El conflicto armado ha marcado la vida de todos los colombianos. Muchos uniformados de las Fuerzas Militares han ofrendado sus vidas o partes de sus cuerpos, por defender a su Nación y el bienestar de sus compatriotas.
Cartagena de Indias 9 de abril 2021. (Información preparada por la Oficina de Comunicaciones e Información Pública de la Escuela Naval almirante Padilla).- Hoy 09 de abril, fecha en que se celebra el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas, hacemos un homenaje a uno de ellos; se trata del capitán de fragata Darío Dulcey Hernández, con 20 años de servicio activo en la Armada de Colombia. Se incorporó a la institución naval como cadete profesional de Infantería de Marina y ejerció funciones en este Cuerpo de la Armada de Colombia en el oriente y sur colombiano. En el año 2005 fue herido en combate en una emboscada al elemento fluvial que comandaba, dejando como saldo una herida en su fémur derecho y la pérdida de dos de sus hombres (Infantes de Marina Profesionales).
“Seis de la mañana. Había información de que los bandidos querían meterse al pueblo y nos emboscaron. Al bote en el que yo iba le dieron en los motores y quedó a la deriva. De esa emboscada quedé herido e infortunadamente dos Infantes fallecieron. Fui trasladado al hospital militar con una fractura de fémur derecho y un acortamiento de más o menos cinco centímetros” relata el capitán de fragata Dulcey.
El proceso de recuperación tomó cerca de dos años, mientras le practicaron las operaciones necesarias y se sometió a terapias, que le permitieron adquirir nuevamente independencia para su movilidad. La vida del Capitán Dulcey dio un vuelco: pasó de ser un hombre acostumbrado a un ritmo activo, donde tenía dominio completo de su cuerpo a enfrentarse a un proceso de adaptación para volver a caminar.
“El apoyo de la familia es importantísimo, las ganas de vivir, de seguir creciendo tanto personal como profesionalmente” fueron las motivaciones que le permitieron continuar adelante y aún hoy le dan fuerzas para seguir aportando a la institución como Oficial del Cuerpo Administrativo, con la especialidad de Ingeniero Eléctrico.
Cuando recuerda los hechos acontecidos ese febrero de 2005, su voz se corta y sus ojos reflejan el dolor que le producen aún después de 15 años, las imágenes de sus hombres caídos grabadas en su memoria. Unos hombres que sirvieron con su vida, a la Patria que los vio nacer.
“Yo la saqué barata” afirma Dulcey para referirse al hecho de que salió con vida del Guainía. Cuando lo evacuaban del lugar de los hechos “mi preocupación no era la pierna, sino mi tropa”. Porque en la vida militar, en el área, los uniformados se convierten en familia. Una familia que se aferra a un ideal: la bandera colombiana, a la cual han jurado defender e incluso dar la vida por ella.
En su condición como herido en combate, el Capitán de Fragata Dulcey tuvo la oportunidad de realizar un curso como Instructor del idioma inglés en Estados Unidos y participó en los Marine Corps Trials 2020, un evento de deporte adaptativo para marinos heridos, poniendo de manifiesto que las limitaciones sólo están en la cabeza.
Actualmente se desempeña como Jefe de Planeación de la Escuela Naval de Cadetes “Almirante Padilla”, poniendo a disposición de la institución sus conocimientos en proyectos de gran importancia para la modernización de las instalaciones de esta institución y universidad marítima. Su testimonio es un ejemplo de superación, compromiso y amor por la Patria.
Aunque las circunstancias de la vida han traído consigo grandes cambios tanto en el ámbito familiar como profesional. Su amor por el país y sus ganas de seguir sumando siguen fortaleciéndose.
“La Armada de Colombia para mi es mi vocación. Ha sido mi vida”, afirma.