Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).- 24-01-2021 | 30 años estuvo dividida Alemania por culpa del muro de Berlín, 30 años, tiempo en el cual la rabia en los corazones de los alemanes se desbordó por hechos que dieron el último empujón para que esto sucediera, el punto que sacó la rabia a flote para luego caerle a golpes de mona y martillo al maldito muro que sirvieron como terapia de desahogo de todo ese odio contenido y que ya no se podía contener más.
Juega la odiada concesión de Cartagena con la paciencia y la nobleza de los ciudadanos, parece que no conocen el desprecio que se les tiene, ignoran el comunicado de la Contraloría General de la República donde, entre otras cosas, se constata lo que es algo público y de fácil verificación, que la tasa interna de retorno se ha cumplido y que hay un posible detrimento de 300 mil millones de pesos, un valor nada despreciable teniendo en cuenta el nivel de pobreza extrema en que vive Cartagena.
Estos peajes que dividen la ciudad como el muro de Berlín y que fueron levantados a cambio de asfalto en un contrato gana-pierde en el que solo ganan unos pocos y se jode a más de un millón de personas, un contrato que ha que solo ha permitido que sanguijuelas y parásitos se peguen a las venas por donde circula la ciudad y obligando a sus ciudadanos a pagar para movilizarse en su propia tierra.
Los ciudadanos han hecho caravanas, protestas, plantones, etc., pero nada de eso mueve a estos buitres insaciables de sus puestos de mando donde solo saben chupar de lo que otros trabajan.
Porque fueran diferentes las cosas si esta concesión se hubiera dedicado a algo más que a cobrar, si las vías estuvieran en buen estado, si los andenes zonas verdes, ciclo rutas, puentes peatonales etc. Fueran algo que diera orgullo mostrar, entonces los ciudadanos estuviéramos pidiendo más peajes porque cuando se muestran resultados otras cosas se perciben, pero no, todo es deplorable y de mal gusto.
Y además de malos resultados son los kilómetros de asfalto más caros de la historia y creo se merecen un puesto en el libro de los guines record porque no los encontraremos a ese valor ni en las áreas más costosas del planeta.
Ahora bien, a los ciudadanos de Alemania los impulsó a derribar el muro las reformas que venía llevando a cabo Mijaíl Gorbachov en toda la Unión Soviética y aunque Erich Honecker, el líder de la República Democrática Alemana, se oponía a los cambios, tuvo que renunciar y su sucesor decretó libertad de movimiento que hizo que la gente se lanzara inmediatamente, sin demoras y durante la rueda de prensa, con martillos, cinceles y todo tipo de elementos contundentes a derribar el muro, habían perdido el miedo y la rabia represada por 30 años en el corazón moldeó una turba imparable, inmanejable que arraso con ese esperpento que dividía al País.
Juega la concesión vial con la paciencia de la gente de Cartagena, sigue jugando con fuego, y a agotar todos los recursos que estén a su alcance, legales o ilegales para no soltar el pezón sangrante que tienen agarrado, juegan con el desespero y el odio que la ciudad les tiene a niveles vomitivos, juegan a ver quién se cansa primero y quien es el más duro, a ver quién tiene más pantalones, se les olvida que el manoseo y la humillación tienen un límite y si la gente se moviliza con rabia y desespero las consecuencias pueden ser bastantes desagradables.
Este comunicado de la CGR le ha dado el impulso que la gente necesitaba para poder mostrar más profunda pero visiblemente su queja, este comunicado hace proveer que se viene un juicio largo de responsabilidades una vez sean notificados los cómplices de esta estafa monumental llamada peajes urbanos de Cartagena, esperemos que su negocio haya sido lo suficientemente bueno como para que se puedan pagar excelentes abogados, pero mientras ese juicio transcurre levanten las talanqueras y paren la humillación y el desangre a la ciudad no sigan lanzándose a aventurar en terrenos que van a ser sumamente peligrosos, pantanosos, inciertos, donde una turba rabiosa, con odio pero llena de razones pueda llevarnos a situaciones que todos tendremos que lamentar.
…O quizás en Cartagena tengamos suerte y suceda como sucedió con el muro de Berlín, donde con rabia, pero pacíficamente los ciudadanos con mona, cincel y martillo se fueron a destruir el muro que los humillaba y los dividía.
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé
¡Un abrazo!
Álvaro Royo Bárcenas
Xiamen-China
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