Los procuradores delegados, regionales, distritales o provinciales quedaron con la boca tapada ante la orden de la nueva Procuradora General de la Nación, Margarita Cabello.
En una circular, la nueva jefe del ministerio público decide centralizar todo el manejo de la información, y solo ella podrá dar declaraciones. Las demás informaciones se conocerán solo por la Oficina de Prensa.
La decisión representa varios problemas pues es centralista, algo contradictorio para alguien que viene de provincia, donde siempre hay quejas contra el centralismo.
De igual forma congestiona su despacho, pues de todo el país hay solicitudes de información de la prensa sobre casos que atañen a cada territorio. Por ejemplo, si un periodista de un municipio quiere sabe cómo Val el proceso contra un gerente de hospital o funcionario de similar jerarquía, debe esperar a que la señora procuradora tenga tiempo y espacio para atender su inquietud, aparte de la abultada agenda de la dignidad que representa.
También es una muestra de enorme desconfianza en los funcionarios de la Procuraduría: si no son responsables con la información que brindad, cómo podrán ser responsables con los procesos que llevan.
Esta es de esas decisiones que tienen las horas contadas, por su abierta inconveniencia.