarla para quien quiera utilizarla en otros países le paguen a ellos, esa franquicia que ya ha decidido cuatro elecciones presidenciales y le siguen sacando resultados porque hoy 2020 ya la dejaron más que evidente que van a volver a sacarla en las elecciones del 2022, la del bendito castro-chavismo, de allí no quieren salir, pero oírlo en una campaña en USA ya es delirante, es lo inusual, porque Biden, un candidato que fue senador por muchísimos años por el estado de Delaware, que es el paraíso fiscal de los Estados Unidos, está más relacionado con la banca y con el sistema financiero que con aventuras castro-chavistas.
En últimas Joe Biden tiene de castro-chavista lo que yo tengo de astronauta.
Y mi hijo Daniel concluye de su taller en el aula que el sistema democrático polariza, crea odios, divide a los ciudadanos, a las familias y a los dirigentes.
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé.
¡Un abrazo!
Álvaro Royo Bárcenas
Xiamen-China
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