Renuncias: unas con “timer” y otras “sin anestesia” – Opinión de John Zamora

Opinión de John Zamora (Director de Revista Zetta).- La madurez política se tiene o no se tiene. En 1987, el imberbe piloto alemán Mathias Rust aterrizó una avioneta en pleno Moscú, burlando los sistemas de tráfico aéreo de la entonces Unión Soviética. Enseguida, el Ministro de Defensa, Serguei Dokulov, renunció y se fue del cargo.

En Cartagena de Indias”, según sea el interés que se proteja, unas renuncias tienen “timer”  y otras son aplicadas “sin anestesia”.

Mientras a Álvaro Fortich, Humberto Ripoll, Javier Tolosa e Irvin Pérez los sacaron de sus cargos en Dadis, Transcaribe, Edurbe y Corpoturimo, sin “anestesia” y con efecto inmediato, en otros casos se aplica un pechichón sentido de la inmadurez política.

Mónica Fadul resultó un fracaso como gerente de Ciudad y renunció, pero había que esperar a que llegara a mitad de año para ganarse la prima y regresar a Fenalco, donde le estaban guardando el puesto.

Cynthia Pérez Amador y el escándalo por la cuantía de su contrato significó un proceso en la Contraloría Distrital. El alcalde anunció la liquidación del contrato. No obstante, la ciudadana siguió en labores propias de la Primera Dama, hasta que un mes después y con “tristeza”, Dau tuvo que sacarla cuando se conoció un segundo certificado chimbo. Por varias semanas tuvo poder y mando en la Alcaldía, sin contrato ni vínculo distinto al mero querer del alcalde. (¿Seguirá en la sombra, cual fallida exzarina?).

Por resultar demasiado “académico”, Dau le hizo el feo al secretario de Hacienda, Dewin Pérez, quien se va… pero no por ahora. Es decir, es una especie de zombie, una sombra errante con la que se debe discutir asuntos públicos a sabiendas que está pegado con babas al cargo. (¡Presupuesto 2021, nada menos!)

Hay que tener madurez política, entereza personal y decoro profesional para saber cuándo se ha llegado al límite, cuándo se ha agotado un cargo, para no andar con las maletas en la puerta, y marcharse.

La situación es repetida en nuestra política nacional. Ahí está la canciller Claudia Blum, quien no ha servido para nada y el presidente Duque viene dándole vueltas al nombramiento de María Paula Correa. Alto costo el tener a una persona inoperante en un tema de tan alto interés para el Estado.

Inconvenientes a todas luces, y con la suerte contraria a las “sin anestesia”, así son las renuncias con “timer”…