Por Álvaro Royo Bárcenas (Especial para Revista Zetta) – (Xiamen – China, 14-03-2021).- Vivir en un país donde desde hace 18 años no he visto un solo atraco, robo, secuestro o algo que se le parezca, y para más sorpresa me sobrarían dedos de una sola mano para contar los policías que he visto en este mismo tiempo en la calle, y ya alucinas si esas contadas veces que los he visto nunca llevaban armas.
Por allá en el año 2005 estaba buscando una dirección en una barrio comercial y a la vez residencial, de estos que tiene casas, restaurantes, parques, centros comerciales, para compararlo tomemos el barrio Manga de Cartagena, las puertas de las casas están abiertas y la gente puede dejar sus cosas en una mesa afuera, digo, celulares, bolsos bicicletas, motos con la llave puesta etcétera y no pasa nada, caminando vi una casa que estaba con la puerta abierta y entré a ver si encontraba alguien para preguntar, ¡madre mía! Por fuera era una residencia normal, pero adentro había gente de civil, todos en un rango de edad de entre 25 y 35 años, parecían soldados vestidos de civil por su porte atlético y sus cortes de cabello, cuando me di cuenta estaba parado en la puerta mirando hacia adentro donde no había un solo sofá, ni un juego de comedor ni algo que fuera la decoración de una casa de familia, en su lugar habían cientos de pantallas de video, equipos de comunicación, antenas y muchas sillas, lo que alcancé a ver porque rápidamente se me acercó uno de los presentes y me hizo voltear la cara, me invitó a salir y cerró la puerta tras de él.
Había acabado de observar la versión china de lo que es una CAI, oculto, de bajo perfil, súper equipado con lo último en tecnología de esa época, ya me lo puedo imaginar ahora. Luego indagando con mi socio chino me dijo que las ciudades están divididas por zonas y cada zona cuenta con dos o tres de estos, dependiendo el grado de complejidad, me dice que siempre que los instalan en sus primeros meses tienen más personal, luego que ya la zona está controlada y que los delincuentes saben que por allí no es posible hacer nada ilegal entonces trabajan con una planta básica de mantenimiento y monitoreo 24- 7.
No es un detalle menor que en los bares, discotecas, restaurantes y demás sitios públicos la gente se desentiende de sus cosas, las dejan en la mesa mientras van al baño y nadie se queda cuidando nada, igual no se va a perder nada, el respeto por lo ajeno es general, se enseña desde la guardería, uno no toca lo que no es de uno, dar papaya es lo normal porque lo normal es que nadie se aproveche y coja la papaya.
Cuando uno oye a un alto mando de la policía en Colombia decir que no den papaya es porque algo está fallando, es porque el asunto es grave.
Y oír decir a nuestra máxima autoridad el Alcalde William Dau que la delincuencia es producto de la falta de oportunidades yo tendría que responder que sí y no, porque la mayoría de los que roban en Colombia son jóvenes que lo hacen para mantener sus vicios y sus miserias, son productos creados por la destrucción del tejido social que ha provocado décadas de abandono estatal, y la solución no pasa por tomar una sola medida, es la combinación de varias estrategias que con libros, martillo e inteligencia policial los resultados se pueden ver en meses.
El delincuente nace de la falta de oportunidades, en parte, pero también nace por las oportunidades que crea la anarquía, la falta de una política clara de seguridad ciudadana articulada en esos tres frentes donde a la vez que educas y mantienes ocupados a tus jóvenes con estudios y actividades, creas sistemas de seguridad con cámaras de reconocimiento facial, creas bloques de inteligencia barrial articulado con los líderes locales y tecnología de seguimiento por calles para crear fronteras entre una zona y otra que eviten el escape, que permitan emboscar al delincuente en su huida.
Cada centímetro de la ciudad debe ser monitoreado, vigilado y grabado las 24 horas, la ciudad pierde miles de millones mensuales por su tenebrosa inseguridad, la inversión se aleja, no llega, el valor por metro cuadrado de tierra vale migajas por culpa de esta, ¿cuántos proyectos podrían desarrollar los inversionistas si por ejemplo la zona sur oriental fuera segura? Pero ¿quién se atreve a hacer algo en esas zonas sin Dios ni ley? La mayoría de sus habitantes son gente de bien pero la inseguridad los tiene en la absoluta miseria, rescatar a la ciudad de la delincuencia y del crimen es una tarea inaplazable para poder proyectar a Cartagena como destino atractivo de todo tipo, no es posible elevar el nivel de vida y de ingresos de sus comunidades más abandonadas si antes no se aplasta el crimen.
Luego lee uno que no hay cárceles, que hay hacinamiento y por eso sueltan bandidos a la calle para que sigan atemorizando y matando ciudadanos, sí, pero esta labor sucia de ponerlos en la calle la ejecuta el brazo jurídico de las bandas criminales que la conforman abogados sin escrúpulos graduados en universidades de garaje que no les explicaron bien la diferencia entre derecho a la defensa e impunidad, a esos caballeros hay que perseguirlos por igual porque no pueden seguir aprovechándose de las zonas grises de nuestro sistema legal para seguir dejando en libertad a asesinos que destruyen la economía de las ciudades, atemorizan al ciudadano, espantan la inversión y enlutan a nuestras familias.
Otro punto importante es el de los sistemas de cárceles por concesión, las cuales por un período de tiempo determinado se hace necesario considerarlo porque a los infractores que se capturan, especialmente los reincidentes hay que encerrarlos y guardar bien la llave, y las oficinas de abogados de garajes expertas en vivir de liberarlos, no de defender delincuentes hay que encerrarlos igual porque como he mencionado varias veces aquí no son otra cosa que el brazo jurídico de las empresas criminales, ellos comen de los muertos y de los robos.
Para hacer una comparación hace poco leía a alguien decir que el moto taxismo hay que acabarlo, desde mi punto de vista al moto taxismo no lo acabas con una ley que lo prohíba, el moto taxismo se acaba con un sistema de transporte masivo cómodo, rápido, seguro y eficiente y excelente infraestructura vial, y a las pandillas y a la delincuencia no la acabas ni con bala ni con más policías, la acabas (en pocos meses) con estudio, trabajo, cultura pero tan o más importante con una política de seguridad e inteligencia policial que mezcle tecnología de punta, capital humano que vigile y grabe 24-7 cada centímetro de la ciudad para crear una martillo gigante que aplaste (en poco meses, otra vez) a la delincuencia.
Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y con mucho gusto les responderé.
¡Un abrazo!
Álvaro Royo Bárcenas
Xiamen-China
Twitter: @Alvaro_E_Royo
0086-13559231344